Las armadura de Dendra

¿Cómo eran los guerreros? Hasta hace poco no teníamos demasiada idea del tema, pero hoy, gracias a fundamentales descubrimientos arqueológicos, tenemos una buena visión del asunto.

En 1960 se realizó un sensacional descubrimiento en una tumba micénica en Dendra, cerca de Micenas. La panoplia completa de un guerrero micénico del siglo XV a.C. que incluía una armadura sorprendente.

La armadura de Dendra o la armadura real. En el centro una ilustración de Peter Connolly que muestra las distintas piezas y a la derecha una reconstrucción de la armadura completa.

La armadura de Dendra está fabricada en bronce, consta de una coraza formada por peto y espaldar, grandes hombreras de tres piezas, un gran cubrenuca que protege cuello, nuca y barbilla, cubrebrazos y tres pares de placas curvas que protegen el vientre y los muslos por delante y por detrás, todas las piezas están forradas interiormente en cuero y se sujetan unas a otras mediante correas. La armadura de Dendra es una pieza fascinante. Era demasiado pesada para usar por un infante, pero ideal para proteger a un guerrero de carro que se convertía así en un auténtico hombre acorazado de los pies a la cabeza. Evidentemente, una armadura sólo podía ser costeada por un hombre con fortuna. El infante normalmente se daba con un canto en los dientes si tenía un escudo y un yelmo para protegerse.

Homero cuenta que Aquiles fue herido de muerte por una flecha en el talón. Si miras bien la armadura de Dendra verás que la única parte del cuerpo que no protege la armadura es precisamente la parte posterior de las piernas. ¿Casualidad? No. Homero sabía muy bien lo que estaba narrando.

Junto a la armadura se encontraron colmillos de jabalí cortados y perforados por varios orificios, lo que demostró que el relato de Homero sobre «el yelmo de colmillos de jabalí de Ulises» estaba basado en un hecho real. Este yelmo estaba hecho de la forma que Homero explica, con varias capas de tiras de cuero sobre las cuales se fijaban los colmillos. Además se utilizaban yelmos de bronce con crestas.

Si fascinante es la armadura y el yelmo micénicos, no lo es menos el escudo. Ese escudo que Homero describe como formado por varias capas de piel y cuyo más conocido modelo es el de forma de ocho. Este enorme escudo es el más corriente en el arte micénico. Constaba de un armazón de mimbre sobre el que se disponían varias capas de cuero crudo con rebordes de bronce. Era un escudo que protegía todo el cuerpo y era muy pesado, por lo que tenía un asa central para manejarlo y una correa para sostenerlo del cuello.

El famoso escudo micénico en forma de ocho según una reconstrucción del maestro Connolly

En las tumbas de Micenas Schliemann encontró las armas de los reyes. Espadas, flechas, lanzas y puñales. Son armas de bronce con una rica decoración de oro y marfil. Las espadas 1 y 2 eran largas, de corte, parecidas a nuestros estoques y con una nervadura central para reforzar la hoja. Estas grandes espadas dejaron paso a un modelo más corto, el nº 3, que fue el utilizado en la guerra de Troya. Los puñales o dagas eran muy utilizados y reproducían la forma de las espadas. Las lanzas eran grandes y pesadas, lanzas de acometida y no para arrojarlas.

Los guerreros micénicos usaban el carro, como los egipcios e hititas. Los carros micénicos son muy parecidos a los egipcios, ligeros y maniobrables, con un tiro de dos caballos y un auriga y un guerrero. Homero relata la guerra a base de combates individuales. Esto no fue así, pero literariamente queda mucho más emocionante leer la pelea entre Ayax y Héctor que el combate entre una masa anónima.