Escuela Nacional Unificada

El gobierno de Salvador Allende tenía en su programa de gobierno una reforma educacional. Para ello se decidió hacer una completa renovación del sistema escolar chileno.

En 1971 el diagnóstico respecto de la educación mostraba varios problemas tanto a nivel administrativo como a nivel curricular. El sistema educacional chileno se había construido de a poco, sin una visión general, excepto de la importancia de la enseñanza. Por una parte la Iglesia Católica administraba colegios de acuerdo a sus valores, los cuales muchas veces eran opuestos a los que la educación estatal entregaba. Por otra parte cada unidad educacional, es decir cada escuela o liceo, funcionaba bajo las ideas de una única persona, que era el «director», sistema que había servido en el pasado, pero que ahora con tanto cuestionamiento a «lo establecido» debía renovarse. El sistema tenía tres niveles: básica, media y superior, los cuales estaban descoordinados entre sí. La formación del profesorado tenía al menos tres orígenes: las escuelas normales con un especial énfasis en los valores y modales de los alumnos; los institutos pedagógicos, con énfasis en el conocimiento científico-humanista y técnico, y los improvisados profesores de la reforma de Frei Montalva, con un énfasis en instruir más que en educar.  No es que uno fuera mejor que el otro, simplemente los objetivos eran diferentes, y eso debilitaba todo el sistema.

Ideas Centrales de la ENU

La Escuela Nacional Unificada, conocida por su acrónimo ENU, fue el proyecto de reforma que decidió echar a andar el gobierno de Salvador Allende. Consistía en, básicamente, crear grupos escolares que tomaran a un niño desde educación parvularia (hasta los cinco años), pasara por educación general (entre los 6 y 12 años), y terminara en la educación politécnica (13 a 18 años), que sería una forma de especialización para un tipo de trabajo. En lo administrativo cada unidad educacional estaría manejada por un Consejo que sería integrado por representantes de los docentes, paradocentes, auxiliares y apoderados.

Base ideológica de la ENU

El gobierno de Allende fundamentó la ENU en parte por su visión socialista de la sociedad y por otra en base a criterios absolutamente técnicos.  En lo primero, el socialismo, la idea es hacer una «sociedad socialista humanista», que logre superar la dependencia económica, en que la justicia social sea el motivo esencial de vivir.  La educación debe ser por las masas y para las masas, y no guíada por un sector privilegiado. Será el pueblo quien acuerde lo que debe enseñarse. En cuanto a los criterios técnicos, estos fueron incluso aceptados muchos años después en la reforma de 1999. Se establece la «Educación Permanente», es decir que satisfaga las necesidades desde la primera infancia hasta ser un anciano. Se decía que las tecnologías avanzan demasiado rápido, en camino al siglo XXI, como para poder mantener la educación formal, tradicional. Se necesita una permanente educación.

Características de la ENU

Nacional: porque nace de la comunidad chilena y su historia.

Unificada: porque incluye en por sí sola todo el desarrollo biológico e intelectual.

Diversificada: porque cada lugar tiene necesidades diferentes, en cada situación habrán diferentes énfasis, sobre todo en el politécnico y universitario.
Democrática: porque participa toda la comunidad en sus decisiones.
Pluralista:  porque no tiene fines doctrinarios, sino que cada educando desarrollará su propio modo de pensar.
Productiva: porque incorpora al mundo del trabajo.
Integrada a la comunidad: pues se suma a las tareas del lugar en que se encuentra el grupo escolar.
Científica y tecnológica: porque ubicará en el currículo las ciencias y la tecnología.
Humanista:  porque moldeará nuevas generaciones en el buen uso de los conocimientos.
Planificada: porque se basará en las líneas generales del desarrollo nacional, la cual le impondrá metas.

Críticas a la ENU

A pesar de contar con el apoyo de la UNESCO (Organización de Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura), dentro de Chile las críticas apuntaron hacia el concepto de planificación centralizada  desde el gobierno. Se consideró que esto iba en contra de la libertad de enseñanza, y fue la Iglesia Católica quien más se opuso a la reforma. Por otra parte había desconfianza en un sistema único nacional, dada la reciente experiencia de los regímenes totalitarios en la Segunda Guerra Mundial, en que usaron el control de la educación para concientizar a los niños y jóvenes, y finalmente enviarlos a una guerra. El proyecto fue rechazado en 1973, dejándose una comisión para su perfeccionamiento, la cual nunca vio resultados, pues todo fue eliminado tras el golpe de Estado de septiembre de ese mismo año.