El Ciclo Hidrológico en Chile

Como es de nuestro conocimiento, el agua pasa por diversos estados, transformándose y recorriendo los océanos y los continentes del planeta en un proceso conocido como el ciclo hidrológico o el ciclo del agua.

El ciclo hidrológico es un proceso que implica el desplazamiento, el intercambio y el almacenamiento de agua en forma permanente entre los océanos, la superficie del suelo y el subsuelo. En estos medios, el agua atraviesa por cuatro fases físicas: evaporación y transpiración, precipitación, corrientes superficiales y corrientes subterráneas (intercolación y percolación). Una característica fundamental de este proceso es que los intercambios son a gran escala, y se desarrollan tanto en una dimensión espacial como en una dimensión temporal.

En el territorio que ocupa nuestro país, el ciclo del agua se presenta con características específicas y diversas, las que se producen de acuerdo a las condiciones geográficas regionales. De acuerdo a lo anterior, para el caso chileno podemos hallar dos realidades muy distintas entre sí:

  • En la zona norte de Chile, a pesar los elevados niveles de evaporación desde el mar que se producen debido a las altas temperaturas y a la alta condensación del vapor de agua, el efecto de la corriente de Humboldt (cálida) no permite que se produzcan precipitaciones en el continente, por lo que el ciclo hídrico sólo se nutre de neblinas o camanchacas, las que contienen una limitada cantidad de agua. Como consecuencia de lo anterior, en la zona norte de Chile los cursos de agua son escasos y su alimentación es fundamentalmente pluvial.
  • En la zona sur del país, por el contrario, el ciclo del agua que se produce en la vertiente occidental de la Cordillera de los Andes, potenciado por la influencia oceánica y debido al retiro de la corriente de Humboldt, es altamente favorable para la producción de precipitaciones, lo que genera en el continente el desarrollo de ríos con altos caudales.