Dictadura militar: crisis bancaria de 1982

En 1982 el sobreendeudamiento de las empresas y bancos; y el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos llevan a Chile a una muy grave crisis económica.

Las causas de la crisis de 1982

En la  economía chilena entre 1975 y 1980 se observa un crecimiento, control de inflación y, en general una percepción que con el libre comercio las cosas eran más baratas. Sin embargo, gran parte de esa bonanza económica se debía al endeudamiento de las empresas para renovar maquinarias y poder competir de mejor manera. Eso créditos eran otorgados por los bancos, que a su vez se endeudaban con instituciones extranjeras. A fin de cuentas Chile no era un país rico, y los recursos eran provenientes de un endeudamiento. Mientras fue posible pagar eso créditos las cosas marcharon bien. Es el año 1981, y lamentablemente para nuestra economía la política financiera del gobierno de Estados Unidos, en la presidencia de Ronald Reagan, fue de terminar con la inflación, para ello incentivar el ahorro. Eso se logra mediante un aumento en las tasas de interés, lo que en definitiva encarece los préstamos. Las instituciones financieras internacionales suben las tasas de interés a los bancos chilenos, y estos a su vez a las empresas chilenas. Pero la industria nacional estaba trabajando al límite, por lo tanto las compañías más débiles quiebran muy pronto al no poder pagar sus créditos, cerrando sus operaciones, provocando cesantía.

Los bancos chilenos ante la crisis

El problema se veía venir. Pero los bancos siguieron dando créditos a los grupos económicos que a su vez eran los propietarios de  los mismos bancos. Estos «autopréstamos» quedan evidenciados con el Banco de Santiago, que tenía colocaciones (créditos) por sobre 44% a empresas del grupo Cruzat-Larraín, que a su vez eran los propietarios que controlaban el banco. Por otra parte, la cesantía provocada con la quiebra de industrias provocó un retiro de ahorros, que si bien los bancos eran capaces de absorver, evidenciaban la gravedad de la crisis.

Primeras medidas del Estado ante la crisis

El Estado confiaba en que la crisis sería breve, pues Estados Unidos volvería a sus tasas financieras normales. Decretó el congelamiento de los salarios (los sueldos dejan de subir) y la devaluación del peso (la moneda nacional el peso pasa a valer menos, si con 39 pesos se compraba un dólar, ahora con la devaluación son necesarios más de 60 pesos). Esta medida significó que las empresas endeudadas en dólares no pudieran sostenerse, desatándose una ola de quiebras de industrias. El desempleo llegó en 1982 a un 28,1 % sobreviviendo las personas a través de ollas comunes y amasanderías populares. El Estado creó a fines de 1982 el POJH, Programa de Obras para Jefes de Hogar, que llegó a tener más de 200 mil empleados. Se pagaba alrededor de un tercio del sueldo mínimo, y se trabaja en obras no productivas. Ésto se suma al PEM, Programa de Empleo Mínimo, creado en 1975 y  de  características parecidas. Sin embargo, las protestas en contra del gobierno no se harían hasta mayo de 1983, cuando la crisis se observe como eterna.

El Estado rescata  a los bancos

La posible quiebra de los bancos era algo temido por el gobierno. Significaba la pérdida de todos los depósitos hechos en ellos, y una desconfianza a nivel mundial respecto a nuestra economía. La dictadura de Augusto Pinochet decide en diciembre de 1982 comprar las «carteras vencidas», es decir las deudas que tenían los grupos económicos con los bancos pasaban a ser dinero debido al Estado de Chile. Se esperaba que al pagar habría recursos para refinanciar a los bancos y que estos pagaran las deudas con el sistema financiero internacional. Pero la medida fracasa, pues, no pagaron. Se decidió entonces que el Banco Central interviniera directamente los bancos. Se «compraron» las deudas internacionales, pasando a ser el Estado de Chile el deudor , y no el banco privado. Los bancos tendrían al menos unos 30 años para pagar al Estado. Una deuda de más de 39 mil millones de dólares fue asumida por el  Estado chileno, la cual fue conocida como «la deuda externa».