Novelas de terror

Auge de la narrativa de terror y sus rasgos fundamentales

Las novelas de terror son un fenómeno de la modernidad, específicamente de la corriente romántica de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Sin duda fue un gran acontecimiento literario la inclusión del más allá y sus misterios como tema de representación artística. Los autores, obras y su impacto en la historia de la literatura será lo que revisaremos a continuación en este contenido que está de miedo.

Contexto histórico de aparición de la narrativa de terror

Al igual que la literatura fantástica, las novelas de terror surgen en pleno auge del racionalismo (fines del siglo XVIII) lo que no es de extrañar puesto que al mismo tiempo que las sociedades occidentales se entusiasmaban excesivamente con la fe en la razón, aparecían artistas que desde una posición crítica se mantenían escépticos o descreídos de la idea de una realidad estable posible de ser explicada en su totalidad por la ciencia y la lógica. En la realidad habían manifestaciones de dimensiones más allá de la realidad empírica, es decir, más allá de lo que podemos percibir con nuestros cinco sentidos y evaluar con nuestro pensamiento lógico. Un argumento a favor de esta idea era que aun cuando pudiésemos entender las leyes de la naturaleza no podríamos explicar la razón por la cual el mundo fue creado, porqué existimos en vez de no existir en absoluto. Dicha duda llevaba entonces la certeza de que el mundo de los cinco sentidos era muy estrecho y limitado, pues además existía la dimensión espiritual, incluso la dimensión psíquica que produce fantasías a través de la imaginación.

A su vez, la narrativa de terror fue una reacción crítica al movimiento neoclásico que se basaba en la imitación de los modelos clásicos (épica y tragedias griegas) y aspiraban a la belleza armónica. Por el contrario, las novelas de terror buscan indagar en misterios de la realidad, buscar lo inestable de lo desconocido del más allá y su idea de belleza se sostenía en el placer por lo decadente, todo lo opuesto al neoclasicismo.

Rasgos principales de la narrativa de terror

Las primeras novelas de terror de los románticos ingleses y alemanes tenían como tema el mundo paranormal que a final del siglo XVIII consistía en demonios, brujas, fantasmas o espíritus, por lo que las intrigas más recurrentes tenían que ver con habitar una casa embrujada, ser poseído por un demonio o vivir en un pueblo acosado por una bruja o un vampiro. La novela «Drácula» es un buen ejemplo de estas primeras novelas, pues trata de un joven abogado que le escribe a su amada mientras realiza un viaje de trabajo a la morada del conde Drácula. La trama se desarrolla organizada por el suspenso, esto es, poco a poco nos vamos enterando de lo que ocurre y siempre algo de información queda oculta o velada. Esta estructura presente en «Drácula» podemos encontrarla en el resto de la narrativa de terror puesto que es el suspenso el que genera el efecto estético del miedo constante.
Además, debemos considerar el parentesco de las novelas de terror con la literatura fantástica en tanto podríamos considerar a este género histórico como un subgénero de lo fantástico. Ello se manifiesta en la estructura de la acción que parte desde un estado normal de las cosas, donde nada parece anormal, sin embargo el mundo sobrenatural comienza a irrumpir de manera amenazante en la dicha normalidad, a tal punto de invadir e incluso interrumpir la cotidianidad.

Algunas novelas fundamentales de este género que te invitamos a leer y morir de miedo son «El resplandor» de Stephen King (uno de los más importantes cultivadores de este género) que cuenta con una escalofriante adaptación cinematográfica de Stanley kubrik; «El exorcista» de William Blatty que también fue llevada al cine y por largo tiempo censurada y «En las montañas de la locura» de H. P. Lovecraft.