El comercio con Perú y Asia en Nueva España

La actividad comercial se vio favorecida con la apertura de rutas al interior y fuera del continente americano.

Gracias a la apertura de nueva rutas comerciales y la conquista de nuevos territorios, la actividad comercial se activó y se transformó en el motor del poderío español.  Para asegurar el control de las mercancías, España impuso un monopolio comercial que incluso llegaría a restringir el comercio entre las colonias.

Importancia del Comercio

La Corona Española sostuvo una política económica de carácter mercantilista que se vio favorecida con el descubrimiento y explotación de los yacimientos mineros en América. Es por ello que la circulación de las mercancías obtenidas en los nuevos territorios fue potenciada y asegurada por España.

El Virreinato de Nueva España se ubicaba en un lugar estratégico ya que conectaba el comercio entre Europa y Asia. Desde aquí se realizaba la exportación a Europa de plata, oro y otras materias primas. Por otro lado, desde Europa se traían diversas mercancías entre las que destacan los libros, aceite, vinagre y vino.

Casa de Contratación de Sevilla

España desde el comienzo prohibió el comercio entre las colonias y otras potencias como Inglaterra o Francia, por esta razón la Corona Española decidió crear la Casa de Contratación, siendo la institución encargada de regular y fiscalizar los asuntos comerciales.

La Casa de Contratación vigilaba las mercancías que salían y entraban de América, revisaba los migrantes, aplicaba legislaciones comerciales y solucionaba problemas entre los comerciantes. Para cumplir sus funciones se instaló en Sevilla, debido a que éste era el único puerto autorizado para recibir y enviar mercancías hacia las Indias.

En 1604, la Metrópoli prohibió el comercio entre los Virreinatos de Perú y Nueva España generando gran malestar entre las colonias quienes vieron limitadas sus capacidades de comerciar libremente.

Frente a las férreas medidas impuestas por la monarquía, muchos comerciantes locales intentaron traspasar las barreras así como también las potencias extranjeras, quienes contrataron piratas y corsarios que saqueaban los galeones españoles. Para enfrentar esta problemática, España desarrolló una pequeña flota de defensa de sus galeones pero que no fue efectiva frente a los ataques bucaneros.

Comercio con Asia

Gracias a la incorporación de Filipinas al Virreinato de Nueva España en la segunda mitad del siglo XVI es que se desarrolló un intenso comercio entre Asia y América, que favoreció a su vez, la circulación de mercancías hacia Europa.

El Galeón de Manila

Gracias a la circulación de El Galeón de Manila o Nao de China se pudo exportar mercancías desde el continente asiático como seda, especias, marfiles, perfumes, muebles, porcelanas chinas, clavo de las Molucas, canela de Ceilán, jenjibre de Malabar, sándalo de Timor, etc. La mayor parte de ellos, pasaban o desembarcaban en el Puerto de Acapulco para continuar camino hacia Europa.

La ruta Manila-Acapulco se mantuvo vigente desde 1531 hasta 1821, cuando se realizó el último viaje. Normalmente esta ruta, se hacía con escala en Islas Marianas, en medio del Océano Pacífico y los galeones tomaban al menos dos o tres meses en cruzar la ruta, dependiendo del favor de las corrientes.

La Nao de China transportaba plata mexicana que era muy valiosa en Asia y la cual era intercambiada por artículos asiáticos lujosos que eran vendidos, a su vez, en América y Europa a altos precios.

Comercio con Perú

A pesar de las limitaciones las colonias mantuvieron una conexión comercial permanente. El puerto de Huatulco en Oaxaca comunicó a Nueva España con el puerto de El Callao en Perú. Hacia 1550, se calculaba que una importante cantidad de naves trasladaban mercancías y personas entre los dos territorios.

La población española en Perú era menor por lo que la explotación de plata de las minas de Potosí y otros yacimientos, generaban excedentes que podían ser intercambiados por manufacturas y mercancías europeas.

Esta actividad se vio interrumpida por las medidas prohibitivas de la Metrópoli lo que generó profundo malestar en la población americana y se transformaría en un antecedente de los movimientos independentistas.