Imperio Inca: la empresa de conquista española

Conoce los antecedentes que motivaron a Francisco Pizarro y Diego de almagro a emprender la conquista del Imperio Inca, las dificultades en esta aventura y el apoyo brindado por la corona española.

Antecedentes que motivaron la formación de la empresa de conquista hacia el Perú

No es posible comenzar a hablar sobre la empresa de conquista del imperio Inca, sin antes mencionar a Vasco Nuñez de Balboa, quien fue el primer europeo en divisar el Océano Pacífico desde su costa oriental, en 1513 bautizándolo como Mar del Sur. También  fue el pionero en hablar sobre la existencia de un imperio con extraordinarias riquezas al sur de Panamá, el cual posteriormente sería bautizado como Perú. “En una de sus expediciones desde el Darien, cuyo país había pacificado y gobernaba con admirable acierto, pasó por la provincia de Comagre, y un hijo del Cacique le habló de un gran mar que se extendía al Sur de aquel territorio y de las extraordinarias riquezas que en sus costas se encontraban” (Descubrimiento y Conquista del Perú, Tomas de Reyna Reyna. página 08, Madrid 1892) Al oír esto Vasco Núñez de Balboa, solicitó al gobernador de Santo Domingo Diego de Colón, que mediara ante el rey de España,  para el envío de financiamiento de una nueva empresa de conquista.

Es posible señalar, que anteriormente Vasco Núñez de Balboa, solicitó ayuda a la corona para emprender el descubrimiento y conquista el Mar del Sur, empresa que finalmente fue exitosa,  pero que  llevo a cabo con sus propios recursos, con dos bergantines y con tan sólo 95 hombres. Esto habría molestado al rey, quien luego de un largo periodo de tiempo, envío a más de 1.000 hombres a América, al mando de Pedro Arias Dávila, sin embargo, cuando estos llegaron al continente, se hallaron con la sorpresa de que Balboa había zarpado sin ellos, dejándolos sin la gloria prometida.

El hecho anteriormente relatado también causo la envidia del  rival de Balboa, Pedro Arias Dávila, (apodado como Pedrarias), quien pese a contar con mayores recursos que Balboa, no había tenido éxito en sus empresas de conquistas, razón por la cual emprendió un juicio calumnioso que dio como dictamen la muerte de Vasco Nuñez de Balboa, por traidor y usurpador de los territorios de la corona.  En el año 1517 éste fue ejecutado. Se dice que antes de su muerte él exclamó: “Todo lo que se me impugna es una mentira-siempre he sido leal- sin más pensamientos que aumentar al Rey sus dominios” (Descubrimiento y Conquista del Perú, Tomas de Reyna Reyna, página 14, Madrid 1892)

Francisco Pizarro, Diego de Almagro y el sacerdote Hernando de Luque, creyeron en las palabras de Balboa sobre la existencia de un gran imperio rico en metales preciosos, decidiendo en 1524 aventurarse en la búsqueda del tan codiciado imperio, fundando para esto la “Compañía del Levante” nombre dado a la empresa de conquista creada por Francisco Pizarro, Diego de Almagro y Hernando de Luque, quienes se repartieron de esta forma las responsabilidades de la expedición hacia el sur.

Las dificultades para emprender la empresa de conquista.

Pesé al empeño y dedicación de estos hombres, la desconfianza hacia toda empresa en dirección al Sur, hizo que el reclutamiento de hombres fuese muy difícil, consiguiendo con mucho esfuerzo tan sólo 100 refuerzos para una arriesgada misión, la cual zarparía primero en un barco bajo el mando de Pizarro y posteriormente lo seguiría en uno más pequeño Diego de Almagro. De esta forma con  ochenta hombres y cuatro caballos salió Pizarro en el buque de Balboa a mediados de noviembre de 1524. Almagro lo seguiría cuando su buque de menor tamaño estuviera terminado.

Entre 1524 y 1528, Pizarro y sus socios hicieron dos viajes en búsqueda del Imperio Inca, sin embargo la cantidad de españoles muertos en la aventura, la hostilidad de los nativos y las malas condiciones climáticas, hicieron que la empresa de conquista fracasara, por lo que Pizarro se dirigió a España en 1529 para solicitar al emperador Carlos V el apoyo necesario para la Conquista.

Capitulación de Toledo.

Tras la visita de Pizarro a la corona española, con el fin de solicitar apoyo para su empresa de conquista del rico imperio Inca, el rey dispuso la redacción de un convenio, llamado la Capitulación de Toledo, promulgado el 17 de agosto de 1529, donde además de la entrega de algunos recursos, se le asignó el título de la gobernación del territorio denominado Nueva Castilla a Pizarro, y a Almagro se le concedió el título de adelantado a cambio del 10 por ciento o diezmo de todos los recursos obtenidos en la zona conquistada.