Causas de la Independencia: la exclusión de los criollos

La independencia chilena tuvo en el grupo criollo y sus deseos de gobernar, una de sus principales causas; luchando ellos desde su posición privilegiada en la sociedad colonial.

Cuando la colonia chilena es creada en el siglo XVI, en los tiempos de Pedro de Valdivia, todas las decisiones importantes están siendo tomadas en forma local. Después cuando se organiza mejor «el reino de Chile», incluyendo la ayuda económica, el «real situado», desde España se intentó un control total de lo que pasaba en el lejano Chile. A pesar de los esfuerzos hispanos los habitantes de Chile tomaban decisiones propias, modificaban los instructivos venidos desde España. Se estableció lo que se ha dado en llamar «se acata pero no se cumple». Hasta el siglo XVII los criollos chilenos, esta clase social formada por los descendientes de los españoles, a través de las Haciendas y otras actividades económicas lograron manejar al país. Las decisiones tomadas por el Cabildo de cada ciudad pasaban a ser el verdadero marco legal en que se podían mover todas las personas. Pero en el siglo XVIII las cosas cambiaron con la llegada de los Borbones al poder.

Siglo XVIII, los cambios de los Borbones.

La nueva dinastía reinante en España, los Borbón, estableció un sistema mucho más eficiente de control a través de las intendencias. La colonia chilena pasó a ser la Capitanía General de Chile, con mayor libertad para comercializar con Buenos Aires, y otros lugares del Imperio español. La nueva administración dejó realmente a cargo de la colonia chilena al funcionario llamado gobernador, que era enviado desde el Virreinato del Perú. Las nuevas normas establecidas por los reyes borbones no favorecieron a los criollos. La fundación de nuevas ciudades fue bienvenida, pues los caminos entre ellas mejoró la infraestructura para distribuir la producción y facilitar el comercio. Pero la idea del libre comercio, compitiendo con productos «peninsulares» (de España), que estaban con liberación de derechos aduaneros, solo dio un temporal bienestar, lleno de lujos, pero al pasar el tiempo se notaron sus deficiencias.

Un hecho grave fue el desabastecimiento de trigo debido a la venta prioritaria a Perú, porque ellos pagaban más que los consumidores locales. Esto quizás de todos modos favorecía a los criollos dueños de haciendas, pero, la llegada de tejidos y telas de mayor calidad y menor precio que las hechas en Chile, los trabajos en cuero y madera finamente acabados traídos desde Europa, en incluso desde Asia, estaban arruinando a la naciente industria local chilena. Por otra parte, la salida de minerales para pagar bienes de lujo estaban empobreciendo a la colonia a un ritmo muy acelerado.

La reacción criolla.

Los criollos, desde su mirada privilegiada, con educación y bien informada, veían como la producción local estaba al borde de la quiebra, y que en realidad las medidas tomadas por la Corona Española eran para favorecer a la industria peninsular, y en ningún caso para darle a todo el imperio un bienestar por igual. Las autoridades en Chile nombradas por España, toda gente europea, se les veía como cómplices de esta situación. Concientes del problema los criollos se sentían menospreciados por el Rey al no poder ocupar los cargos de gobierno, y tomar las medidas legales que la colonia chilena necesitaba. Y también estaban concientes que por estar el Rey demasiado lejos era posible hacer cambios en el manejo político, ya sea con el establecimiento de un sistema de representación local bajo el amparo del Rey (como algunos criollos lo querían) o bien con un rompimiento completo con España, y el establecimiento de una República independiente. Solo era tiempo de esperar el momento adecuado, o quizás una excusa válida para hacerlo.