Comprende cómo se estructuran y conforman las comunidades ecológicas, considerando parámetros que las describen como la biodiversidad y riqueza.
Ya se ha descrito que las poblaciones biológicas son grupos compuestos por organismos de una misma especie, los cuales explotan los recursos de un área determinada. Sin embargo, en la naturaleza generalmente las poblaciones no están aisladas unas de las otras, sino que están en constante y diversa interacción, en lo que los ecólogos conocen como comunidades ecológicas. Una comunidad ecológica corresponde a la totalidad de poblaciones que pueden coexistir en un espacio físico determinado, por ejemplo, un árbol puede albergar a muchísimas especies diversas de insectos, aves, pequeños mamíferos, bacterias, hongos, entre otros, por lo que ese árbol y las poblaciones que alberga sería una comunidad ecológica. Los límites de cada comunidad suelen ser difusos; siguiendo con el mismo ejemplo, los organismos de vida libre (insectos, aves, mamíferos) que habitan la comunidad formada por el árbol, pueden transitar hacia otro árbol colindante (otra comunidad) y volver, por lo que estos estados transitorios definidos por la movilidad de los organismos miembros de cada comunidad son denominados ecotonos.
Al igual que a nivel poblacional, las comunidades ecológicas pueden ser descritas mediante parámetros comunitarios los cuales indican la biodiversidad (variedad) de organismos que posee una comunidad. Estos parámetros son:
La estructura de las comunidades está dada principalmente por el grado de interacciones que puede existir entre los miembros de una comunidad, los cuales son siempre limitados (competencia, depredación, mutualismo). La riqueza de especies de una comunidad y la cantidad de niveles tróficos que pueden existir al interior de una comunidad determinará la dinámica comunitaria y así su estructura global. A su vez, para que una comunidad biológica surja, es necesaria la existencia de una sucesión y recambio de especies en el tiempo, mediada por las múltiples interacciones que pueden darse entre cada uno de sus miembros. Este fenómeno es conocido como sucesión ecológica y es el que permite la existencia y formación de las comunidades. Una sucesión ecológica es observable de manera fácil en ambientes que han sufrido fuertes disturbios y se manifiestan como “vírgenes” a la colonización, como terrenos que han sufrido las inclemencias de incendios, erupciones volcánicas o tsunamis. Las sucesiones ecológicas son fenómenos graduales que implican fases, las cuales son: