Movimiento Obrero Español

A mediados del siglo XIX los obreros españoles se suman a las ideologías anarquistas y socialistas, en una búsqueda de mejores condiciones de vida.

El movimiento obrero es la reacción frente a las grandes desigualdades económicas producidas por el liberalismo económico, en que un grupo de personas se enriquece a partir de la propiedad industrial o capitalismo, mientras que quienes trabajan en esas industrias, los obreros, viven en condiciones miserables. Para que exista un movimiento obrero se necesita que su número sea considerable con respecto al total de la masa laboral. En 1835 solo en Cataluña se daba esa condición, pues el sector textil algodonero se había industrializado.

Socorro Mutuo y clandestinidad

Lo primero que debían lograr los obreros era unirse. En 1839 se permitió la creación de Asociaciones de Socorro Mutuo.  Es en Cataluña, en 1840,  donde se organiza la Asociación Mutua de la Industria Algodonera, la primera sociedad de resistencia obrera, lo que después será conocido como sindicato. Las uniones obreras destinadas a la búsqueda de mejores condiciones de trabajo fueron inicialmente clandestinas, muy reprimidas; pero continuaron funcionando. En 1850 los tejedores de Igualada hicieron un petitorio colectivo a sus patrones.  Y es en Barcelona, en 1854, donde se crea la «Unión de Clases», la primera Confederación de Sociedades Obreras en España. Un año después se realiza la primera huelga general. Paralelamente, durante esos años, se crean varias Sociedades de Socorros Mutuos integradas por profesionales artesanales, que incluyen reuniones entre obreros e intelectuales, que discuten acerca de la realidad y sobre el socialismo utópico.

Conciencia de clase

Los pasos a seguir por los obreros fueron lentos pero muy firmes, así en 1865 se reúne el primer Congreso Obrero. En 1868 se reconoció su existencia, terminándose las persecuciones obreras, al menos por un tiempo. La conciencia de clase surge al darse cuenta el obrero de la malas condiciones de vida en que se sobrevivía, y también de la comprensión de las relaciones de producción, trabajo y acumulación de riqueza. Las organizaciones obreras, legales o no, pasaron a ser los agentes de cambio de la sociedad.

Federación Regionalista Española de AIT

Con el antecedente de la Primera Junta Internacional de Trabajadores organizada en Londres en 1864, y que agrupó a obreros anarquistas y socialistas de Inglaterra, Francia e Italia; en España influidos por las ideas románticas de Mijail Bakunin se organizó la Federación Regionalista Española de la AIT  (Asociación Internacional de Trabajadores). El anarquismo romántico fue por lo tanto más fuerte que el socialismo, la ideología predominante en el resto de Europa. Para 1870 la Federación llegaba a tener 30 mil obreros. Sus ideas, impuestas en el Congreso Obrero de Barcelona de 1870 incluían el no crear un partido político y no participar en las votaciones.

En 1872, con el rompimiento entre Socialistas y Anarquistas, los obreros españoles quedaron sin un partido político y sus consignas en épocas de elecciones fueron los llamados a no votar. Poco después, la minoría socialista creó en 1879 el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el sindicato de la clase obrera (UGT) en 1888.

Anarcosindicalistas

A principios del siglo XX la industria española se había expandido por la mayor parte del territorio, y por lo tanto también crece el movimiento obrero. Hubo nuevas tendencias dentro de los trabajadores, por ejemplo el antisindicalismo, el terrorismo, y el anarcosindicalismo. Estos últimos son los más organizados. Con su bandera rojo-negra enfrentarán directamente a los empresarios. En 1907  crean «Solidaridad Obrera», una confederación sindical. En Barcelona, en coincidencia con la segunda guerra de Marruecos, se declara una huelga, duramente reprimida.

En 1910 se crea la Confederación Nacional del Trabajo, que privilegia las acciones directas por sobre la huelga. Su organización se vio fortalecida con las Revolución Rusa, y el ejemplo del funcionamiento de los soviéts. En 1919 una gran huelga nacional paralizó al país. Entre los logros obtenidos por la protesta estuvo la jornada de ocho horas diarias.

En 1920 las rivalidades entre los grupos de trabajadores, y la línea dura establecida por el gobierno, llevaron a enfrentamientos con la policía y el ejército. Los asesinatos de líderes obreros se hicieron habituales. Por su parte el movimiento obrero anarcosindicalista asesinó al Primer Ministro Eduardo Dato. En 1922 el movimiento obrero perdió fuerza, la represión lo estaba controlando.