Musculatura

La musculatura, su funcionamiento, tipos de músculos y enfermedades asociadas a problemas musculares.

¿Qué son los músculos?

Los músculos son masas de tejido elástico y resistente que tiran de nuestros huesos cuando nos movemos. En conjunto con los huesos y las articulaciones (junto con los tendones, ligamentos y cartílagos); conforman nuestro sistema músculo esquelético que nos permite realizar las actividades físicas diarias.

Los músculos tiran de las articulaciones, lo cual nos permite movernos. También ayudan al cuerpo a cumplir otras funciones para que podamos crecer y permanecer fuertes, tales como masticar alimentos y transportarlos a través del sistema digestivo.

¿ Cuántos músculos tiene el cuerpo humano?

El cuerpo humano tiene más de 650 músculos, que constituyen la mitad del peso corporal de una persona. Están conectados a los huesos por medio de tejidos resistentes, similares a un cordón, denominados tendones, que permite que los músculos tiren de los huesos.

Si movemos los dedos de la mano, podemos ver el movimiento de los tendones mientras trabajan.

Tipos de músculos

Los músculos esquelético

Están unidos al hueso, principalmente en las piernas, los brazos, el abdomen, el pecho, el cuello y la cara. Los músculos esqueléticos se denominan estriados, porque están conformados por fibras que tienen franjas (estrías) horizontales que se pueden ver con un microscopio. Estos músculos mantienen unido el esqueleto, le dan forma al cuerpo y lo ayudan con los movimientos diarios (se conocen como «músculos voluntarios», porque podemos controlar sus movimientos). Se pueden contraer (acortar o tensionar) rápidamente y con fuerza, pero se cansan fácilmente y deben descansar entre esfuerzos.

El músculo liso o involuntario

También están conformados por fibras, pero tienen un aspecto liso y no estriado. Por lo general, no podemos controlar conscientemente los músculos lisos; por el contrario, éstos son controlados automáticamente por el sistema nervioso (razón por la cual se denominan «involuntarios»).

Las paredes del estómago y los intestinos son ejemplos de músculos planos y ayudan a descomponer los alimentos y los mueven a través del sistema digestivo. También hay músculo liso en las paredes de los vasos sanguíneos, que comprimen el flujo sanguíneo que pasa a través de los vasos para ayudar a mantener la presión sanguínea. Los músculos lisos tardan más en contraerse que los músculos esqueléticos, pero pueden permanecer contraídos durante más tiempo, porque no se cansan fácilmente.

El músculo cardíaco

Se encuentra en el corazón. Las paredes de las cavidades del corazón están formadas prácticamente en su totalidad por fibras musculares. El músculo cardíaco también es un tipo de músculo involuntario. Sus contracciones rítmicas y potentes fuerzan la sangre hacia el exterior del corazón cuando éste late.

Aun cuando estamos sentados y quietos, hay músculos en constante movimiento en todo nuestro cuerpo. Los músculos permiten que nuestro corazón lata, que el tórax se expanda y se contraiga cuando respiramos, y que los vasos sanguíneos puedan regular la presión y el flujo de la sangre a través de nuestro cuerpo.

Cuando sonreímos o hablamos, los músculos nos ayudan a comunicarnos y cuando hacemos ejercicio, nos ayudan a estar saludables y en forma.

Funcionamiento de los músculos

Los movimientos que realizan nuestros músculos son coordinados y controlados por el cerebro y el sistema nervioso.

Los músculos involuntarios son controlados por estructuras que se encuentran en lo profundo del cerebro y en la parte superior de la espina dorsal, que se denomina «tronco encefálico».
Los músculos voluntarios son regulados por las partes del cerebro conocidas como la corteza motora y el cerebelo.

Cuando uno decide moverse, la corteza motora envía una señal eléctrica a través de la espina dorsal y los nervios periféricos hacia los músculos, y hace que se contraigan. La corteza motora, ubicada en la parte derecha del cerebro, controla los músculos de la parte izquierda del cuerpo, y viceversa.

El cerebelo coordina los movimientos de los músculos ordenados por la corteza motora. Los sensores de los músculos y las articulaciones envían mensajes de regreso a través de los nervios periféricos para indicarles al cerebelo y a otras partes del cerebro dónde y cómo se está moviendo el brazo o la pierna y en qué posición se encuentra.

