Tahuantinsuyo: la estructura política

Conoce las características generales de la organización política del Imperio Inca a partir de una comparación con la actualidad.

Probablemente has visto, leído o escuchado por diversos medios de comunicación noticias que comienzan con: “El Presidente de la República firmó hoy la ley que…”, “Los congresistas votaron la ley que…” o “Los jueces de la Corte resolvieron que…”. Dichos enunciados hacen referencia a los poderes del estado, poderes que en la totalidad de los países existentes se dividen en tres: Poder Ejecutivo (representado por el Presidente, Rey, Emperador, Primer Ministro), Poder Legislativo (compuesto por los congresistas y son quienes votan las leyes que nos rigen) y el Poder Judicial (compuestos por los jueces, quienes ejecutan las leyes que dicta el Congreso).

Cada poder posee características distintivas entre sí, debido a que cada uno cumple con una función determinada por la Constitución Política de cada país.

Esta división de tareas y funciones viene de tiempos pretéritos y el imperio inca no escapa de aquello. A continuación detallamos la estructura política del Tawantinsuyo:

Sapa Inca

Era el jefe máximo del Tahuantinsuyo, caracterizado por ejercer un poder monárquico sobre sus súbditos. El poder del incanato recaía sobre él. Poseía características divinas, ya que éste era hijo del sol (Dios Inti) y su fiel representante en la tierra, lo que es conocido como estado teocrático, concepto aplicado a los pueblos más primitivos de la humanidad.

La sucesión del Sapa Inca ocurría –generalmente- tras la muerte de éste, siendo el hijo más apto quien debía sucederle.

Durante la existencia del incanato existieron catorce jefes supremos los cuales eran pertenecientes a dos dinastías. En un primer momento la dinastía gobernante fue “Urín Cosqo” (Abajo Cusco), siendo sus representantes Manco Cápac, Sinchi Roca, Lloque Yupanqui, Mayta Cápac, Tarko Huaman y Cápac Yupanqui. Al ser asesinado el hijo de este último (Quispe Yupanqui), se extingue el predominio Urin, dando paso a la dinastía “Hanán Cosqo”  (Alto Cusco), quienes llevaron a su máximo esplendor al incanato hasta su dominio por parte de los invasores españoles. Los Sapas Inca representativos de este periodo fueron Inca Roca, Yawar Huaca, Wiracocha, Pachacútec, Túpac Inca Yupanqui, Huayna Cápac, Huáscar y Atahualpa.

Auqui

Era el príncipe heredero al trono. Generalmente era el hijo que estaba más apto para suceder al Sapa Inca. En algunas oportunidades gobernaba en compañía de su padre en una especie de corregencia. Se convertía en Sapa Inca tras la muerte de su antecesor.

Consejo Imperial

Tenía como principal labor asesorar al Sapa Inca en diversos asuntos, tanto políticos y militares. Éste se encontraba constituido por representantes de cada uno de los suyos (división administrativa del incanato) y doce consejeros de las dinastías Urín y Hanan.

Cuando la situación lo hacía necesario se requería del apoyo de jefes militares para informar sobre asuntos bélicos.

Apunchiq

Era una autoridad designada por el Sapa Inca que administraba las provincias que se encontraban en los suyos. Controlaban la producción agrícola y el tributo obtenido mediante el sistema de mita, así también castigaba a los infractores de ley. Tenía por obligación dar cuenta de su trabajo al poder central.

Ticuy Ricuy

También conocidos como “el que todo lo ve”, eran los inspectores enviados por la nobleza cusqueña a los ayllus para ejercer el control de las fuerzas de producción de las familias que habitaban dicho espacio. Como contaban con la plena confianza del Sapa Inca, vigilaban la gestión desarrollada por los curacas (jefe del señorío). Tal como el Apuchniq, éstos tenían la facultad de aplicar sanciones penales e intervenían en algunos asuntos cotidianos de los ayllus; uno de ellos, decidir los matrimonios.

Curaca

Era el jefe de cada ayllu, siendo el intermediario entre el poder central (representado en la imagen del Sapa Inca) y el local (los habitantes del señorío). Tenía como misión asegurar la mano de obra en la mita. Podían acceder a ciertos privilegios ostentados por la nobleza cusqueña  a cambio de fidelidad y subordinación al imperio.

Dentro de las comunidades locales, donde el curaca era el líder, podemos encontrar otra jerarquización. Tras el curaca, encontramos al pureq, jefe de cada clan familiar y responsable de garantizar el trabajo de la familia, los collanas, quienes eran los asistentes en labores agrícolas y militares y los sinchis, jóvenes que en tiempos de guerra, asumían el control del señorío.