Los Incas: periodo legendario o curacal

Conoce las características del Periodo legendario o curacal de los incas: Manco Cápac y Sinchi Roca.

Antes de profundizar sobre la importancia y el legado dejado por estos dos “Sapas Incas”, es preciso acotar que esta etapa se caracterizó por ser un periodo en la cual ambos jefes (o curacas), dedicaron sus esfuerzos en asentarse sobre la “tierra prometida”, es decir Cusco, para de esta forma someter a sus adversarios, quienes  eran sus vecinos,  pero no mostrando planes expansivos territoriales como sí lo hicieron sus sucesores. Éstos, al ser los primeros soberanos, generan en torno a su imagen diversa mitología sobre el quehacer y su trayectoria al mando de su pueblo.

Régimen de Manco Cápac

Se dice que fue el primer emperador Inca, en base a la leyenda que se teje sobre el origen de este pueblo andino. Es él con su vara de oro, quien busca el territorio fértil para fundar la ciudad imperial de Cusco, debiendo hundir en la superficie terrestre dicha vara. Cuando ésta se hunda con facilidad, debe cimentar las bases para la creación de dicha urbe.

Históricamente, se ha cuestionado la veracidad de la existencia de Cápac, debido a que se argumenta que es sólo parte de la mitología incaica, pero se ha determinado que la figura de este Sapa Inca realmente existió. Preliminarmente, se ha precisado que su nacimiento se produjo en pleno proceso de expansión de su pueblo hacia territorios de mayor fertilidad, con decenas de familias, más conocidos como ayllus.

Al llegar a lo que es la actual ciudad de Cusco, éstos ocuparon una pequeña faja de territorio (derrotando previamente a pequeños pueblos andinos), colindando con otros asentamientos indígenas de considerable poderío, quienes vieron en la etnia quechua de Cápac como individuos agresivos e invasores, ante lo cual el emperador  tuvo que emplear defensa a su territorio conquistado para no perder lo ejecutado en dicho espacio.

Dentro de sus obras más relevantes podemos señalar la construcción de barrios, llamados Chumbicancha, Sairecancha, Yarambuycancha y Quinticancha, en Cusco y la implantación de la pena de muerte para quienes cometiesen homicidios, adulterio y robos. Propuso culto al sol, edificando un templo para su adoración.

Tras morir de manera natural, en 1230 d.C, es su hijo Sinchi Roca quien lo sucede en el mando. Este hijo es fruto de su relación con Mama Ocllo. El cuerpo Cápac fue momificado para ser venerado por su pueblo.

Régimen de Sinchi Roca

Segundo líder Inca, sucesor de Manco Cápac, fue casado con Mama Cora por orden de su padre.  Si bien se testifica que fue un Sapa Inca más pacífico y conciliador que su padre, eso no quita méritos de que fue un hábil luchador.

Su reinado no estuvo exento de algunas peleas por el control territorial con otros pueblos andinos, de los cuales salió indemne. Cabe reiterar que para estos pueblos, la etnia quechua (de la cual era representante Sinchi Roca) eran individuos invasores y belicosos.

Dentro del legado dejado por Sinchi Roca podemos destacar, sin lugar a dudas, el comienzo de los primeros cimientos  de los que después sería el vigoroso imperio inca, lo cual se refleja en  lograr pacificar la zona, generando alianza con algunos pueblos vecinos, permitiendo el crecimiento de Cusco, nombre que fue otorgado por este emperador a la ciudad. Importante fue el trabajo de secado de diversos pantanos que cercaban aquella ciudad, lo cual permitió el asentamiento definitivo de la “ciudad imperial” de Cusco.  Mandó a fertilizar terrenos que antes estériles mediante la carga constante de tierras traídas de los montes del Antisuyo (ubicados al norte de Cusco, colindando con lo que conocemos con la selva amazónica); esta labor no hubiese sido posible gracias al trabajo esforzado de cuatro mil indígenas.

Temor generó en pueblos cercanos cuando convocó a un “huarachico” (fiesta de iniciación que se hace guerreros a los jóvenes), donde miles de muchachos pertenecientes a la nobleza, juraron lealtad al emperador, siéndoles perforados los lóbulos de las orejas, enfundándoles trajes para la guerra. Debido a esta celebración, y por miedo a ser invadidos por los quechuas, éstos buscaron cobijo y protección ante Sinchi Roca ante lo cual éste les exigió someterse a su reinado.

Según crónicas, la muerte de este segundo Sapa Inca fue bastante lamentada por su pueblo. Como dicta la tradición de los ceremoniales incas, su cuerpo fue momificado.

La sucesión correspondía a su hijo Manco Sacapa, pero ésta recayó en Lloque Yupanqui, primer emperador de lo que conocemos como la Confederación cusqueña.