Control de la natalidad en Chile

El aumento brusco de la población en los años sesenta llevó al gobierno chileno a desarrollar un programa de control de la natalidad, que incluye la cuestionada «píldora anticonceptiva».

En 1950 las mujeres chilenas tenían un promedio de 4,6 hijos, que comparado con el 1,9 del 2014 es una cifra muy alta. El número de hijos sobrevivientes después de un año de vida se había logrado aumentar a casi todos (16 por mil nacidos vivos), lo cual para 1965 era una cifra que enorgullecía al país. Sin embargo, para el gobierno un nuevo problema solo comenzaba. Por otra parte la esperanza de vida se lograba remontar sobre los 65 años, muy por sobre los promedios de un siglo atras. Consecuencia de todo eso: la población chilena se duplicaría cada 10 años, lo que llevaría a niveles muy altos de pobreza.

Para evitar que eso ocurriera solo había un camino (no se podía matar a los niños ni acelerar la muerte de los ancianos), y este camino era disminuir el número de hijos por madre. Aquí se deben combinar adecuadamente dos ideas: controlar la natalidad mediante los métodos que la ciencia ha desarrollado y hacer que la mujer cambie sus objetivos de vida, dejando su ideal de ser buena madre y esposa, por el ser buena madre y profesional. El tener menos hijos permitiría el desarrollo profesional de la mujer, y a su vez el deseo de triunfar profesionalmente provocaría tener menos hijos.

Política de Planificación Familiar.

A principios de 1960, cuando gobierna el conservador Jorge Alessandri se comenzó a buscar un camino para disminuir el número de embarazos no deseados. El problema es que había un alto número de muertes maternas, por embarazos a edad tardía, y por abortos mal realizados. La estadística es muy clara, 60 mil mujeres ingresaban anualmente en promedio a los hospitales para ser tratadas por complicaciones de abortos, que aunque ilegales eran practicados por siglos en todos los estratos sociales. La estadística también señalaba que 845 mujeres morían cada año al dar a luz.

En 1967, cuando gobierna el democratacristiano Eduardo Frei Montalva se decreta la «Política de Planificación Familiar», estableciéndose como obligación del Estado el regular la fertilidad a las familias que así lo solicitaran.  Hubo paralelamente una campaña en que se recalcaba la necesidad de solo tener la cantidad de hijos que realmente se pueda mantener dadas las características de la sociedad urbana e industrial actual. Esto concretamente es el espacio en la vivienda, la posibilidad de mantenerlos mientras estudian, el ser capaces de formarlos adecuadamente para la vida y para el trabajo.

La llegada de la píldora anticonceptiva.

Aprobada en Estados Unidos en 1960, pronto se difundió por todo el mundo. En esencia le permitió a partir de ese momento decidir cuando y cuantas veces quedar embarazada. La píldora anticonceptiva fue la mejor respuesta que encontró el Estado chileno para el control de la natalidad. Aunque el Presidente era católico, y el Papa Paulo VI había prohibido el uso de anticonceptivos, el Presidente se convenció que lo mejor para el país era su utilización. Y sobre todo evitaría los males mayores: el aborto y los niños con madres fallecidas. A diferencia de lo ocurrido en Estados Unidos y otros países, en Chile desde 1968 se vende la píldora anticonceptiva a cualquier mujer, casada o soltera, sin receta médica (aunque la campaña sanitaria siempre consideró el paso previo por un especialista).

Independencia de la mujer.

El programa de control de natalidad fue un pleno éxito. Continuado por todos los gobiernos, convirtiéndolo en un política de Estado, se logró disminuir entre 1967 y 2014  a solo 40 las madres muertas con causas relacionadas al embarazo, y solo dos conectadas a un aborto mal hecho (en Chile sigue siendo ilegal). El que las mujeres tengan actualmente en promedio 1,9 hijos también explica otros cambios en la conducta de la mujer. En 1967 el 22% de las mujeres trabajaba fuera del hogar, ahora son más del 50%. Además, se ha integrado al mundo profesional plenamente. La mayoría de las personas que actualmente se titulan en las universidades son mujeres. Lo que comenzó como una idea de controlar la natalidad para así evitar la pobreza, se convirtió con el tiempo en la vía para la real independencia de la mujer.