La personificación: características y pasos para construir una

A continuación podrás comprender cómo funciona una personificación o prosopopeya, además conocerás sus características principales y donde encontrarla. Finalmente, aprenderás a escribir en tan sólo 3 pasos tu propia personificación.

¿Qué es una personificación?

Para que puedas comprender qué es una personificación, es necesario que la distingamos como un recurso estilístico (o figura literaria), cuya función es provocar cierto efecto en el lector. Existen distintas figuras literarias, desde aquellas que tienen una función sintáctica (forma), las que afectan el poema a nivel fónico (sonido) o aquellas que la afectan semánticamente (significado). La personificación tiene una función semántica, pues afecta la manera en que se nos significa un objeto o animal determinado. En este caso, la función de la personificación es entregar vida a aquello que está inanimado. En otras palabras, animar (entregar alma) a aquello que no la tiene, dotándolos de características que son propias de los seres humanos.

¿Cómo es una personificación?

La personificación no tiene una forma determinada, al ser una figura literaria puede manifestarse de muchas maneras. Puede presentarse descriptivamente, mostrándonos a un objeto lírico que tiene características humanas y que sirve para expresar cierto sentimiento. O bien, puede presentarse dialécticamente dentro de una narración, como sucede en la Caperucita Roja, donde el lobo puede hablar e incluso convencer a otros.

¿Dónde puedo encontrar una personificación?

Podrás encontrar esta figura retórica en muchos formatos de textos, pues ha sido utilizada ampliamente a lo largo de la historia de la literatura y el cine. Por ejemplo, en los textos líricos puede estar representada alegóricamente, dotando de características humanas a elementos tan abstractos como el destino, la esperanza, el amor, la muerte o la poesía misma.
En un texto narrativo puede manifestarse a través de un animal o una cosa que adquiere características humanas y se desenvuelve de esa manera a lo largo del relato. Muchos animales personificados a lo largo de la historia han sido el sustento de relatos, como sucede con las fábulas, donde la mayoría de los personajes son animales con características humanas. Por supuesto, las caricaturas y los dibujos animados desde comienzos de la historia de la animación han utilizado esta figura retórica para caracterizar a sus personajes, por ejemplo Felix the Cat, Mickey Mouse, Donald Duck, Teenage Ninja Turtles, etc

¿Cómo hacer una personificación en 3 pasos?

A continuación encontrarás una manera apropiada para construir tu propia personificación o prosopopeya dentro de un texto literario. Sigue los pasos con detención y no tendrás problemas más adelante a la hora de usar esta figura retórica.

  1. Lo primero que debes preguntarte es ¿qué tipo de texto quiero escribir? La personificación tiene siempre la misma función, dar características humanas a algo que no las tiene, sin embargo, se manifiesta de manera distinta dependiendo de qué texto escojas. Por ejemplo, si escoges un texto narrativo, lo más probable es que tengas que darle voz a ese personaje que construyas, mientras que si escoges un texto lírico, quizás solo baste con describirlo o complementarlo con otra figura retórica, como una comparación.
  2. A continuación, escogido ya el texto que quieres escribir, la pregunta apropiada sería ¿por qué quiero darle características humanas a este objeto, animal o idea? Esa pregunta te ayudará también con el argumento de tu relato, o con la intención que quieras darle a tu poema. En ningún texto las cosas son casuales, aunque así lo parezcan. El “lobo” de caperucita es un “lobo” porque algo se intenta representar, por ejemplo la maldad, la tentación o la oscuridad.  Tus personajes también tienen vida propia, pregúntate por qué quieres darle las características que les das.
  3. Por último comprueba si conseguiste tu objetivo ¿funciona la personificación en mi texto? Si estás escribiendo un poema sobre el tedio y la espera, probablemente te fue útil personificar a un reloj. Si quieres llevar esa temática a un relato, podrías contar o darle voz a un perro que espera ansioso a que su amo llegue del trabajo. Puedes construir personajes ingenuos, o personajes cuya inteligencia es comparable a la de un ser humano, o incluso más inteligente (el argumento de la animación Pinky y Cerebro). Siempre que termines un trabajo, pide a alguien más que lea tu texto y te de sugerencias.