John Adams, Presidente de Estados Unidos

John Adams fue el sucesor de Washington en la presidencia de los Estados Unidos. Su administración estuvo marcada por diversos conflictos tanto locales como internacionales que terminaron por minar sus aspiraciones de un segundo mandato.

Gobierno de John Adams (1797-1801)

Política interna

John Adams gobernó Estados Unidos durante sólo un período (1797-1801). En los primeros años Adams tuvo problemas de índole político, el partido federalista se encontraba dividido. Esto debido a un conflicto con el anterior ministro de Washington Hamilton, que con su política medianamente centralista había logrado dar un impulso económico al país, generando en el partido Federalista diversas visiones respecto a la importancia de los Estados frente al gobierno Central.

El gobierno de Adams continuó el legado de Washington en cuanto a la administración del Estado, es decir, la construcción de un Gobierno Central fuerte. Esta política, si bien, le fue tolerada a George Washington por el ‘pueblo, no fue del mismo modo con Adams. El descontento de las masas populares fue el caldo de cultivo para que Thomas Jefferson, Vicepresidente de la administración de Adams (por resultar segundo en la elección), quien con un discurso enfocado en la juventud, la sencillez, la función pública y democrática que debía tener el Estado, fue ganando la adhesión de la masa descontenta.

Política internacional

En cuanto a la política internacional, el conflicto entre Francia e Inglaterra aumentaba y Estados Unidos se había mantenido neutral, sin embargo, Adams decidió firmar un tratado con Inglaterra para avanzar en el entendimiento entre ambas naciones, lo que generó un descontento en los políticos franceses quienes decidieron rechazar las visitas oficiales del gobierno de Estados Unidos en suelo francés. Frente a esta situación Adams, quien no calculó el efecto que podía tener firmar un acuerdo, aunque inofensivo fuese, intentó continuar la política de neutralidad, y si bien sus enviados finalmente fueron recibidos en Francia, éstos no lograron obtener más que desagravios y falta de cordialidad del gobierno francés. Esta crisis entre Francia y Estados Unidos incluso llegó a pequeñas batallas navales, lo que hacía parecer inevitable una guerra entre ambos países, sin embargo la llegada de Napoleón Bonaparte al poder volcó las preocupaciones franceses hacia Europa, tranquilizando el ambiente de tensión con los estadounidenses.

Con estos flancos abiertos, sumado a la impopularidad de Adams, forjaron el camino para que Jefferson fuera electo presidente y estuviera a cargo de la administración desde 1801 a 1809.