Pavlov y el condicionamiento clásico

Conoce la vida y obra de Iván Pávlov y su trabajo en el entendimiento del aprendizaje y conducta animal a través del condicionamiento clásico. 

Orígenes de Iván Pávlov.

Iván Pétrovich Pávlov fue un fisiólogo ruso nacido en 1849 en la ciudad rusa de Riazán, y murió en 1936, en Leningrado (también Rusia). Comenzó su formación para ser patriarca de la Iglesia Ortodoxa, sin embargo abandonó esta senda convirtiéndose en médico y químico, luego de estudiar en la Universidad de San Petersburgo. En 1883 continuó su perfeccionamiento en Alemania, haciéndose especialista en fisiología intestinal y digestiva. En 1904 recibe el Premio Nobel de Medicina y Fisiología debido a sus amplias contribuciones en el entendimiento del sistema digestivo, específicamente en el proceso de digestión y glándulas anexas. Antes de este galardón había comenzado a formular lo que hoy se conoce como ley de reflejo condicional, observando que la salivación en animales de experimentación (perros) ocurría como respuesta a la inducción de un estímulo particular, dada la actividad psicológica aprendida por el animal mediante vías de asociación neurales simples. Al estallar la Guerra Civil Rusa en 1917, Pávlov se mantuvo lo más marginado posible y no sufrió de represalias por parte de los vencedores bolcheviques, a pesar de ser un detractor del nuevo régimen imperante. Fue nombrado director de los laboratorios de fisiología en el Instituto de Medicina Experimental en la Academia de Ciencias de la URSS. En 1930 afirmó que el lenguaje humano sería un constructo derivado de una serie de reflejos condicionales.

Experimentando con los perros de Pávlov.

Los trabajos de Pávlov comenzaron de manera muy simple, usando como modelo experimental a perros que eran expuestos a oler alimentos o sustancias ácidas disueltas en el hocico de estos, induciendo así en ellos la salivación. Observó que si bien este fenómeno ocurría cuando las sustancias entraban en contacto directo con los sentidos del perro, también lo hacían cuando estaban próximas y no en contacto directo (es decir, cuando eran vistas u olidas por el animal, o cuando veían u olían a la persona que les traía la sustancia). Concluyó que esta conducta no podía ser natural o innata de los perros, por ende debían de haber sido aprendidas (o condicionales, en términos de Pávlov) por estos. Pávlov midió la intensidad de la respuesta de salivación realizando la recaptación de saliva producida por los perros mediante la canulación de las glándulas salivales de estos, midiendo así exactamente el volumen de saliva producida (en mililitros). Realizó esta recaptación de saliva con dos tratamientos experimentales: perros a los cuales ponía el alimento en el hocico (los cuales salivaban mucho) y perros expuestos al sonido de un metrónomo, sin alimento cerca (los cuales casi no salivaban). Luego aplicó un tercer tratamiento: perros a los cuales se les exponía alimento directamente en el hocico mientras se hacía sonar un metrónomo, experiencia que fue repitiendo a lo largo de semanas. Al cabo de este tiempo Pávlov expuso a estos perros solamente al sonido del metrónomo (sin alimento cerca), y los perros produjeron un volumen de saliva similar a los del primer tratamiento, expuestos solo a comida de forma directa.

El condicionamiento clásico.

El trabajo de Pávlov permitió que este formulase la ley del reflejo condicional, la cual fue transcrita al inglés incorrectamente como «reflejo condicionado». Esta ley sentó la bases explicativas del aprendizaje por asociación. Si bien ha sido controvertida la extrapolación de estos principios estudiados en animales de experimentación a humanos, existe evidencia relativa en cuanto a la explicación de respuestas reflejas sustentadas en condicionamiento clásico, como el reflejo patelar (rotuliano), el reflejo palpebral (párpado), la aversión a malos sabores y diferentes tipos de fobias. El conocimiento fisiológico generado por Pávlov sirvió para que años más tarde naciera la corriente de pensamiento denominada conductismo, cuyos principales exponentes, John Watson y B.F. Skinner, indicó que los humanos aprendemos en base al desarrollo de conductas reforzadas por mecanismos de ensayo y error (como el estímulo de salivación de Pávlov). Este mecanismo de aprendizaje si bien hoy no es rechazado, no es generalizable, ya que desconoce elementos de aprendizaje conductuales de orden superior en humanos.