El Estado Benefactor en Chile.

Un Estado Benefactor en Chile es el propósito de varias corrientes políticas desde los años de la década de 1920. La idea es aumentar el gasto social en las áreas de educación, salud, previsión y construcción.

Con la llegada de los presidentes Alessandri e Ibáñez, y sobre todo con el Frente Popular, la preocupación por el bienestar general de la población se convirtió en una exigencia a todo gobierno. Al conjunto de gastos que se hacen para beneficiar a los sectores pobres de la población se le llama gasto social, e incluye temas tales como educación, salud, vivienda y previsión.Para 1930 se observaba la necesidad de educar a toda la población, con la finalidad que esta pudiese trabajar en la nueva realidad social que se vivía: el paso de una sociedad agraria a una de tipo industrial. Además, necesitaba mejorar su condición sanitaria, su vivienda y tener una previsión para accidentes, enfermedades y vejez.

Las cifras son claras, el aumento del gasto social a mediados del siglo XX es importante. Entre 1935 y 1960 el gasto social aumentó desde los 180 millones de dólares actuales, hasta los 1025 millones de dólares. Las cifras brutas son importantes, pero se debe dejar en claro que respecto de la producción del país (PGB), el aumento va desde 2,8% hasta el 8,6%. Considerando las cifras totales de gastos, el sector social aumentó desde un 23,5% del presupuesto anual,  hasta el 39,6%. A pesar de los grandes esfuerzos, los resultados no fueron óptimos. Se dejaron muchas demandas sociales insatisfechas, las cuales repercutirán en las décadas de la segunda mitad del siglo XX y en el siglo XXI. Se puede hablar sí con precisión que hubo mejoras objetivas a la condición de vida de los pobres, pero se estuvo lejos de lograr el Estado Benefactor, que para la misma época si lograron las naciones de Europa Occidental.

Las áreas mejoradas fueron las siguientes:

  • Educación: en 1935 correspondía al 60% del gasto social, mientras que en 1960 es sólo el 30%. La baja se explica por la necesidad de satisfacer otras necesidades. La cobertura educacional, es decir la disponibilidad de matrículas aumentó en un 60%, pero esto solo equivale a 800 mil vacantes para estudiar, para una población infantil de más de 3 millones. La matrícula universitaria es también muy modesta, alcanzando en 1950 sólo 11 mil estudiantes. Campañas de alfabetización en los regimientos, aprovechando el Servicio Militar Obligatorio, los Sindicatos y en las cárceles; lograron paliar el déficit de alfabetismo en Chile. Con todo, un 20% de la población al cumplir los 15 años de edad no sabía leer. Gran parte del gasto en educación se destinó a la creación de nuevas universidades, cuyos futuros profesionales eran muy necesarios para el desarrollo del país. En 1947 se fundó la Universidad Técnica del Estado y la Universidad de Chile se extendió por todo el país. Con aportes particulares fueron creadas además las Universidades Austral de Valdivia y Católica del Norte.
  • Salud: se determinó que la clave para una buena salud no son las grandes cirugías, sino que las revisiones periódicas de quienes están, al parecer, sanos. En 1938 se estableció este derecho a los trabajadores y su grupo familiar. En 1952 se creó el Servicio Nacional de Salud, que obligó a aumentar el gasto en salud de 125 millones de dólares actuales a 256 millones. Siempre fue insatisfactoria la atención pública, lo concreto es que la tasa de mortalidad disminuyó entre 1930 y 1950 de 24 por mil a 12 por mil, cifra la cual se mantuvo hasta 1960.
  • Previsión social: se creó un fondo común en que aportaban trabajadores, empleadores y el Estado. Con ello se financiaban pensiones de vejez y subsidios a la maternidad. En 1952 se creó el Seguro Social, que benefició a los obreros. Se estableció edades para jubilarse, 65 los hombres y 55 las mujeres. A pesar de las buenas intensiones, las jubilaciones eran muy bajas, dejando bajo la línea de pobreza a los ancianos.
  • Construcción: los recursos eran mínimos. En 1960 era solo el 7% del gasto social, lo cual deja muy por debajo de la creciente demanda por vivienda de los sectores recién llegados a la ciudad, y por el aumento número de hijos, debido a las mejoras en salud. La creación de la CORVI en 1952, que sumó capitales privados, fue un gran impulso a la vivienda social en Chile.