Américo Vespucio

La vida de Américo Vespucio y su legado.

La segunda mitad del siglo XV en Europa, estuvo marcada por un espíritu de aventura. Fue una época en que la inquietud por adentrarse en los océanos en busca de nuevas tierras dio lugar a grandes momentos históricos. Fue también el tiempo de Colón y de otro famoso personaje: Américo Vespucio.

Nacido en Florencia en 1454, era un hombre de tierra adentro, que sólo en su edad madura comenzó a interesarse por las cosas de los navegantes. De Florencia, en cuyo ambiente flotaba y se discutía el tema de las tierras no descubiertas, Vespucio pasó a Francia en 1480.

Posteriormente, entró al servicio de la familia florentina Médici, y trabajó con los conocidos comerciantes Lorenzo y Juan, gracias a quienes Américo entró en contacto con España cuando éstos huyeron de Florencia por altercados con Lorenzo el Magnífico. En 1491, fue a radicarse a Sevilla, capital del Nuevo Mundo, allí se puso al servicio de otro mercader, Giannotto Berardi, uno de los principales armadores y aprovisionadores de los barcos de Cristóbal Colón. En Sevilla Vespucio comenzó a alimentar la idea de marchar a las Indias, recién descubiertas. Berardi, estaba encargado de preparar una expedición a ellas, y en esta tarea estaba cuando murió. Así, tras la muerte de Berardi en 1496, Vespucio asumió la dirección de sus negocios, actuó como su albacea y terminó de equipar la expedición.

Por la Ruta de Colón

Maravillado por los relatos de Colón -para quién trabajó arduamente en la fabricación de embarcaciones de sus otras expediciones- Vespucio decidió integrar, como navegante, la aventura que comandó Alonso de Ojeda en 1499. Se sabe que la expedición partió en mayo de ese año desde Cádiz, y que además de Ojeda, iba Juan de la Cosa, marinero y aprendiz del segundo viaje de Colón, y quien más tarde alcanzaría fama como cartógrafo. Era una flota española de cuatro naves que pretendía seguir la ruta del tercer viaje de Colón.

Sin embargo Vespucio, más curioso que Ojeda, aparentemente abandonó al grupo cuando éste tocaba las costas de Guyana y enfiló hacia el sur, siempre pensando que lo que estaba recorriendo no era más que el extremo oeste de Asia. Con esta idea en mente, descubrió la boca del Amazonas y avanzó hasta el Cabo Consolación o de San Agustín, en las costas de Brasil. En el camino de vuelta, pasó por Trinidad, la desembocadura del Orinoco y por Haití. Convencido aún de que se encontraba en los mares asiáticos, e influenciado por las teorías de Ptolomeo que ubicó una zona llamada Kittigara en una península similar, Vespucio la bautizó como Cabo Kittigara.

En junio del año 1500, y tan pronto como regresó de esa primera expedición, Vespucio trató de convencer a la corte española para realizar un nuevo viaje. Sin embargo no contó con el apoyo esperado de España, así es que sin dudarlo, se puso al servicio del rey Manuel de Portugal, quien lo respaldó en su segunda travesía.

El navegante italiano partió de Lisboa el 13 de Mayo de 1501 y viajó durante dieciséis meses con tres naves. En agosto dieron con tierra firme, donde al parecer llegaron a la zona comprendida entre Ceará y Río Grande del Norte, luego alcanzaron San Roque y más tarde San Agustín. Posteriormente arribaron a la bahía de Río de Janeiro, con la que dieron en 1502.

Hay certeza de que el explorador siguió su trayecto aún más al sur donde descubrió el Río de la Plata y luego visitó la costa de Sao Paulo, no conocida hasta entonces. No se sabe cuándo y desde dónde, la expedición inició el retorno, pero una versión señala que avanzó hasta orillar la costa meridional de la Patagonia. Otra dice que regresaron en abril y sin haber alcanzado el Río de la Plata. Sin embargo, lo trascendental de este viaje es que reportó importantes descubrimientos y el convencimiento de la unidad continental.

Un continente llamado América

Fue en 1507 cuando el Nuevo Mundo Empezó a ser conocido como América. Esta iniciativa la tomó el destacado humanista alemán Waldseemüller, llamado Hylacomylus, quien, dos años después de la muerte de Colón, además de rescribir las cartas de Vespucio, les añadió un planisferio que incluía los países descubiertos, completamente separados de Asia.

En 1507 Waldesmüller publicó las «Quattuor Americi navigationes» y su propia «Cosmographiae introductio» como anexo al «Atlante» de Ptolomeo. En esta cosmografía, el alemán sugirió que el continente del Sur se denominara tierra Americus, o América, por Américo Vespucio, que lo había descubierto. Pese al éxito final de la idea, debido en parte al mantenimiento de la tradición en sucesivas reediciones de Ptolomeo, el descubrimiento de las mencionadas contradicciones en los textos atribuidos a Vespucio generó más tarde, por parte de los historiadores españoles y portugueses, la acusación de que se había limitado a usurpar los méritos de otros navegantes.

Además de esto, se había impreso y puesto en circulación una carta sin fecha en que Vespucio describía el viaje que realizara con Ojeda a las costas de las Perlas y Trinidad. Esto, sumado al error introducido en el mapa, fue causa de que el nuevo continente fuera conocido con el nombre de América, derivado del de un nombre que sólo exploró lo que otros habían descubierto.

Años más tarde, Waldseemüller se dio cuenta de su error y trató de subsanarlo, pero el nombre de América gozaba ya de aceptación general. Inicialmente, esta denominación correspondía sólo a América del Sur. La central y la del norte se añadieron tiempo después.