Fiesta de La Tirana – 16 de julio

Las fiestas religiosas del norte chileno son una mezcla entre los rituales de las creencias de los habitantes prehispánicos y las enseñanzas católicas de los españoles.

Un pequeño pueblo

A 84 kilómetros del puerto de Iquique, hacia la cordillera de los Andes, se encuentra el pueblo de la Tirana. Todos los 16 de julio concurren unas 30 mil personas a honrar a la Virgen María, a través de coloridos bailes, en que las destrezas de los diferentes grupos que participan llegan a ser una verdadera competencia de coreografías e interpretación musical de bandas, en que los bronces y tambores tienen un lugar destacado.

La gente asiste para agradecer un milagro concedido o para pedir uno nuevo. Muchos van para hacer un pequeño comercio, aprovechando la aglomeración. En fin, por unos tres días La Tirana es una ciudad sobrepoblada, el resto del año es prácticamente un pueblo fantasma.

Decenas de bailes

Decenas de cofradías o hermandades hacen sus bailes, manifestando gran fantasía. Un tono carnavalesco, en pleno mes de julio, se apodera de la plaza frente a la iglesia en La Tirana.

Bailes antiguos

Los bailes antiguos son los que están reconocidos como folklóricos tras décadas de practicarse. En tal categoría están:

Los Chunchos: vistiendo plumas y dando grandes saltos.

Las Cullacas: bailarinas adolescentes trenzando cintas de colores.

Las Pastoras: mujeres bailando en círculo, dando pequeños pasos.

Los Morenos: siempre muy elegantes danzan dando pequeños pasos.

Los Llameros: hombre y  mujeres imitando el arreo de las llamas.

Los Diablos o Diablada: de clara influencia altiplánica, las mujeres visten sayas y los hombres usan máscaras de diablo. Aunque en Bolivia se le práctica desde hace siglos, en La Tirana recién fue visto a mediados del siglo XX.

Bailes modernos

Son las danzas que se practican recién desde el siglo XX y en forma intermitente. Dan una colorida renovación, y por lo tanto vida a la fiesta. Entre estos están las comparsas de gitanos, chinos, marineros, españoles, huasos, gauchos, pieles rojas, cruz del calvario, apaches y un largo etcétera, que son las innovaciones año tras año. La variedad de naciones representadas se debe en primer término a que por ser gente de zonas portuarias hay inmigrantes de los más diversos países. En segundo lugar, es la búsqueda de la creatividad lo que ha llevado a «inspirarse» en bailes masivos de otras latitudes. Tal fue el caso de los pieles rojas, que en 1930 fue introducido por el chileno Carlos Mercado, que solo había visto estos bailes en películas de origen estadounidense.

Historia de La Tirana

La hija del sumo sacerdote

El origen del poblado se remonta a la Conquista española. En 1535 el adelantado Diego de Almagro, al mando de 550 españoles, 10 mil yanaconas (nativos quechuas), y dos importantes miembros de la realeza inca: el príncipe Paullo Tupac y el sumo sacerdote del culto al Sol Huillac Huma. Ellos aunque se les veía sumisos, en realidad sentían un profundo odio hacia los españoles. Huillac era acompañado por su hija de 23 años, que será conocida como la Ñusta Huillac. Pronto Paullo Tupac y Huillac Huma huyen en dirección del actual Bolivia para organizar una rebelión. La Ñusta Huillac se quedó oculta en Tarapacá junto a un centenar de nativos quechuas, para quienes ella era su reina. El significado del nombre de ese lugar lo dice todo:  «Tara» significa árbol y «Pacani» significa escondite. Cabe señalar que en lo que ahora es un desierto, cinco siglos atrás eran bosques de acacias y tamarugos.

La bella tirana

Por cuatro años la Ñusta reinó en los bosques, sus leales súbditos fueron creciendo en número y motivación. La veían como la defensora frente a la agresión extranjera. Todo español o nativo que haya sido bautizado era asesinado en cuanto ponía un pie en los bosques. Los españoles le pusieron por nombre la bella tirana del tamarugal.

Un día, en el año 1539, fue traído como prisionero alguien que parecía de importancia para los españoles, por lo tanto no lo mataron de inmediato, sino que fue llevado frente a la Ñusta. Dijo llamarse Vasco de Almeyda, que era portugués,  y buscaba la mina del Sol, respecto de la cual le había hablado un cacique. Los nativos decidieron su muerte. Sin embargo, la Ñusta observó en Almeyda a un joven apuesto, de buen vestir, y que frente a la sentencia de muerte no hizo gesto alguno de cobardía. En otra palabras, la Ñusta se enamoró del caballero de Portugal.

Convertida al catolicismo

Para evitar su muerte usó su rol de sacerdotisa, consultándoles a los astros por el destino de Almeyda. Debía morir pero en cuatro meses más. Durante ese período la Ñusta ya no fue tan aguerrida contra los colonos españoles, que se habían instalado en poblados como Pica. Y por cierto, conversaba largamente con Almeyda, él cual le habló sobre el destino de los católicos después de la muerte. Entonces la Ñusta le dijo que si ella moría podría estar junto a él en la otra vida, y le pidió entonces que la bautizara en la fe católica. Sorprendidos durante el bautizo por los nativos, estos se sintieron traicionados y lanzaron flechas sobre ambos, los cuales murieron casi instantáneamente.

Una nueva iglesia

En 1540 finalmente los españoles lograron dominar los bosques del tamarugal. El encargado de la evangelización fray mercedario Antonio Rondón, encontró una cruz. Sorprendido, luego enterado de la historia, ordenó construir una ermita en ese mismo lugar. Mucho después, en 1886, con el financiamiento de la riqueza del salitre, se construyó la iglesia, en ese mismo lugar, al cual confluyen los bailarines.