Los Jesuitas y su Expulsión del Continente

Los derechos otorgados por las bulas papales a los reyes sobre las colonias americanas, con el tiempo se convirtieron en una prerrogativa más del aparato administrativo, lo que en la práctica generó una serie de abusos sobre la población local y en la pérdida de importancia de la misión evangelizadora que la Iglesia había encomendado a los monarcas ibéricos.

Esta situación llevó a la orden de la Compañía de Jesús a efectuar un conjunto de críticas sobre la autoridad real, en particular sobre la teoría que postulaba el origen divino del poder de los reyes.

Las críticas de los jesuitas causaron profundo malestar en la Corona, lo que se sumaba a la alta influencia que estos habían logrado en la sociedad colonial americana y al gran poder económico que concentraban.

Este disgusto de las autoridades reales llevó a Carlos III a decretar en el año 1776 la expulsión de los miembros de la Compañía de Jesús y la confiscación de todas sus propiedades y bienes. Esta orden se efectúo simultáneamente en todas las colonias españolas y de nuestro país debieron salir personajes tan destacados como los mencionados Juan Ignacio Molina y Manuel Lacunza.