La economía del salitre.

Durante 50 años el salitre fue la base de la economía chilena. Su riqueza extraída en el desierto hizo posible que la zona central de Chile se urbanizara, generándose grupos socioeconómicos muy diferenciados.

El salitre es un producto mineral que se obtiene a partir del  nitrato de sodio, conocido también como caliche. Este mineral no metálico se extrae en el Desierto de Atacama, a poca profundidad, y relativamente cerca de la costa. Los depósitos de caliche recibían el nombre de cantón salitrero, y en estos se instalaba la Oficina Salitrera, en la cual se transformaba el caliche en salitre y yodo, mediante la aplicación de calor,  hirviéndolo. Entre 1879 y 1929 fue la base de la economía chilena, permitiendo el financiamiento de diversas obras.

Durante el siglo XIX el salitre fue aumentando su valor, debido a dos motivos:

  • El aumento de la población como consecuencia de la Revolución Industrial hizo necesario buscar fertilizantes para hacer rendir más las tierras y alimentar a toda la creciente población. El salitre es un excelente fertilizante.
  • Las guerras de los países europeos, ya sea entre ellos o en contra de otras naciones, necesitaban del principal explosivo de la época: la pólvora. Este explosivo se hace en base a azufre, fósforo y salitre.

El salitre llegó a ser «chileno» a través de la Guerra del Pacífico (1879-1883), en la cual Chile le quitó a Bolivia el territorio de Antofagasta, y a Perú el territorio de Tarapacá. Ambos eran ricos en caliche. La propiedad de las salitreras bolivianas era de empresarios británicos, estadounidenses y chilenos, mientras que las salitreras peruanas eran desde hacía poco estatales. Después de la guerra el británico John Thomas North compró los bonos que había entregado Perú a los antiguos propietarios privados de las salitreras. Chile reconoció esos bonos y le entregó a North la propiedad de las salitreras, pasando a ser conocido como «el rey del salitre». El Estado chileno por lo tanto no fue propietario de las salitreras conquistadas durante la guerra, obteniendo solo ganancias por el cobro de los impuestos de las exportaciones.

A pesar que las ganancias pudieron ser mucho mayores de haber sido estatales las salitreras, los fondos obtenidos para obras públicas fueron muy cuantiosos. Los críticos a lo  ocurrido en esa época señalan que se consolidó el modelo económico «hacia afuera», el cual consiste en vender materias primas a los países industrializados, y la crítica continúa al decir que además éramos monoexportadores, lo cual fue la causa del desastre económico de 1929 que afectó al país por al menos cinco años. Sin embargo, hay que considerar que la recaudación de impuestos aumentó en veinte veces que antes del salitre, incluso para 1920, ya con el cobre como «competidor», el salitre seguía siendo el 50% de los recursos del Estado.

Con la riqueza del salitre se construyeron ferrocarriles que unieron al país desde Iquique a Puerto Montt, viaje de 3000 kilómetros de distancia, recorribles en 1913 en seis días. La riqueza del salitre se empleó para mejorar las haciendas de la zona central, contruyéndose canales de regadío, embalses y mecanizando la producción. Los recursos destinados a la educación hacen posible aumentar la cobertura escolar, aumentando en diez veces entre 1880 y 1900 y duplicándose entre 1900 y 1920, totalizando 350 mil niños y niñas en las escuelas. Aunque no hay que dejar de considerar que había en la época un millón 600 mil habitantes en edad escolar.

Las actividades comerciales se multiplicaron, creándose instituciones bancarias y bolsas de comercio. Además, se dio el marco legal a través del «Código de Comercio». Iquique, Valparaíso y Punta Arenas se convierten en modernas ciudades portuarias.

La urbanización de las ciudades se comienza a desarrollar en esa época. Miles de personas dejan el campo que se estaba mecanizando y llegan a las ciudades a trabajar en el servicio doméstico, comercio y como obrero. Se van desarrollando paralelamente dos mundos urbanos muy diferentes: el de la oligarquía que está recibiendo los beneficios económicos del salitre y de las actividades desarrolladas gracias a este (empresarios, grandes comerciantes, etc), y un proletariado que presta servicio a esta clase por un muy bajo sueldo (obreros, empleados, etc).

La econcomía del salitre tuvo un último auge durante la I Guerra Mundial, pero durante la misma se desarrolló la producción del salitre artificial. Terminada la guerra paulatinamente se fueron cerrando mercados compradores, sobre todo en Europa, y a su vez oficinas salitreras. La crisis económica mundial de 1929 fue el golpe final, al cerrarse el mercado comprador de Estados Unidos.