La decadencia del poderío naval español

Conoce las principales razones de la decadencia del poderío naval español.

Durante el siglo XVII, España experimentó un desgaste que afectó todas las áreas de la sociedad, el constante gasto bélico tuvo duras consecuencias sobre la economía peninsular y la disminución de ingresos impidió la renovación de la flota naval.

Antecedentes de la decadencia

La poderosa Armada Invencible se financiaba con minerales traídos desde América, sin embargo, la piratería fue en considerable aumento y las flotas mercantes fueron los principales objetivos de sus acciones. Los corsarios eran contratados por los mismos británicos, pues sabían que saboteando la exportación de mercancías lograban debilitar el poderío naval de España; entre menos riquezas, menos navíos de guerra.

Para atenuar los efectos de la piratería se crearon caravanas de defensa de las flotas mercantes, no obstante, estos no tuvieron el éxito esperado. La piratería era ejecutada por experimentados guerreros y hombres de mar que normalmente lograban el objetivo de diezmar la flota española.

Entre los años 1585 y 1605, el rey de España y Portugal Felipe II se involucró en una guerra contra Inglaterra, la Armada Invencible fue por primera vez derrotada en 1588 por la moderna flota inglesa. Los monarcas que sucedieron a Felipe II también se vieron involucrados en conflictos armados que requerían enormes gastos y recursos para financiarlas.

En 1701 estalló la Guerra de Sucesión Española que marca el arribo al poder de los Borbones y que tuvo como principales consecuencias la desestructuración de la monarquía, la pérdida de territorios europeos que impulsaron el surgimiento del Imperio Británico y el detrimento del control sobre el comercio con las Indias.

El desgaste producido por las constantes guerras generó la decadencia de la economía española y de la mano de ella, del poderío naval.

Deterioro de los navíos

A principios del siglo XIX, la flota española se modernizó bastante a pesar de las dificultades que se enfrentaban. Gran parte del financiamiento fue obtenido de los mismos altos mandos que no estaban dispuestos a ser derrotados en batalla por causa de navíos en mal estado. Esta modernización no fue suficiente frente al poderío de la flota inglesa que contaba con navíos poderosos y modernos.

Sin embargo, uno de los principales aspectos problemáticos de la flota era la tripulación, la cual había sido diezmada por un brote de fiebre amarilla provocando un recambio de ancianos, inexperimentados y hombres de infantería. Lo único a su favor, eran los altos mandos que contaban con gran experiencia.

La situación de la flota española era compleja al momento de realizar la alianza con Napoleón Bonaparte, quien tenía intenciones de enfrentar y mermar la hegemonía marítima del Imperio Británico.

Batalla de Trafalgar

Este hito histórico marcó la debacle del poderío naval español y el golpe de gracia de la decadencia a la otrora afamada Armada Española. La Batalla de Trafalgar ocurrió el 21 de octubre de 1805 convirtiéndose en uno de los escenarios de las Guerras Napoleónicas.

En este conflicto, España se vio involucrada tras la alianza de las tropas españolas con las napoleónicas, en un intento por distraer la flota británica en las costas americanas para que Napoleón pudiera desembarcar a sus tropas en las costas británicas. Este intento resultó infructuoso ya que la flota franco – española fue derrotada en la Batalla de Finisterre, retirándose hacia Cádiz.

Tras de estos hechos, Napoleón solicitó a la flota que se dirigiera hacia el Mediterráneo y detuviera el avance británico que bloqueaba las rutas comerciales francesas. A pesar de que en un primer instante, el vicealmirante a cargo de la flota desoyó el llamado, posteriormente tras ser presionado, acude al encuentro y de este modo se enfrentan las dos flotas armadas.

La flota franco – española recibe una dura derrota siendo aplastada por las fuerzas británicas que contaban con una moderna y experimentada flota naval. Este triunfo marca el inicio de una nueva era, en donde el poderío británico se consolida y España como potencia, inicia su lenta agonía.