Las Expediciones de Magallanes y Almagro

Una vez que los españoles tomaron conciencia de que América era un nuevo continente se lanzaron a buscar rutas marítimas que les permitieran llegar efectivamente al Oriente; de todos ellos, el único que tuvo éxito en su empresa fue el navegante Hernando de Magallanes, quién descubrió el paso que conecta a Oriente con Occidente a través de América.

El viaje de Magallanes

Hernando de Magallanes era un navegante portugués que trabajaba al servicio de la Corona española y que comandó una expedición conformada por cinco barcos que bordearon las costas de Sudamérica y dio con el estrecho que comunica al Pacífico con el Atlántico, y que lleva su nombre: el Estrecho de Magallanes. Sin embargo, este marino bautizó inicialmente a este paso como el Estrecho de Todos los Santos por haberlo descubierto un día 1 de noviembre de 1520. Luego de encontrar este pasadizo, Magallanes se dirigió hacia el Pacífico oriental y llegó al archipiélago de las islas Marianas y hasta las islas Filipinas, donde finalmente resultó muerto.

Los sobrevivientes de Magallanes continuaron el viaje y llegaron a las Malucas, a las que sometieron bajo bandera española. Después de este viaje sólo quedaba una nave, la Victoria, al mando de Juan Sebastián Elcano quién enfiló rumbo hacia el Cabo de Buena Esperanza en busca de las Indias orientales. En el año 1522, finalmente, retornó a Sevilla la expedición de Magallanes con 18 tripulantes y con un cargamento de riquezas que permitido solventar todos los gastos de la expedición.

El viaje de Almagro

Diego de Almagro nació en la Villa de Almagro y luego de llevar una vida precaria y difícil, se embarcó hacia Panamá. Ahí se unió a Francisco Pizarro y se dirigió a Perú. Una vez finalizada la conquista del imperio Inca, Almagro obtuvo grandes riquezas y se convirtió en uno de los conquistadores más importantes de Perú, lo que le permitió armar una expedición compuesta por 500 soldados españoles y varios miles de indígenas o yanaconas, a los que se sumaban esclavos de procedencia africana.

La empresa de Almagro salió de la ciudad del Cuzco en 1535 y siguió el camino del altiplano, llegando al noroeste de Argentina en donde se detuvieron a esperar el paso de la estación invernal y el derretimiento de las nieves andinas. El paso de la expedición de Almagro se caracterizó porque en todos los lugares que abarcó se enfrentaron en violentos combates con las poblaciones locales, en especial con los indios calchaquíes. El cruce de la Cordillera de los Andes se llevó a cabo por el paso de San Francisco, ubicado frente a la actual ciudad de Copiapó en la Tercera Región de Chile. En este paso, situado a casi 4.000 metros de altitud, las huestes de Almagro sufrieron largamente las inclemencias climáticas y debido a ello, murieron gran cantidad de yanaconas y la totalidad de los caballos.

Luego de atravesar el paso de San Francisco y de avanzar por los valles de Copiapó, Coquimbo, y en medio de frecuentes enfrentamientos con los pobladores locales, Almagro logró llegar al valle del río Aconcagua, en donde la población autóctona se sometió a lo españoles pacíficamente; en forma posterior, Almagro continuo viaje hacia el sur y un grupo de sus soldados, liderado por Juan de Saavedra, se dirigió a explorar la costa de la zona central de Chile llegando hasta la bahía de Valparaíso. Otro grupo de soldados llegó hasta la confluencia de los ríos Ñuble e Itata, en donde fueron recibidos hostilmente por los araucanos, en lo que sería su primer combate contra los españoles; la batalla en cuestión se desarrolló en Reinohuelén, en donde a pesar de salir victoriosos, los soldados de Almagro terminaron muy dañados y perdieron a casi todos sus caballos.

La enconada resistencia de la población local y la aparente inexistencia de metales preciosos generaron un gran desanimo en las filas de Almagro, y éste determinó abandonar Chile y regresar al Perú. La diezmada hueste de Almagro realizó el viaje de regresó por el Desierto de Atacama, siguiendo el antiguo camino del inca. A su llegada al Cuzco, Almagro se enfrascó en una guerra civil contra los hermanos Pizarro y terminó siendo hecho prisionero en la batalla de las Salinas en el año 1538; finalmente fue ejecutado poco tiempo después.