La crisis de 1929 en Chile

En 1929 la crisis económica mundial afectó no solo a Estados Unidos. Uno de los países más dañados fue Chile, que vio en pocos meses el cierre de su principal mercado comprador.

Estados Unidos en 1929 tenía a un cuarto de su población envuelta en el negocio de la compra y ventas de acciones. Esta aparente ganancia fácil comienza a flaquear con las primeras quiebras el 24 de octubre de 1929. La gente retiró desesperada sus ahorros desde los bancos provocando la quiebra de estos. Las autoridades de Estados Unidos decidieron no ir en ayuda ni de bancos, ni de empresas, y solo se limitaron a una ayuda social de supervivencia, y a subir los aranceles para proteger a la industria local sobreviviente. El aumento de los aranceles significa que las cosas importadas deberán pagar mayores impuestos. Con esto países como Chile, que le vendían cobre, salitre y otros minerales vieron de un mes a otro como sus compradores dejaban de serlo. Estados Unidos vive una crisis con un muy alto desempleo, y con la duda de si alguna vez podrán salir de ese problema. Chile pasa exactamente por lo mismo, pero sin haber sido antes un país rico, es decir se empobrece una nación que ya era pobre.

El gobierno de Chile, en la Presidencia Carlos Ibáñez del Campo, al observar los primeros síntomas económicos, e informarse de las alarmentes noticias desde Estados Unidos; decidió utilizar las reservas para financiar obras públicas, construcción de colegios y, en general absorver cesantía. El discurso oficial era triunfalista, en cuanto a que la crisis no nos afectaría. Durante el 1930 efectivamente fue posible sostener el problema, pero al prolongarse en el tiempo fue imposible continuar financiándolo, cayendo el país en una situación de desempleo, el cierre definitivo de varios yacimientos mineros, incluyendo las salitreras del extremo norte y un Estado endeudado. Por cierto que la crisis económica provoca a mediados de 1931 la caída del gobierno de Ibáñez, al cual se le responsabilizaba de la situación, y de no haber sabido medir los reales alcances de la crisis mundial. Las consecuencias políticas fueron devastadoras en Chile. A la ya mencionada salida del Presidente Ibáñez, hay que sumarle que por dos años el país se movió en medio de una constante crisis, con una rotativa de siete gobiernos en 18 meses.

En cifras la crisis consistió en:

  • La producción minera disminuyó en 1930 en un 26%.
  • Las exportaciones cayeron en 1930 en un 35%, al año siguiente en un 24%, y en 1932 caen en un 63%.
  • Una tasa de desempleo global de 12%, pero en el sector minero de un 40% en 1931

Los motivos por los cuales Chile fue tan afectado por esta crisis se explica por lo siguiente:

  • La debilidad del sector industrial. El país no tenía ninguna planta para fabricar acero, a pesar de tener hierro, no tenía ninguna azucarera, a pesar de tener remolacha; es decir a pesar de nuestros recursos naturales no éramos capaces de obtener lo que necesitábamos excepto por las importaciones a otros países. El sector exportador se limitaba a la venta de materias primas, sobre todo a Estados Unidos, lo cual nos creaba una dependencia de ese país.
  • El endeudamiento que tuvo el gobierno de Carlos Ibáñez en el periodo de 1927 a 1929. Las obras públicas, la creación de nuevos puestos burocráticos y las nuevas instituciones resultaron muy caras, debiendo endeudarse para poder financiarlas. Con el Estado endeudado se progresó bastante, pero en economía es bien sabido que eso es muy riesgoso.
  • El mal manejo de la crisis en sí. No hubo señales claras del problema, para resguardar así a la población. Las medidas tomadas fueron  muchas veces demasiado tarde, como cambiar el «patrón oro» por uno «papelero». La idea de continuar con el plan de obras públicas fue a la larga mucho más perjudicial, que los beneficios que dio momentáneamente. La deuda quedó impaga y no fue posible comprar más, no hubo las ideas que en los siguientes años surgieron tales como los trueques internacionales.