Simbiosis, mutualismo y protocooperación

Conoce cómo funcionan las relaciones de cooperación a nivel poblacional y cómo éstas pueden incidir en un aumento de la abundancia en ambas poblaciones.

El mutualismo es una relación ecológica donde 2 organismos poseen un vínculo obligado (en su historia evolutiva) a partir del cual ambos se ven beneficiados de esta relación, por ende es simbolizada como + / + . Si 2 organismos mutualistas no pueden vivir el uno sin el otro, se dice que entre ambos existe una simbiosis. Un ejemplo clásico de simbiosis es la que se establece en un liquen, el cual es un organismo simbionte formado por un alga y un hongo: el hongo ofrece un sustrato donde el alga pueda crecer, mientras que el alga aporta los nutrientes al hongo para que pueda vivir.

Las relaciones ecológicas mutualistas pueden ser entendidas desde muchos puntos de vista: rituales de acicalamiento intraespecíficos, zoocoria (dispersión de semillas y polen producto del pastoreo), relaciones de amistad entre humanos, etcétera, pero todas tendrían un fin último: aumentar la tasa reproductiva mutua de cada especie (éxito reproductivo) y perpetuar la genética de una población determinada.

Por otra parte, y de acuerdo a lo planteadó por Darwin, a pesar de la existencia de estas relaciones de cooperación obligada, los seres vivos siempre terminarán compitiendo. En palabras del biólogo evolutivo inglés Richard Dawkins (“El gen egoísta”, 1976), los seres vivos serían vehículos genéticos que compiten por perpetuarse los unos sobre los otros, a través de agentes moleculares (replicadores) y socioculturales (memes). Sin embargo, en contra de lo que se sabe, consta la presencia de relaciones ecológicas inter e intraespecíficas que constituyen sacrificios ecológicos que llevan a la disminución de la tasa reproductiva de un organismo, sin embargo se hacen patentes por un bien comunitario. Se habla entonces de conductas protocooperativas o altruistas, ya que no son obligadas y confieren el abandono y entrega de una especie o de un miembro de la población en pos de otros. Otros investigadores, como el biólogo chileno Humberto Maturana, plantea otras aristas paralelas a la competencia y más inclinadas a la cooperación y mutualismo como fuente estabilizadora de la abundancia poblacional.

Desde un punto de vista evolutivo, el mutualismo reviste especial interés ya que surge como respuesta al surgimiento del modelo celular eucarionte, en lo que se conoce como la teoría endosimbionte: a grandes rasgos, ésta indica que una bacteria heterótrofa habría fagocitado (quizás por simple depredación) a otra bacteria heterótrofa de menor tamaño, la cual, de alguna manera habría comenzado a coexistir en el interior de la bacteria depredadora. La energía producida por la bacteria fagocitada sería utilizada tanto por ella como por la bacteria depredadora y viceversa, lo que explicaría el surgimiento del organelo celular mitocondria. Esta relación mutual con el tiempo se volvió obligada, de modo que la bacteria-mitocondria no pudo sobrevivir en ausencia de su hospedera, así como esta no pudo sobrevivir en ausencia de sus huéspedes. La misma situación se habría originado aparentemente con el organelo cloroplasto, pero debido a la fagocitosis de bacterias autótrofas.