«El Matadero» de Esteban Echeverría

Te invitamos a conocer los detalles más importantes de esta obra, correspondiente al periodo independentista americano.

«El Matadero» de Esteban Echeverría es un importante texto con tintes románticos que representa la situación que se vivía en Argentina durante los primeros años luego de la independencia. Este texto lo podemos situar entre 1838 y 1840, ya que no tiene una fecha exacta de publicación. Lo que sí podemos decir que es una crítica solapada al gobierno argentino de ese período, dirigido por Juan Manuel de Rosas, a quien lo calificaron como un dictador y un tirano. Sin embargo, esta crítica no es directa, ya que la envuelve y la esconde dentro de una historia relacionada con una historia de un diluvio, un matadero y animales.

Crítica al federalismo y al gobierno de turno

La principal característica radica en el sentido figurado en que inserta su crítica hacia los federales, quienes gobernaban de manera tiránica la argentina naciente. Sin embargo, la mayoría de sus dardos apuntaban al dictador Juan Manuel de Rosas. Lo primero que llama la atención es que Echeverría sitúa la historia en 153.. , es decir, no da un año en específico, pero esta fecha se sitúa dentro del gobierno de De Rosas. La historia comienza con un sorprendente diluvio de 15 días que azotó al país y que causó un importante deterioro económico, dejando inutilizable el matadero de animales por ese período de tiempo, por lo que la escasez de carne comienza a azotar a la población. Ésta es una crítica muy solapada hacia la iglesia, ya que esta falta de carne iba justamente acorde a las órdenes de la iglesia en lo referido a la abstinencia de carne por tiempos cuaresmales. Este gran diluvio produjo una subida en los precios de los otros productos como aves y pescados, y también produjo la muerte de mucha gente por inanición. Esto también es una crítica fuerte a la iglesia, ya que aunque la iglesia dictó que no se debía comer carne bajo el pretexto del pecado no fue igual de estricta con los gobernantes y el cuerpo religioso, lo que demuestra la falsedad del gobierno y la iglesia de la época.

El matadero representa la última opción de vida para todos los habitantes, ya que es la única parte en donde se puede encontrar alimento. Sin embargo, todas las autoridades se refugian dentro de este lugar para poder sobrevivir y adueñarse de los pocos alimentos que quedan. Por esto, Echeverría presenta a los federales como seres sedientos de sangre y con un parecido notable a los animales. En este punto los federales terminan de apoderarse del matadero y comienzan a controlar los alimentos, donando 50 novillos a la población, la cual no alcanza para alimentarla. Sin embargo, el pueblo unitario comienza a rebelarse, ya que no es posible que algunos mueran de hambre y otros gocen de los beneficios por estar en el gobierno y con el apoyo de la iglesia.

Civilización V/S Barbarie

Este tema es desarrollado de manera íntegra en este cuento, ya que presenta la deshumanización del hombre frente a los problemas sociales. Esto se refleja en la imagen del matadero, en donde los federales pasan a ser los verdaderos animales frente a los unitarios que buscaban alimento para la población. Donde se sitúa el matadero también tiene significado, dado que este lugar se encontraba en las afueras de la ciudad, en la frontera que dividía la barbarie de la ciudad y el ambiente más civilizado del campo donde la mayoría de los unitarios se habían escondido para no ser asesinados y perseguidos por los federales. En este punto, Echeverría crea un ambiente en que puede enfatizar la lucha entre civilización y barbarie, el individuo y la multitud y finalmente los unitarios y federales. Este cuento también expone el racismo que Echeverría y muchos de sus compañeros tenían hacia los negros, mestizos y mulatos del país (lo mismo corre para los indios, pero no aparecen indios en El Matadero), por lo que esto último es un claro ejemplo de la idea de civilización y barbarie que imperó en Argentina y que luego fue desarrollada por Domingo Faustino Sarmiento.