Esta información da como resultado un movimiento coordinado e ininterrumpido. Si uno desea levantar un brazo, el cerebro envía un mensaje a los músculos del brazo y éste se mueve. Cuando corremos, los mensajes hacia el cerebro cobran mayor importancia, porque muchos músculos deben trabajar en forma rítmica.

Los músculos mueven las partes del cuerpo contrayéndose y relajándose. Los músculos pueden tirar de los huesos, pero no pueden empujarlos nuevamente a su posición original. Por lo tanto, trabajan en pares de flexores y extensores.

El flexor se contrae para doblar una extremidad en la articulación. Después, una vez completado el movimiento, el flexor se relaja y el extensor se contrae para extender o estirar el miembro en la misma articulación. Por ejemplo, el bíceps, ubicado en la parte delantera del brazo, es un flexor, y el tríceps, ubicado en la parte posterior del brazo, es un extensor. Cuando doblamos el brazo a la altura del codo, el bíceps se contrae. Después, el bíceps se relaja y el tríceps se contrae para estirar el brazo.

Problemas que pueden surgir en los músculos

Los músculos se pueden debilitar y las articulaciones (así como los tendones, los ligamentos y los cartílagos) pueden dañarse o ser afectadas por enfermedades. Los siguientes son problemas que pueden afectar los músculos y articulaciones.

Distrofia muscular

La distrofia muscular es un grupo de enfermedades hereditarias que afectan los músculos, haciendo que se debiliten y deterioren con el tiempo. La forma más común en la niñez se denomina distrofia muscular de Duchenne y afecta con mayor frecuencia a los varones.

Lesiones por estrés repetitivo

Las lesiones por estrés repetitivo son un grupo de lesiones que ocurren cuando una parte del cuerpo es sometida a mucho esfuerzo, lo que provoca una inflamación (dolor e hinchazón), distensión muscular o daños en los tejidos. Por lo general, este estrés es provocado por la repetición de los mismos movimientos una y otra vez. Las lesiones por estrés repetitivo se están volviendo más comunes en niños y adolescentes, porque pasan más tiempo que nunca frente a la computadora. La práctica de deportes como el tenis, que requiere movimientos repetitivos, también puede desencadenar lesiones por estrés repetitivo. Los niños y adolescentes que pasan mucho tiempo tocando instrumentos musicales o jugando a juegos de video, también están en riesgo de sufrir lesiones por estrés repetitivo.

Distensiones y esguinces

Las distensiones ocurren cuando se esfuerza excesivamente un músculo. Los esguinces se producen por un esfuerzo excesivo o un desgarro parcial de los ligamentos o tendones. Las distensiones suelen ocurrir cuando una persona participa de una actividad enérgica y los músculos no se calentaron adecuadamente, o cuando el músculo no está habituado a la actividad (como en el caso de un nuevo deporte o de un deporte que se vuelve a practicar después de un extenso período de inactividad). Los esguinces, por el contrario, suelen ser el resultado de una lesión, como la torcedura del tobillo o la rodilla. Tanto las distensiones como los esguinces son comunes en adolescentes porque son activos y aún están creciendo.

Tendinitis

La tendinitis es una lesión común cuando se practican deportes y suele presentarse después de sobreexigir un músculo. El tendón y la vaina del tendón se inflaman, lo cual puede ser doloroso. Dejar el músculo en reposo y tomar un antiinflamatorio puede ayudar a aliviar esta dolencia.

Conclusión

El ejercicio regular y la buena alimentación ayudan a mantener los músculos sanos. La inactividad de un músculo, su falta de uso o el no hacerlo trabajar, puede traer como consecuencia una atrofia y el músculo se va desapareciendo, se va fundiendo progresivamente.
La buena alimentación implica un balance entre prótidos, glúcidos y lípidos. Las carnes, el pescado y los huevos, son prótidos, indispensables para los músculos y ayudan en la recuperación después de una enfermedad. Los glúcidos o azúcares aportan gran parte de nuestra energía y esto nos permite mantenernos activos.