Historia de Roma (tercera parte)

El Imperio Romano y los cinco buenos emperadores.

El Imperio Romano

La gente estaba cansada del derramamiento de sangre y las guerras. Todos le temían al hijo adoptivo de Julio César, Octavio (se hacía llamar Augusto que quiere decir “el bien”) que ahora tomaba el poder.

Augusto era más inteligente que Julio César ya que no se hacía llamar Dictador sino que “Primer Ciudadano” y de hecho no deshizo el Senado sino que encontró la forma de que hiciera lo que él quería.

La gente sabía que él se estaba tomando el poder pero mientras hubiera paz no les importaba.
Augusto vivió por mucho tiempo y luego de su muerte pocos se acordaban cómo había sido el Imperio antes de su reinado.

Su hijo Tiberio tomó el poder aunque no lo ejerció realmente porque estaba más interesado en las fiestas. Sus asesores manejaban todo.

Tiberio murió el año 37 y su sobrino Calígula heredó el poder. No fue un mal emperador al principio pero al parecer sufría de una enfermedad mental.
Después de un tiempo comenzó a hacer cosas raras como querer casarse con su hermana y la gente decidió que era muy difícil relacionarse con él así que sus propios guardias lo mataron.

Vespasiano fue el siguiente emperador. Él había estado en Asia y llegó a Roma en el año 70. Fue un emperador bastante bueno, aunque su principal interés era el ejército. Sin embargo, no le gustaban mucho las fiestas y gastar tanto dinero como lo habían hecho los emperadores anteriores. Con esto, el imperio contaba con mucho más recursos. Estuvo en el poder durante diez años hasta que falleció en el año 79.

Cuando murió Vespasiano su hijo Tito tomó el poder. Es recordado como un buen emperador aunque murió muy joven y sólo pudo gobernar por tres años.

Domiciano, el hermano menor de Tito, se convirtió en el próximo emperador. Mientras tuvo el poder siempre creyó que estaban organizando complots contra él para matarlo. De hecho mandó asesinar a varios senadores por sospechar de ellos.

Al final nadie soportó su comportamiento y fue asesinado en el 96.

Cinco buenos emperadores

Luego que Domiciano fuera asesinado en el 96 la gente tenía miedo que hubiera caos en Roma. Por eso los senadores se reunieron rápidamente y eligieron a otro emperador; Nerva. Él era un hombre viejo, sin hijos que luego quisieran heredar el trono. Alcanzó a estar en el poder sólo dos años, hasta el 98. Sin embargo, él comenzó una nueva forma de elegir emperadores: adoptando como hijo a alguien apto para ejercer el poder en Roma.

Nerva adoptó a Trajano y él se convirtió en emperador cuando Nerva murió.

Conquistó nuevas tierras con el ejército, como Dacia (Rumania de hoy) donde había muchas minas de oro. Luego llevó al ejército a Asia occidental y conquistó tierras de los Partos, incluyendo Babilonia. Trajano no tuvo hijos así que adoptó a su sobrino Adriano.

Adriano se convirtió en emperador cuando murió Trajano. No fue tan querido ya que al tomar el poder se dio cuenta que el Imperio romano no podría manejar todas las tierras que Trajano había conquistado en Asia occidental y devolvió la mayoría a los Partos. Pensó que sería muy caro mantener esos territorios ya que estaban demasiado lejos de Roma. Al ejército no le gustó que se devolvieran las tierras por las que habían peleado. Además Adriano no intentó conquistar más tierras así que los soldados estaban aburridos. Aún así, Adriano logró mantener la paz.

Al igual que sus dos antecesores no tuvo descendencia, así que adoptó a un hombre mayor para que heredara el trono.

Cuando Adriano murió en el 134 su hijo adoptivo, Antonio, se convirtió en emperador. Al igual que Adriano, él tampoco fue a la guerra y la paz se mantuvo en Roma.

Nuevamente Antonio adoptó a un hombre mayor para sucederlo. Este hombre fue Marco Aurelio.