El Frente Popular y la elección de 1938

Debido a la presión que los movimientos fascistas ejercían sobre las escenas políticas de diversos países europeos y americanos, y con los ejemplos patentes de Alemania e Italia bajo regímenes de corte totalitario, en la década de 1930 los partidos políticos de izquierda diseñaron una estrategia electoral destinada a impedir que los partidos fascistas alcanzaran cuotas de poder en los países occidentales. Esta estrategia consistió en la conformación del llamado Frente Popular, una alianza en la que se reunieron (en el caso chileno) los partidos Socialista, Comunista y Radical; este último, actuaba como un elemento moderados y acercaba al Frente Popular a las preferencias de los electores del centro político.

Para las elecciones presidenciales de 1938, el Frente Popular chileno presentó como candidato al radical Pedro Aguirre Cerda, y los el Partido Liberal erigió como sucesor de Alessandri al ministro de Hacienda de este último, Gustavo Ross. Debido al enfrentamiento entre estas dos coaliciones políticas con ideologías contrariamente disímiles, muchos historiadores han considerado a esta contienda electoral como una lucha entre el marxismo y el fascismo, principalmente por el papel que cada bando asignaba al Estado en la conducción de la economía.

Como señalamos anteriormente, la crisis económica que asoló a Europa tras la Primera Guerra Mundial generó el surgimiento, y la consolidación en la década de 1930 del fascismo y el nacionalsocialismo, los que se habían convertido en ideologías políticas con bastante penetración en las capas bajas de los países occidentales; nuestro país no fue la excepción, y bajo el liderazgo de Jorge González Von Marées se organizó con gran fuerza un partido nacionalsocialista en Chile, que en la campaña electoral de 1938 adquirió gran notoriedad.

Los nacionalsocialistas chilenos, que apoyaban la candidatura presidencial de Carlos Ibáñez del Campo, intentaron llevar a cabo un golpe de Estado contra el gobierno de Alessandri, puesto que en la opinión pública se consideraba inminente el triunfo del Frente Popular y, para ellos, la consiguiente conversión de Chile a los postulados comunistas. El día escogido fue el 5 de septiembre de 1938, y las acciones comenzaron cuando dos grupos de jóvenes nacionalsocialistas se parapetaron en la Casa Central de la Universidad de Chile y en el edificio del Seguro Obrero (frente a La Moneda), respectivamente; estos grupos, por medio de mensajes radiales llamaron a un golpe de Estado e inmediatamente fueron desalojados de la Casa Central los nacionalsocialistas que la ocupaban. Tras ser detenidos, los amotinados fueron conducidos a las dependencias del Seguro Obrero, lugar en el que se había desarrollado un tiroteo entre ocupantes y elementos provenientes del Ejército.

El resultado final de esta revuelta protagonizada por el Partido Nacionalsocialista de chile fue la trágica muerte de todos los jóvenes que participaron en el intento de golpe de Estado, aunque la forma en que ello ocurrió aún no ha sido aclarada del todo hasta el día de hoy. De hecho, el gobierno de Alessandri nunca entregó una justificación para la denominada “Matanza del Seguro Obrero”; y mientras muchos historiadores señalan como culpable directo al mismo presidente, otros analistas sólo responsabilizan de uso desmedido de la fuerza a los miembros del Cuerpo de Carabineros que desalojaron a los parapetados del edificio en cuestión.

En el ámbito político, este hecho señalo el retiro de la candidatura de Ibáñez a la Presidencia; y por cierto, este último fue encarcelado momentáneamente por su presunta responsabilidad en el desarrollo del conato de golpe de Estado y, además, los sectores de derecha le retiraron su apoyo electoral.

Finalmente, es preciso apuntar que las elecciones fueron ganadas tranquilamente por el Frente Popular, y Pedro Aguirre Cerda se convirtió en el primer presidente del llamado periodo de los Gobiernos Radicales.