Doctrina de Seguridad Nacional

Chile al igual que las otras naciones latinoamericanas fueron envueltas en la política internacional de Estados Unidos, consistente en que el enemigo estaba dentro de las fronteras, y éste era el comunismo.

Entre 1945 y 1990 se vivió en el mundo la Guerra Fría, en la cual la gente capitalista de Estados Unidos se enfrentó a la gente comunista de Unión Soviética. El tema era el dominio económico mundial, y para lograrlo ambos países intervinieron de diversas maneras en otras naciones. Para Estados Unidos el territorio de Latinoamérica era parte de su área de influencia exclusiva, por lo tanto al triunfar la Revolución Cubana, y surgir los movimientos de guerrilla en varios países, Estados Unidos revitalizó una antigua doctrina, es decir un conjunto de ideas que en este caso apuntaban a eliminar a los comunistas. La idea central era que los ejércitos nacionales no debían considerar a los países vecinos como enemigos, si no que debían enfocarse en los enemigos internos, especialmente los focos de guerrilla comunista. Para lograr derrotarlos se genera el muy antiguo concepto de que en la guerra todo es válido, y por lo tanto los arrestos arbitrarios, el uso de la tortura para obtener información, las matanzas masivas, etc. son métodos correctos para vencer.

Escuela de las Américas

En el plano teórico la Doctrina plantea que las fuerzas armadas deben destruir todo lo que atente contra la unidad nacional y sus valores permanentes. Estos últimos son entendidos como la tradicional forma en que funciona un país. La gente que no entienda como deben hacerse las cosas, podrán ser objeto de duras represiones. En Panamá funcionó la Escuela de las Américas, en que se invitaba a oficiales de las fuerzas armadas a recibir capacitación militar.  Llamada oficialmente » Western Hemisphere Institute for Security Cooperation», tenía dependencias magníficas, el gobierno de Estados Unidos no escatimó en gastos para lograr convencer a los, entre otros, oficiales chilenos de las ventajas del capitalismo, de lo malo que eran las personas que pensaban distinto, y sobre la responsabilidad de los militares en cuanto a mantener el orden nacional. Funcionó entre 1946 y 1977, cuando el Presidente James Carter decidió cerrarla. Sin embargo, reinventada muchas veces ha continuado funcionando de diversas maneras y lugares.

Los militares que concurrían a Panamá tenían entre un 5 y 20% de horario de adoctrinamiento. Incluso en cursos netamente técnicos como mecánica debían leer textos anticomunistas. Aunque resultaría exagerado hablar de «brain-wash» (lavado de cerebro), sí existía una fuerte motivación a sentirse orgulloso de su condición de militar. Además, el ambiente de la Zona del Canal, que recordemos era parte de  Estados Unidos, la vida que se llevaba era la exaltación del éxito capitalista, al cual ciudadanos comunes como ellos habían logrado llegar. Resultado por lo tanto inconducente pensar como un comunista, y grave para el país actuar como tal.

El caso chileno

La Doctrina de Seguridad Nacional llega Chile por dos vías. La primera de ellas consiste en los 60 mil oficiales chilenos que fueron entrenados por Estados Unidos en Panamá, cuando la zona del canal pertenecía a ese país. Y la segunda fue a través de la propaganda que escritores, periodistas, etc, hacían en contra del comunismo.

Se les enseñaba que los oficiales militares en cuanto son una selección de su país, son a su vez su reserva moral.  El poder civil solo debe obedecerse cuando representen a las mayorías del país, y es una forma de traición al país, usar la fuerza armada a favor de gobiernos corruptos o no representativos. Esto quedó muy claro cuando fue el golpe de Estado de 1973, en que la Junta de Gobierno establece como  justificación de su actuar que «la seguridad interna y externa del país» estaba en peligro y que «la sobrevivencia de nuestro Estado independiente está amenazada y el mantenimiento del Gobierno es inconveniente para los altos intereses de la República y su Estado Soberano». Un graduado de la Escuela de las Américas, el general Manuel Contreras se convertiría en agente de seguridad interna, dirigiendo la policía secreta, y usando por cierto todo lo aprendido en su perfeccionamiento militar en esa escuela.