Primeros años de independencia de los Estados Unidos

Los fundamentos que sustentaron la nueva organización de América luego del triunfo de las, ahora, excolonias sobre el ejército británico en 1781, fueron los pensamientos ilustrados desarrollados en el siglo XVIII y la preponderancia de la autonomía de los Estados.

¿Cómo se concretaron los cambios?

En primer lugar hay que destacar que, en un primer momento, no se efectuaron cambios bruscos a la vida de los habitantes de los Estados Unidos, aunque sí se realizaron revisiones a la gran mayoría de las instituciones que funcionaban bajo el dominio inglés. En este proceso, los americanos apreciaron que los problemas con la Corona eran más bien de índole teórico por sobre prácticos. Si bien las ansías del Imperio Británico de controlar en alguna medida lo que sucedía en sus colonias habían sido un impulso para que el proceso independentista se llevara a cabo, la realidad era que gran parte del funcionamiento de las instituciones ya estaban bajo dominio americano en un proceso iniciado desde la fundación de las colonias siglos atrás. A final de cuentas, la independencia de los Estados Unidos se venía gestando en un largo proceso más que un cambio abrupto provocado por la Guerra de Independencia.

¿Quiénes dirigieron los cambios?

Los ciudadanos que impulsaron el proceso independentista desde su inicio en la década de 1770, en su mayoría los radicales, fueron quienes pasaron a dirigir la conformación de nuevas o reformadas instituciones. Estos ciudadanos inspirados en el racionalismo de la ilustración dejaban clara su cercanía con los postulados legales de los derechos inalienables de los seres humanos, así mismo, los fundadores se consideraron humanitarios en el sentido de la fe en la capacidad racional de cada individuo. Considerando lo anterior, es que los cambios sociales y políticos producidos después de la Independencia tienen sus raíces en el individualismo racionalista del siglo XVIII. Algunos exponentes de este pensamiento fueron: Jefferson en Virginia, Laurens en Carolina del Sur, Livingston en New York, John Adams en Massachusetts.

Los primeros cambios a las instituciones se vieron entre 1776-1778, momento en el cual los representantes elegidos por quienes podían votar tenían mayor poder que el Gobernador designado por la Corona, a quien además se le quitaron atribuciones como las que le posibilitaban terminar con la elección de delegados o disolver reuniones no autorizadas.

¿Qué se buscó con las modificaciones?

La idea de los radicales que comandaron el proceso de Independencia, era la flexibilización de la estructura social colonial. Con este objetivo en el horizonte se inició un proceso que buscó extender el sufragio, otorgar mayores oportunidades económicas y, en los Estados del norte, terminar con la esclavitud. En este sentido, en Virginia, la Constitución aprobada el 26 de junio de 1776, fue la primera en considerar los puntos anteriores. Finalmente, podemos concluir que lo que buscaban los americanos con la independencia no era una revolución social ni un cambio de paradigma, más bien apuntaban a un proceso de reforma social y política gradual, que respetara las decisiones adoptadas por los habitantes del continente.

Otra señal que evidencia el ajuste de las instituciones desde una lógica imperial centralista a una local fueron los “Artículos de Confederación”, que estuvieron presentes en la primer Constitución, pero sólo entraron en vigencia en 1781, cuando todos los Estados del segundo Congreso Continental los ratificaron. Estos artículos buscaron evitar cualquier posibilidad de existencia de un control centralista, los poderes del Gobierno central pasaron a manos del Congreso Continental que dependía directamente del ‘pueblo’ de cada uno de los Estados, que además se declaraban libres, independientes y soberanos.

Los limites y extensión del concepto ‘autonomía’ para cada uno de los Estados posteriormente se transformó en un punto de conflicto, pero en el momento de la Independencia parecía lo más sensato apoyar férreamente “el derecho de los Estados”, sobre todo si consideramos que este tipo de administración se ubica justamente en el lado opuesto a lo que demandaba el antiguo sistema imperial británico.