La dictadura de Carlos Ibáñez

En 1927 fue elegido el coronel Ibáñez como Presidente de Chile. Era el único candidato y no había Congreso. Su gobierno fue en la práctica una dictadura.

Carlos Ibáñez comenzó a figurar en la política con el pronunciamiento militar de 1924, que si bien no le dio el poder sí fue uno de sus instigadores. En 1925, en el «golpe de los coroneles» el poder llegó a sus manos, influyendo en los gobiernos siguientes a través de sus cargos de Ministro del Interior o Ministro de Guerra. Fue el poder detrás del Presidente Emiliano Figueroa entre 1925 y 1927. Al presentar su renuncia el  Presidente le correspondió a Ibañez asumir interinamente el poder, creando durante este periodo a Carabineros de Chile. Luego de la aceptación de la renuncia del Presidente Figueroa en el mes de mayo hubo que organizar elecciones. Las votaciones fueron preparadas, hechas, y contados los votos por la administración de Ibáñez. Fue el único candidato, y aunque hubo una abstención de un 30%, los votos válidamente emitidos le dan un 100% de aprobación.

A la caza de la oligarquía.

Carlos Ibáñez del Campo es un fuerte opositor a los políticos tradicionales, o más bien dicho a lo que ellos representan: la oligarquía. Este grupo social, el más rico del país, controlaba la política chilena. Para enfrentar a la oligarquía, el Presidente Ibáñez decidió fortalecer al Estado. Ya como ministro había creado la Contraloría General de la República, ahora la fortaleció mucho más. Además, crea una institución clave para el cobro de los impuestos: la Tesorería General de la República. Otras instituciones controladoras fueron: la Superintendencia de Seguros y Sociedades Anónimas, la Superintendencia del Salitre y Yodo y la Dirección Nacional de Aprovisionamiento.

Obras para la clase media.

Para favorecer a los pequeños empresarios se crearon la Caja de Crédito Minero y el Instituto de Crédito Industrial, las cuales daban los llamados créditos blandos, que solo se pagaban si el negocio resultaba. Y no funcionaron muy bien, debido a que a partir de 1931 se comenzó a vivir en Chile las consecuencias de la crisis económica mundial, originada en Estados Unidos, el año 1929.

En educación se trabajó en dos frentes. En 1927 se crea el Ministerio de Educación Pública, tomando el Estado el control de la educación, función que antes cumplía la Universidad de Chile. Se inicia la uniformación de los contenidos enseñados a lo largo de Chile. Por otra parte se comienza la habilitación de centenares de escuelas, sobre todo en lugares lejanos a Santiago. Este proceso sufriría serios tropiezos debido a la crisis económica, pero vería sus frutos una década después.

En 1929 llegaron a buen término las conversaciones bilaterales con Perú, que permitieron la firma del Tratado de Paz, en que se estableció la frontera definitiva entre Chile y Perú.  Los acuerdos la fijaron a diez kilómetros al norte del puente ferroviario que está sobre el río Lluta, y de ahí en paralelo hasta la frontera boliviana.

También en 1929 se crea la Línea Aeropostal Arica-Santiago, precisamente para integrar al norte con el resto del país. Esta empresa a los pocos años cambió su nombre por Línea Aérea Nacional, conocida luego como LAN-Chile, y actualmente, ya privatizada, simplemente como Lan.

En 1930 se funda la Fuerza Aérea de Chile, siendo su primer comandante el Comodoro Arturo Merino Benítez. La institución no nace de la nada, es la separación de la aviación militar creada en 1912.

El gobierno marchaba bien. Incluso Ibáñez pudo darse el gusto de crear un Congreso a su medida. A este se le conoce como «Congreso Termal», debido a que se acordó en una reunión con los partidos políticos en las Termas de Chillán. Se designaron por acuerdo a los diputados y senadores, sin mediar elección popular.

Crisis.

Las dificultades para Ibáñez nacen fuera del país. La crisis económica mundial cierra los mercados compradores del salitre, del hierro y del cobre. El sector minero entra en quiebra, arrastrando a miles de trabajadores a la cesantía. En cadena fue afectando a todos los sectores de la producción. Una oleada de protestas en contra del gobierno comenzaron en Santiago. Hubo barricadas, quemas de vehículos, huelgas de médicos, profesores y estudiantes universitarios. Se produce una dura represión por Carabineros de Chile. Ante lo caótica de la situación, Ibáñez decide renunciar el 26 de julio de 1931, partiendo al exilio a Argentina. Al día siguiente el general Carlos Ibañez oficialmente deja de ser Presidente de Chile, pero las dificultades para el país recién comenzaban.