Crisis del Imperio Español: Fin Sistema Colonial

A principios del siglo XIX, el contexto político español estaba determinado por la influencia que dejó la Revolución Francesa y por la baja popularidad que poseían el rey Carlos IV y su primer ministro Manuel Godoy. La situación se complementaba con la perniciosa intromisión en los asuntos españoles de Napoleón Bonaparte, personaje que el pueblo español percibía como el verdadero conductor de la política hispana en su afán por derrotar a Inglaterra.

En 1806, con el objetivo de producir la ruina económica del Imperio Británico, Napoleón decretó un bloqueo continental para echar por tierra las relaciones comerciales del Reino Unido y de esa forma debilitar su posición económica y militar; no obstante, Portugal no estuvo de acuerdo en sumarse a la imposición de Napoleón y se negó a cerrar sus puertos, lo que trajo como consecuencia la enemistad de Francia.

A instancias del emperador francés, el sumiso Carlos IV firmó el Tratado de Fontainebleau; este acuerdo implicaba la repartición del territorio portugués entre España y Francia, y además, la posibilidad de que el ejército napoleónico atravesara por espacio español para atacar a Portugal. Sin embargo, este tratado tuvo como mayor consecuencia la solapada invasión de España por parte de los franceses, lo que en la práctica significaba que España pasaba a formar parte de las conquistas de Napoleón.

El descontento del pueblo español ante la presencia francesa en su territorio, y las sospechas que recaían sobre las intenciones del ministro Godoy de entregar el gobierno a Napoleón, produjo un motín en la ciudad de Aranjuez en el año 1808. La crisis que este levantamiento generó, obligó a Carlos IV a renunciar al trono y a entregar el poder a su hijo Fernando VII. El nuevo rey intentó afianzar su autoridad y para ello se reunió con Napoleón en la localidad francesa de Bayona; sin embargo, en esta cita Bonaparte exigió la cesión de la Corona española por medio de un juego de traspasos del trono que finalmente acabaría en manos de José Bonaparte, también conocido como Pepe Botella.

La situación de España repercutió fuertemente en las colonias americanas, las cuales no recocieron la autoridad del hermano del emperador francés y levantaron su apoyo a España y a Fernando VII. No obstante, a pesar de la positiva respuesta de los americanos, el sistema colonial hispano estaba sumido en una profunda crisis que no encontraría solución. Al desmembramiento del régimen político español en Europa y en América, se agregaba el descontento de los criollos por las férreas estructuras sociales y económicas que aseguraban privilegios para los ciudadanos peninsulares. Por otro lado, en las colonias la penetración de las ideas racionalistas había planteado una serie de interrogantes sobre la legitimidad de la autoridad española en América.

En el territorio español la presencia de Pepe Botella motivó el establecimiento de gobiernos regionales de carácter temporal, los que frecuentemente expresaban la necesidad de que las colonias mantuvieran su fidelidad a la Corona; sin embargo, la única finalidad de los españoles era recibir la contribución de las colonias para financiar la resistencia a Napoleón, puesto que no reconocieron la igualdad de derechos. Ello quedó demostrado en el rechazo que hicieron a las peticiones que éstas últimas levantaron para modificar las estructuras sociales y económicas en el continente americano.

El efecto de esta política en América fue el fortalecimiento de la posición de los ciudadanos americanos que cuestionaban la legitimidad de la dependencia colonial y la aparición de progresivas manifestaciones que condensaban la necesidad de romper definitivamente con España.