Los Incas y su organización social.

Conoce las características generales de las clases sociales de la civilización Inca.

¿Qué elementos tienen en común el imperio romano, bizantino  o azteca con el imperio inca. Una de esas características hace referencia a las clases sociales. Todo imperio y toda sociedad, se encuentra dividida  por estructuras sociales las cuales poseen características distintivas unas de otras, y el Tahuantinsuyo no fue la excepción. Generalmente, existían clases dominantes y su contraparte las dominadas, quienes  eran objeto de un trato esclavizante y vejatorio debido a que éstos debían tributar y ejecutar trabajos forzados.

A continuación se detallan las clases sociales presentes en el incanato y cuáles eran sus principales características:

Realeza y Nobleza de Sangre

Eran las principales clases dominantes y privilegiadas del Tahuantinsuyo y habitaban en la ciudad sagrada del Cusco. Comprendían a la familia cercana del Sapa Inca (llamada panaca), la cual estaba compuesta por la esposa del emperador (Colla), los hijos y las esposas de estos (ñusta). Esta nobleza también se encontraba constituida por los familiares más cercanos de anteriores jefes del Tahuantinsuyo (ya fallecidos), quienes todos los años debían rendir culto a su líder momificado en la Fiesta del Sol (Inti Raymi).

Los funcionarios del imperio, la llamada burocracia estatal, provenían de las panacas, siendo éstos personas de confianza y debían estar preparados para ser parte de la clase dominante.

Los integrantes del Consejo de la Nobleza estaban capacitados para designar al nuevo emperador, quien debía formar una nueva panaca.

También existían dos tipos de noblezas, distintas a la de la realeza inca: Por un lado encontramos a la nobleza de privilegio que era aquella que estaba compuesta por militares  de alto rango y quienes eran ascendidos para cumplir actividades administrativas, constituyéndose en fieles colaboradores del incanato. Por su parte la nobleza periférica abarcaba a los grandes señores y curacas que fueron sometidos por el poder expansivo del Tahuantinsuyo, convirtiéndose en una amalgama entre la nobleza cuzqueña y los dominados. Podía perder estatus y privilegio si desobedecía órdenes del estado inca

Los Ayllus

Era la base esencial de la clase dominada en el Tahuantinsuyo y por consiguiente recaía toda la explotación de la sociedad cusqueña. Un ayllu estaba dirigido por un curaca y se encontraba compuesto por un grupo de familias  (campesinos) que debían trabajar la tierra para poder subsistir. Muchos de estos ayllus trabajaban mediante el sistema de mita el cuál consistía en el traslado de un territorio a otro de un grupo de ayllu para producir la tierra, controlar algún señorío militarmente o en algunos casos “quechualizar”  a los pueblos conquistados.

Yanaconas y Yanayacos

Ambos correspondían a un servicio de servidumbre para la clase dirigente. Generalmente se les aplicaban castigos y debían desarrollar trabajos forzados, labores de orfebrería, textilería, entre otros. Quienes llegaban a convertirse en yanaconas eran principalmente presos por delitos comunes, aquellos que se resistían someterse al incanato, o por simple nacimiento, al heredar de sus padres esta condición.

Los yanayacos, por su parte, eran la servidumbre asignada al emperador y al ser personal de confianza, muchas veces ocupaban cargos en la burocracia estatal diferenciándose de los yanaconas al no pagar tributo.

Piñas o prisioneros de guerra

Éstos eran propiedad del estado y del Sapa Inca. Se considera dentro de esta clase social a las “acllas” o mujeres escogidas, quienes elaboraban la vestimenta y los accesorios para el inca, su familia y la nobleza.

Cabe resaltar que las “mitahuarmis” se les incluye en este rango social. Ellas eran las prostitutas que ejercían su profesión no por voluntad, sino por imposición del estado para que los hombres no desearan mujeres ajenas y ultrajasen a otras señoritas. Esta actividad estaba autorizada y reglamentada por el incanato para mantener el orden social. Si bien estaba permitida, eran tratadas con desprecio por la sociedad; las mujeres honradas las evitaban  públicamente para no ser catalogadas de la misma manera, vivían de manera solitaria en chozas y no podían pertenecer al ayllu.