Comercio colonial en los Estados Unidos

La economía colonial estadounidense estuvo basada en el comercio marítimo “libre”, lo que tensionó la relación con Inglaterra

Motor de la economía colonial

La navegación fue uno de los ejes fundamentales para el desarrollo de las colonias y de Inglaterra durante el período previo a la independencia de Estados Unidos. Para mantener relaciones comerciales estables es que las autoridades inglesas aplicaron una doctrina económica de orden mercantilista, es decir, de acumulación de riquezas (principalmente metales preciosos). Para ello se estableció que el comercio entre metrópoli y colonia se realizaría sólo en barcos a cargo de ingleses, así mismo los productos que necesitaban las colonias primero deberían llegar a puertos ingleses para luego ser despachado hacia América. Cada una de las actividades de exportación e importación tenía un impuesto determinado.

Comercio “exterior”

Las Antillas inglesas y las colonias francesas

En el caso del comercio entre las colonias continentales con las posesiones inglesas en El Caribe, tenían libertad absoluta. El comercio entre ambas zonas fue esencial para la economía y política de los ingleses, la dependencia de una con otra potenció el comercio y el crecimiento de las colonias y con ello los réditos económicos para la metrópoli. Sin embargo, debido a cambios en las condiciones políticas europeas manifestada en el tratado de Utrecht (1713) que puso trabas al desarrollo económico de las Antillas, produjo que las colonias americanas tuvieran que buscar nuevos mercados para la comercialización de sus productos. Las posesiones francesas en América fueron quienes se abrieron a comerciar con las colonias norteamericanas, afectando los intereses de los ingleses, por tanto comenzaron las restricciones a ciertos productos que podían competir con los productos ingleses, o de sus colonias, que llegaban a Norteamérica.

Restricciones al comercio colonial

Un ejemplo de esto es lo que sucedió con la melaza y otros productos derivados de la caña de azúcar, que era importada a las colonias norteamericana tanto de posesiones francesas como inglesas, sin embargo, las primeras tenían un precio mucho menor. Frente a esta situación los ingleses aprobaron un aumento a los impuestos de importación (1773) de estos productos proveniente de cualquier lugar que no fuera posesión inglesa. Sin embargo, esta medida fue rápidamente desacatada principalmente por la importancia de este producto para la producción de ron, una de las más grandes industrias de las colonias norteamericanas.

Esta medida estuvo inserta dentro de una amplía política ingles de restricción y aumento de impuesto desde finales del siglo XVII. El control inglés adoptó diversas estrategias a los más variados productos, un ejemplo de prohibición fue la supresión del comercio de sombreros entre colonias (1732) que quedó expresamente prohibida. Sin embargo, también implementaron lógicas de libre comercio, como la supresión de los impuestos para materiales para la infraestructura como el hierro, esperando que fueran importados en mayor medida desde Inglaterra y no desde Suecia como era habitual Finalmente, durante el siglo XVIII la industria en las colonias experimentaron un aumento considerable, a pesar de las normas inglesas, producto del aumento de la demanda por productos coloniales desde Europa.

Los principales productos exportados por las colonias inglesas

Philadelphia y Baltimore se convirtieron en los principales puertos de exportación de granos. Virginia exportó grandes cantidades de tabaco y en menor medida harina. Nueva Inglaterra se caracterizó por el bacalao salado, maderas y barriles. Carolina del Norte se especializó en maderas para la construcción de embarcaciones, Carolina del Sur con productos agrícolas como arroz y añil. La gran mayoría de los productos agrícolas eran de cultivo extensivo por tanto se hacía necesario gran cantidad de mano de obra, situación que potenció la introducción de esclavos, principalmente a la zona del sur de Norteamérica.

El desarrollo económico de cada una de las colonias potenció el comercio entre las mismas, siendo uno de los elementos fundamentales para comprender el crecimiento explosivo de estas colonias en materia económica, permitiéndoles competir y comerciar con otras economías distintas a sólo la inglesa. Sin duda, el control que buscaba tener Inglaterra sobre el comercio colonial es una de las aristas a considerar para comprender el proceso de independencia de las colonias américanas.