El Siglo de las Luces

El siglo XVIII se caracterizó en Europa por su gran desarrollo científico e intelectual, y debido a ello es conocido como el Siglo de las Luces o la Ilustración.

Este nombre se deriva de los pensadores racionalistas que intentaban explicar el origen de las cosas con el uso de la razón. Entre sus principales exponentes se pueden citar a los franceses Voltaire y Jean Jaques Rosseau, o a los ingleses Adam Smith y John Locke, los que remecieron las bases intelectuales del conocimiento occidental al promover el desarrollo científico y del pensamiento racional; el resultado de sus influencias se condensó en la Revolución Industrial y los extraordinarios avances tecnológicos que este fenómeno propició.

España y sus colonias americanas no escaparon a la influencia de las Luces, a pesar de obviar las ideas concernientes al campo de la religión. El mayor campo donde el racionalismo se hizo sentir en la relación entre la metrópoli y sus súbditos fue en la administración colonial, ya que se impulsaron reformas tendientes a hacer más expeditas las actividades económicas para aumentar las arcas fiscales; esta serie de modificaciones se conocen como las reformas borbónicas. Una de las principales modificaciones fue la creación de dos virreinatos más: el virreinato de Nueva Granada y el del Río de la Plata, la que perseguía dinamizar las relaciones administrativas; además se liberalizó parcialmente el comercio.

En el caso de Chile, el mayor efecto de las reformas borbónicas fue la llegada al cargo de gobernador del ciudadano irlandés Ambrosio O’Higgins, quien impulsó una serie de obras públicas y la fundación de una gran cantidad de ciudades entre Santiago y Concepción. Entre las obras públicas podemos mencionar la construcción del puente Cal y Canto sobre el río Mapocho, y la Casa de Moneda construida por el arquitecto italiano Joaquín Toesca.