La Inquisición

En el contexto de la expulsión de judíos y musulmanes de España es creada en tiempos de Isabel de Castilla la Inquisición, un Tribunal para cuidar la fe católica.

El Papa Sixto IV en 1478 autorizó el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición. Castilla es gobernada en esa época por los reyes católicos, Isabel y Fernando. Funcionará por más de tres siglos, hasta 1834.

La ley común, la que persigue los delitos, estaba a la par con la religión. De esta manera se consideraban como delitos conductas tales como la sodomía, bigamia, blasfemia, actos de hechicería, practicar otras religiones, herejía; todos ellos perseguibles por la justicia y condenables con penalidades según su gravedad. Se vigilaba a toda mujer mayor de 12 años, y todo hombre mayor de 14 años. Su primer Inquisidor General, Tomás de Torquemada, estableció no solo la persecución a las personas, si no que también promovió la quema de toda literatura no católica.

La monarquía española se apoyó políticamente en la Inquisición, convirtiéndose en su aliado en el poder. Se crearon Tribunales en las colonias españolas en América, los cuales funcionaron a semejanza de las peninsulares.

Etapas Tribunales de la Inquisición

El  Tribunal tenía dos partes para el debido proceso:

  • La primera etapa es la llamada «sumaria». El juez investiga el caso. Acumula pruebas, reune las evidencias para levantar los cargos. Es aquí donde radica el nombre «inquisición», es decir indagar, investigar, lo ocurrido.
  • La segunda etapa es llamada «judicial». El mismo juez indagador se convierte en «imparcial». Un fiscal acusaba a los reos y abogados los defendían. Durante toda esta etapa el acusado estaba incomunicado, y más aún sin conocer las causas de su detención. El secretismo era la norma de este Tribunal. Si el acusado confesaba su delito era condenado de inmediato. Muchas veces esa confesión era obtenida después de aplicársele tortura. Si mantenía su relato de inocencia podía ser condenado por las otras pruebas.

Hecho el veredicto, si así correspondiera la pena de muerte, se realizaba el auto de fe, en que se invitaba a retornar a la religión. Si no lo aceptaba era quemado, si aceptaba era ahorcado.

Integrantes del Tribunal inquisidor

El Tribunal en sí tenía muy pocos miembros, pero era complementado por los llamados «familiares». Estos eran hombres laicos y casados. No podían tener antepasados judíos, ni musulmanes, ni que hayan cumplido condenas penales. No recibían salario, pero sí una serie de derechos especiales, como por ejemplo el porte de armas, exención en cargas municipales, y estar fuera de la jurisdicción penal ordinaria. Además, por formar parte de este «temido» tribunal obtenían favores especiales de todo tipo, existiendo denuncias en su contra por abusar de su poder. Las funciones que cumplían eran: acompañar a los jueces, efectuar detenciones, custodiar presos, y otras misiones en el tribunal, como la aplicación de la tortura. Su número estaba limitado a 100 por juez, con algunas salvedades por temporada.

Sexualidad durante la Inquisición

La Iglesia siempre ha condenado el tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, pero en diferentes grados. Por ejemplo la Iglesia española del siglo XVI era tolerante con la prostitución, siempre y cuando las mujeres dedicadas a ese negocio confesaran su pecado ante un sacerdote. Pero la Iglesia, y por lo tanto la Inquisición eran muy intolerantes con quienes se jactaban de tener una pareja fuera del matrimonio. Se calcula que en la segunda mitad del siglo XVI un tercio de los condenados por la Inquisición lo fueron por considerar que no era pecado fornicar fuera del matrimonio. El Tribunal consideraba que si una persona opinaba así en este tema, lo más probable es que en tuviera en general pensamientos en contra de la doctrina católica.

Un hecho concreto ocurrió en 1665, en Barcelona, donde vivía una mujer cuyo marido legítimo la había abandonado. Ella decidió convivir con otro hombre como si fuera su esposa. Para la Inquisición el delito no era la serie de relaciones sexuales fuera del matrimonio, si no que el hacer creer a otros que era una relación legítima, en abierto desprecio al sacramento religioso. Sin embargo, el Tribunal la puso en libertad, pues no encontraron nada más que fuera en contra del pensamiento católico.

Respecto de la sodomía son pocos los casos que juzgó la inquisición. En general se daba entre personas con poco acceso a mujeres: marineros en alta mar, clérigos, esclavos, soldados, etc. Aunque en un principio se usaba la hoguera para condenar estas conductas, después eran condenados a trabajos forzados y azotes. Los clérigos eran recluidos en conventos, donde muchas veces mantenían su conducta. En 1666 un esclavo fue condenado por sodomía a cinco años como remero en galeras y a 200 azotes, luego de decir que para ellos era normal dormir con hombres o con mujeres.

Torturas en la Inquisición

Uno de los métodos para obtener confesiones era el «tormento» o aplicación de torturas. Se calcula que un 10 por ciento de los casos judiciales fueron resueltos a través de este sistema. Hubo varias formas de tortura, siendo las más usadas las siguientes:

  • Garrucha: consiste en colgar al acusado del techo atado en las muñecas, y con pesos puestos en los pies, soltándolo bruscamente.
  • Toca: el acusado era puesto en una escalera cabeza abajo. Se le ponía un paño en la boca, y luego se le forzaba a ingerir agua, dando la sensación de ahogo.
  • Potro: el acusado era acostado, atado de pies y manos, con cuerdas que iban siendo recogidas lentamente hasta dislocar piernas y brazos.