Mundos de la literatura: fantástico

A continuación conocerás las principales características del tipo de mundo fantástico.

En el mundo fantástico asistimos al desarrollo de una historia que sucede en una realidad cotidiana y por lo tanto, acorde a una lógica de normalidad. Sin embargo, este mundo cotidiano es interrumpido de manera sorpresiva por un hecho que está fuera de las leyes propias del realismo. Esta situación genera un golpe en las expectativas del lector quien espera que se mantenga la estabilidad del relato. En consecuencia, podemos decir que el componente fantástico se enmascara en una realidad habitual e irrumpe para quebrar las certezas racionales que como receptores manejamos de la realidad.

Este tipo de mundo es muy frecuente en la literatura de misterio y de terror de autores como Allan Poe, Lovecraft, Stoker, entre otros.

En resumen, el mundo fantástico se evidencia cuando en la trama lo real y lo anormal se entremezclan y se confunden. Veamos algunos ejemplos:

«Desde ese momento, su vida se volvió insoportable. Pasaba los días con terror pensando en las noches, y cada noche se reproducía la visión. Al encerrarse en su cuarto, hacía esfuerzos por luchar; pero era inútil. Una fuerza irresistible lo levantaba y lo empujaba en dirección a los cristales como para llamar al fantasma.»

(Guy de Maupassant, La pequeña Roque)

En este caso podemos ver que el elemento fantástico que emerge es el fantasma.

«Gregorio se acercó lentamente a la puerta con la ayuda de la silla, allí la soltó, se arrojó contra la puerta, se mantuvo erguido sobre ella – las callosidades de sus patitas estaban provistas de una sustancia pegajosa – y descansó allí durante un momento del esfuerzo realizado. A continuación comenzó a girar con la boca la llave, que estaba dentro de la cerradura. Por desgracia, no parecía tener dientes propiamente dichos ¿con qué iba a agarrar la llave?, pero, por el contrario, las mandíbulas eran, desde luego, muy poderosas. Con su ayuda puso la llave, efectivamente, en movimiento, y no se daba cuenta de que, sin duda, se estaba causando algún daño, porque un líquido parduzco le salía de la boca, chorreaba por la llave y goteaba hasta el suelo»

(Franz Kafka, La metamorfosis)

En este ejemplo el carácter fantástico surge de la conversión del hombre en cucaracha.