Presidente Ibáñez, segunda vez.

En 1952 Carlos Ibañez vuelve a la Presidencia de Chile. En su campaña política ha prometido ser una escoba que barrerá con los políticos tradicionales.

Carlos Ibáñez del Campo logró hacer una sólida campaña política, en que dejaba al olvido el abrupto término de su anterior gobierno en 1931, su intento de golpe de Estado en 1947, y por cierto que él era un político. Su frase de campaña fue «seré la escoba que barrerá con la corrupción política», mientras que sus partidarios lo llamaban el «general de la esperanza». Su apoyo político eran el Partido Agrario Laborista, una mínima agrupación nacionalista; el Partido Socialista Popular, otro minúsculo grupo separado del socialismo y el Partido Femenino, una agrupación creada originalmente para lograr el derecho a voto de las mujeres, y que le dará a Ibáñez la victoria, pues será el voto femenino el fuerte de su elección.

Relaciones exteriores.

Con Argentina estuvo el gran proyecto de integración de Ibáñez. Gobernaba ese país Juan Domingo Perón, con el cual firmó en 1953 el tratado de Unión Económica. La idea de integración incluía abrir nuevos pasos a través de la cordillera. Se hicieron intercambios culturales y tecnológicos. Sin embargo, en 1955 el presidente argentino fue sacado del poder y las relaciones bilaterales fueron de mal en peor, pues se veía al gobierno de Ibáñez como colaboracionista de la dictadura de Perón.

Industria y Minería.

Al inicio de su gobierno se mantuvo la política de creación de industrias, el modelo ISI, que establecida por el Presidente Aguirre, ahora podía ser llamada «política de Estado». A través de la CORFO fue creada en 1953 la IANSA,  industria destinada a reemplazar las importaciones de azúcar. Llegó en un momento muy oportuno, pues los precios internacionales del azúcar estaban en alza, y por otra parte el mineral de cobre, la principal exportación chilena estaba con tendencia a la baja. Para fortalecer el sector minero fue creado en 1953 el Ministerio de Minas, que se complementaría en 1955 con la Empresa Nacional de Fundiciones.

Educación.

El gasto en educación debió «competir» con otras necesidades del país, como por ejemplo la vivienda y la salud. Sin embargo, fue creada la Superintendencia de Educación Pública, y para mejorar la nutrición y recursos materiales del alumnado se crearon las Juntas Comunales de Auxilio Escolar.

Economía.

El crecimiento del Estado, en cuanto a nuevas instituciones y empresas, llevó a una fuerte presión inflacionista. En 1953 la inflación fue de 56,1 %, aumentando a 71,1% en 1954 y un 83,8% en 1955. Ante lo grave de la situación, Ibañez decidió contratar a una consultora internacional, que se le conoció como la «Misión Klein-Saks». Esta consultora tuvo por deber bajar la inflación. Sus propuestas fueron las más obvias: no subir los sueldos de los empleados, eliminación de subsidios, en general, bajar los gastos del Estado. La inflación fue reducida a un nivel que de todos modos se puede considerar alto:  en 1956 bajó a 37,7% y en 1957 descendió a 17,2%. En el último año de gobierno, ya libre de las ideas de la «misión» la inflación volvió a subir a 32,5%.

Por otra parte, la creación del Banco del Estado en 1953 facilitó los créditos a los pequeños empresarios, y a su vez motivó él ahorro de los chilenos.

Los conflictos.

La fuerte organización de los trabajadores en esa época, sobre todo la existencia de la Central Única de Trabajadores, se tradujo en una serie de protestas en contra de los bajos sueldos, las condiciones de trabajo, y las medidas tomadas por la Misión Klein-Saks. Hubo huelgas a nivel nacional (conocidos como «paros generales») en 1954, 1955 y 1956, todas ellas bajo el mando del sindicalista Clotario Blest. Más espontáneas fueron las protestas nacionales de 1957, en que estudiantes y trabajadores salieron a las calles a reclamar por el alza de la locomoción colectiva. Tuvo que intervenir el ejército para restablecer el orden. Hubo 20 muertos.

El último año.

1958 es un año de difícil gobernabilidad para Ibáñez. Sin embargo, una importante reforma electoral fue establecida. Se trata de la creación de la papeleta única de votación (a diferencia de antes que cada candidato tenía su propio voto). De esta manera, al utilizar el mismo voto, con el mismo lápiz y sin marcas, se impedía el cohecho, o soborno para votar por un determinado candidato. Junto con ello se derogó la ley de Defensa Permanente de la Democracia. Las protestas en contra de Ibáñez se hicieron cada día más fuertes por el aumento del «costo de la vida». El día de cambio de mando, cuando Ibáñez deja la Presidencia, dijo a su esposa: «por fin se acabó».