Progreso en el siglo XIX

El concepto «Progreso» se instaló desde el siglo XVIII con los ideales ilustrados trascendiendo hasta la actualidad.

El concepto “Progreso” fue teorizado por los filósofos ilustrados cuya influencia fue vasta durante el siglo XVIII y XIX. La Revolución Industrial consolida este ideal que se transformó en un dogma que hasta el día de hoy trasciende.

El Siglo de las Luces y el concepto “Progreso”

El Siglo de las Luces es conocido como tal, tras generar una apertura y un desarrollo del pensamiento humano que durante la Edad Media se vio opacado. La oscuridad de la sociedad, sometida al control eclesiástico, provocó una suerte de estancamiento durante este periodo histórico, a juicio de muchos historiadores. Como sea, el surgimiento de nuevas ideas y visiones críticas de la sociedad fueron la tónica del siglo XVIII.

Una de las principales ideas que fueron acuñadas por el movimiento ilustrado, planteó que sólo a través del uso de la razón se puede alcanzar el progreso y la felicidad humana. Para ello es necesario acceder a un camino de perfeccionamiento racional que conduzca a alcanzar la plenitud.

La razón por lo tanto, es la herramienta, que a juicio de los filósofos del siglo XVIII obtendría el progreso ilimitado de las sociedades. Para ello, se planteó que era necesario abandonar el pensamiento religioso, el cual condenó a la sociedad de la época a la oscuridad.

Durante el siglo de las luces se postula la necesidad de promover una educación que esté al alcance de todos y que las ciencias, que se desarrollaron en gran medida durante la Época Moderna, estén al servicio del progreso.

Para ello, los derechos inalienables defendidos por los pensadores ilustrados deben ser respetados y expresiones como la esclavitud deben ser erradicas. Todo con el fin de alcanzar el ansiado progreso

El Siglo del Progreso

Gracias a las bases sentadas con el triunfo de las ideas ilustradas, el concepto “Progreso” se impuso como un ideal humano a seguir. De la mano de este concepto, las ciencias y la tecnología se fueron desarrollando a pasos agigantados respecto de siglos anteriores.  Hubo avances tecnológicos en el siglo XIX que revolucionaron la sociedad de la época.

El desarrollo tecnológico tuvo su cuna en Inglaterra, donde ya en el siglo XVIII se desarrollaron inventos que utilizaban vapor y carbón. La avalancha de nuevos inventos y las transformaciones tecnológicas caracterizaron la Revolución Industrial que desde ese entonces experimentarían diversos estados europeos.

La expansión del comercio y de la industria se vio favorecida con los avances técnicos en el área de la navegación, la iluminación urbana, el transporte, entre otros. El desarrollo de maquinarias que volvían eficiente la producción, provocaron una gran y masiva migración hacia las ciudades, transformando el escenario económico europeo.

Durante el siglo XIX, surgió un pensador alemán, quién criticó duramente la idea del progreso indefinido. Carl Marx considera que la potencia de la producción de esta época depende necesariamente de una explotación abusiva de los trabajadores. Esto se transformó en la base de su pensamiento filosófico que con el correr de los años alcanzaría gran influencia y trascendencia en las teorías económicas y políticas.

Por otro lado, durante el siglo XIX, los avances en todas las áreas, la consolidación de las ciencias y el triunfo de las ideas liberales causan que el concepto “Progreso” se convierta en un verdadero dogma, teniendo tal influencia que llega hasta nuestros días.

La idea de progreso lineal e ilimitado predominó durante gran parte del siglo XIX, sin embargo, en el siglo XX tras las catástrofes humanas causadas por las guerras mundiales contemporáneas, se cuestionó esta idea que la humanidad a través del conocimiento y avances tecnológicos alcanzará el progreso y la felicidad. Las armas de exterminio masivo, ponen en jaque esta perspectiva puesta en boga por los filósofos modernos y generan un punto de inflexión, tras el dominio sostenido del ideal del progreso moderno.