La alianza para el progreso

Estados Unidos estaba preocupado por la fuerte penetración de las ideas guerrilleras comunistas en Latinoamérica. Para hacerles oposición decidió ayudar económicamente y a la vez exigir algunos cambios estructurales.

En 1961, reunidos en Punta del Este, Uruguay, representantes de la Organización de Estados Americanos (OEA), excepto Cuba, acordaron aceptar la propuesta de Estados Unidos para apoyar económicamente a Latinoamérica. A este acto de integración se le llamó Alianza para el Progreso. La idea central del gobierno de Estados Unidos era impedir la propagación del comunismo a través de Latinoamérica, pero no usando las armas, si no que a través de la eliminación de las causas que llevan «al caldo de cultivo» de la guerrilla revolucionaria. Estados Unidos invirtió 20 mil millones de dólares en esta alianza, en todo el periodo que duró.

Aunque en el plano teórico se extendió desde 1961 hasta 1970, en la realidad ya en 1965 el Presidente chileno Eduardo Frei señalaba que la alianza había perdido su rumbo inicial, y hacia 1967 ya los aportes eran poco importantes. La corta duración se debe a que su autor John F. Kennedy, Presidente de Estados Unidos, fue asesinado en 1963. Sus sucesores tuvieron que jugar con otros gastos, como lo fueron la guerra en Vietnam, sostener la Cortina de Hierro en Europa y financiar la carrera armamentista. Latinoamérica quedó postergada. Además, Brasil en 1964 tuvo un quiebre en su democracia, iniciándose una dictadura de 20 años. Y la intervención armada de 1965 hecha por Estados Unidos sobre República Dominicana dejó en claro las intensiones de fondo de Estados Unidos con esta alianza.

La Alianza comenzó con grandes realizaciones económicas, como son el BID (Banco Interamericano de Desarrollo), la ALALC (Asociación latinoamericana de libre comercio), y el Mercado Común Centro Americano. Con estas instituciones la Alianza se enfocó en dos grandes áreas:

  • La realización de obras de adelanto.
  • La realización de una reforma agraria.

La gente común y corriente esperaba que la ayuda económica trajera beneficios directos. Incluso en Uruguay una publicidad decía: «no se preocupe Kennedy lo resuelve todo». Sin embargo, la forma de trabajo consistió en favorecer a largo plazo, como por ejemplo respecto del uso de la tierra, la construcción de viviendas, escuelas, servicios de salud.

El caso chileno

En 1960 gobernaba Jorge Alessandri, el cual no estaba de acuerdo con el intervencionismo de Estados Unidos, entre otros motivos porque le quitaba poder de decisión. Pero en mayo de ese año el terremoto del sur de Chile obliga a Alessandri a aceptar la ayuda de Estados Unidos, con su lógico «a cambio de algo». Con ello se evitó una crisis  económica y que los partidos socialista y comunista tomaran fuerza. El éxito de este sistema que funcionó en 1960 y 1961, llevó al Presidente Kennedy a promover su idea de ayuda a nivel latinoamericano.

Oficializada la Alianza en 1961, la ayuda para obras a largo plazo comenzó a llegar de inmediato. Y también la exigencia de Estados Unidos para que Chile realizara una reforma agraria. La finalidad de hacerla era como fin último el mejorar la productividad agrícola, mejorar la alimentación y la salud. Sin embargo, los objetivos inmediatos eran evitar que en las zonas campesinas con extrema pobreza se desarrollaran movimientos guerrrilleros que pudieran derrotar a los gobiernos establecidos. La reforma básicamente consiste en redistribuir la propiedad agrícola, eliminando las grandes haciendas, convirtiéndolas en parcelas, que con la ayuda del Estado harían rendir la tierra mucho más que antes. Aunque Alessandri era contrario a esta idea, la historia lo dejó como el iniciador de esta reforma estructural, que en el largo plazo eliminó las relaciones patronales que existieron por tres siglos. En todo caso el gran desarrollo de esta reforma fue durante los gobiernos de Frei Montalva y Allende.

En 1964 en las elecciones presidenciales el favorito de Estados Unidos era Eduardo Frei, quien al ganar continuó con la Alianza. Durante su gobierno hubo que echar a andar la Reforma Agraria, pero a cambio tuvo un cobre con un precio alto, y ayuda concreta, que incluso tocaron el transporte colectivo, en que cientos de buses de gran calidad son traidos desde Estados Unidos. Fueron adornados con una figura de dos manos estrechándose, una de Chile, la otra de Estados Unidos. Las obras públicas, el apoyo a campañas de salud, la reforma educacional, tuvieron gran ayuda económica de Estados Unidos, pero esta comenzó a declinar desde 1965, considerándose 1967 el último año de verdadera alianza.