Guerra de Marruecos (Primera Guerra Africana)

En 1860 se produce la guerra entre España y Marruecos, conocida también como la Primera Guerra Africana. Los resultados favorecieron largamente a España.

El problema inicial fue por Ceuta y Melilla. Ambas ciudades son españolas de antes de la creación de Marruecos. Melilla forma parte de España desde 1497 y Ceuta desde 1580. El Estado Marroquí fue creado en 1766.

Antecedentes

Los habitantes de Ceuta y Melilla estaban  en constante alerta, debido a que en 1840, 1844, 1845, 1854 y 1859 habían sido blanco de ataques marroquíes. El 10 de agosto de 1859 se inició en Ceuta la construcción de un fuerte para proteger la ciudad. Un grupo de nativos marroquíes destruyó lo que recién se comenzaba a construir. Este incidente motivo al gobierno español a pedir al Congreso  la aprobación de una operación militar. Fue aceptada el 22 de octubre de 1859. En ese entonces estaba en la Corona la reina Isabel II, pero ella no intervino en el tema. El 29 de octubre de 1859 un hecho simbólico ocurre: la quema de la bandera española en la entrada de Ceuta. Ya no había vuelta atrás, la motivación para iniciar la guerra ya estaba dada. Los Estados de Francia e Inglaterra vieron con beneplácito esta guerra, pues ellos también estaban interesados en iniciar las suyas propias conquistando territorios en África.

España estaba deseosa de victorias. La emancipación americana, y las Guerras Carlistas habían dejado en la ruina al Estado español. Por su parte el sultán de Marruecos Muley Mohamed veía a una España debilitada y la oportunidad de capturar Ceuta y Melilla.

En ese entonces el jefe del gobierno español era Leopoldo O’Donnell, quien pronto renunciaría con el objetivo de ir en persona a dirigir las operaciones militares en su rol de teniente general de ejército. En su estado mayor estaba el general Juan Prim, que sería el más destacado del equipo.

Acciones militares

El 19 de noviembre de 1859 se iniciaron las acciones de guerra.

El 6 de enero de 1860 la marcha es hacia Tetuán, una importante ciudad marroquí. El despalzamiento fue difpicil porque se quedaron sin alimentos debido a un fuerte temporal, estableciendo lo que se llamó el «campamento del hambre». El 31 de enero se enfrentan las caballerías de ambos países, la bayoneta destrozó literalmente a los marroquíes. El 4 de febrero es la batalla decisiva, la captura de Tetuán. Ahora lo que correspondía era continuar hacia Tanger, la otra gran ciudad marroquí. Sin embargo, sabiéndose derrotados el comandante de los marroquíes, hermano del Sultán, Muley el Abbas, decidió pactar la paz.

El trabajo de los generales O’Donnell y Prim fue siempre con resultados de triunfos. A pesar que el Sultán tenía fuerzas superiores en número, la preparación técnica de los militares españoles les facilitó el triunfo. El armamento español tenía una ventaja frente a los marroquíes: la bayoneta, que les permitía seguir combatiendo entre tiro y tiro, en esa época dificultosa. También ayudó el que la tropa española tenía experiencia en combate, pues muchos de ellos eran veteranos de las Guerras Carlistas, sean del bando de Isabel o de Carlos.

La guerra fue más bien breve, pues se extendió solo hasta el 26 de abril de 1860. Las cifras de muertos en uno y otro ejército son importantes. De los 40 mil soldados españoles que participaron 4100 fallecieron, mientras que de los 140 mil soldados marroquíes unos 6 mil cayeron en combate.

Los acuerdos de paz

Los acuerdos del tratado de paz firmado en Wad-Ras tienen vigencia actualmente.  Se estableció que las ciudades de Ceuta y Melilla, y las islas Chafarinas serían españolas para siempre.  Maruecos no haría más ataques a esas ciudades. Y el sultán de Marruecos indemnizaría al Estado español, dejando a ese país en la ruina.

El triunfo fue recibido en España con gran alegría. Se decidió hacer una gran recepción a las tropas victoriosas. Cuando retornan acampan en las afueras de Madrid en espera de los festejos oficiales. Pasaron meses y nada. No habían recursos para tales celebraciones. Los soldados se instalaron en forma permanente, junto a miles de obreros y artesanos que fueron a trabajar a ese lugar. Se creó en los hechos un nuevo barrio madrileño: Tetuán de la Victoria.