«El Martín Fierro» y el gaucho en la literatura

Poesía épica Argentina y el imaginario de la pampa

En la pampa Argentina se desarrolló una subjetividad popular que se expresó en el género conocido como literatura gauchesca. Este fenómeno literario dialoga con su contexto político y social de una república Argentina que todavía discute cuál es el camino desde el cual encausar un proyecto político. El gaucho es un personaje que pone en tensión este asunto y asimismo representa una rica fuente de la cultura popular del vasto territorio pampino, en el cual se vive resistiendo condiciones geográficas y sociales hostiles desde las cuales surge la poesía gauchesca con toda su belleza. Te invitamos a conocer más sobre esta hermosa y difícil relación del ser humano y su paisaje a través de la poesía.

El gaucho

El gaucho argentino es quizás uno de los personajes más famosos de la literatura hispanoamericana del siglo XIX. En él se manifiesta la dicotomía civilización y barbarie propuesta por Faustino Sarmiento (de quien podrás leer un artículo sobre su vida y obra nuestra página), entre otros intelectuales que se enfrascaron en el problema de cómo modernizar sociedades en las que conviven culturas aborígenes. El gaucho representa para muchos políticos e intelectuales de la época un obstáculo al desarrollo civilizado por las naciones, puesto que sus condiciones de vida lo bestializarían corrompiéndolo ya que la vida en la pampa está influenciada por el hambre, la sequía y una sociabilidad que se rige por la ley de la sobrevivencia. En este sentido, el gaucho es un sujeto que está fuera de la ley urbana y esa es la razón por la que Sarmiento ve con tanto horror a este personaje marginal.
Sin embargo, como resistencia a esta idea aparece toda una tradición cultural que emerge de la vida en la pampa, reconociéndose así los valores que la vida gauchesca implica, esto es, la amistad leal, la valentía, una integridad espiritual frente a la soledad de la pampa, el rol del padre y muy especialmente la entereza para enfrentar una vida que la sociedad urbana Argentina ha tratado hostilmente al creerla marginal. Ejemplo de ello es la medida tomada por Domingo Faustino Sarmiento quien decidió que para que los gauchos sirvieran al desarrollo del país fueran estos a matar indios a la frontera argentina, lo cual era obligación y se cumplía por la razón o por la fuerza. Por esta razón, muchos gauchos fueron arrancados de su familia y de su hábitat para matar indígenas que el Estado argentino deseaba eliminar para poder usurpar sus tierras. La pregunta que surge entonces es quién es realmente el incivilizado, si el gaucho que se adapta con esfuerzo a una vida de carencias en la pampa, o el Estado argentino que desea con fines económicos asesinar a los habitantes originarios de dichas tierras utilizando a los gauchos como mercenarios. Desde esta experiencia de contradicción y extrema dificultad surge la expresión poética de la desolación del individuo. Esta se expresa en versos octosílabos (ocho sílabas) que narran las hostilidades de la vida, pero también la grandeza y las debilidades humanas que surgen de ella. Así aparecen dos tipos fundamentales de gauchos, el malo y el bueno, ambos representantes de una vida que no se reduce sólo a un estado subjetivo de animalidad, sino que desde ese tipo de condiciones de vida surge expresiones humanas culturales monumentales como la poesía gauchesca y los payadores.

El Martín Fierro

En 1872 José Hernández publica el poema gauchesco «El gaucho Martín Fierro». En el observamos los rasgos propios de la literatura gauchesca: versos octosílabos que cantan la vida de un gaucho, quien padece el destino dictado por Sarmiento y es por lo tanto obligado a ir a pelear contra los indios a la frontera. Este hecho desencadenará una travesía marcada por la soledad y la necesidad de sobrevivir en un mundo hostil pues a su vuelta Martín Fierro descubre que su esposa e hijos han abandonado su hogar. Así, las políticas del Estado son las que lo han despojado de una vida civilizada junto a su familia. Se invierte entonces la relación civilización y barbarie, en tanto es el Estado argentino el que conduce al gaucho a condiciones de vida paupérrimas, a pesar de las cuales Martín Fierro logra sobrevivir con la dignidad del gaucho pasando por el asesinato hasta convertirse en un hombre con un código ético guiado por la amistad y la experiencia de la miseria. No obstante, en la segunda parte de esta obra, publicada el año 1879, el autor cambia su posición e instala a Martín Fierro como un sujeto reconciliado con la sociedad y el Estado argentino. Este cambio se ha concebido como una forma de reivindicar su crítica a la política argentina, que en su primer libro quedó muy mal parada.

Anímate a seguir leyendo más sobre este hermoso acerbo cultural que continúa en la actualidad gracias al arte de payadores como Atahualpa Yupanqui.