Congreso de Viena (1814-1815)

Conoce cómo el Congreso de Viena influyó en la reordenación del mapa político de Europa tras la caída del Imperio Napoleónico.

El Congreso de Viena fue una conferencia iniciada en el año 1814 y que buscó restablecer el orden que las monarquías europeas habían perdido con el expansionismo del Imperio Napoleónico. Gracias a ello, el mapa político europeo sufrió grandes transformaciones siendo un antecedente de los movimientos revolucionarios del siglo XIX.

Características

El objetivo del Congreso de Viena fue restaurar el poder y legitimidad de las monarquías que habían sido derrotadas por el ejército napoleónico. Para ello, se reorganizó el mapa europeo y se firmó una alianza que buscó proteger el orden perdido, perpetuando el equilibrio y estabilidad entre las naciones europeas. Esta conferencia es característica del periodo conocido como Restauración y que fue experimentado por los países que perdieron el poder monárquico tras el avance de Napoleón.

El Congreso de Viena fue presidido por el canciller austríaco Von Metternich y contó con la participación de los países vencedores, entre los que se cuentan, Prusia, Reino Unido, Rusia y Austria. El ministro representante de Francia, Talleyrand, logró que incluyeran la participación francesa en esta conferencia en el año 1818.

Hubo tres principios que guiaron la política del Congreso de Viena. En primer lugar, la idea de legitimidad de la monarquías como gobiernos de derecho divino, en segundo lugar, la solidaridad entre los países integrantes para poder repeler cualquier intento revolucionario que pretendiera derrumbar las monarquías, y por último, el equilibrio que debía existir entre las cinco potencias participantes, evitando el afán expansionista, característico del Imperio Napoleónico.

Se organizo la Santa Alianza, cuya misión fue la de mantener el orden y la paz europea. Fue conformada por ejércitos monárquicos y buscó asegurar el poder real a toda costa, incluso se barajó la posibilidad de intervenir los movimientos revolucionarios independentistas en América, sin embargo, esto no prosperó, sobre todo por la intención inglesa de mantener un comercio activo con las repúblicas americanas.

Como respuesta a estas pretensiones surge la polémica Doctrina Monroe, en donde el presidente norteamericano James Monroe, estableció una política exterior que buscaba evitar la intervención europea en territorios americanos.

Consecuencias territoriales

Entre las medidas que se tomaron, se contemplaron compensaciones territoriales y restauraciones de los territorios que las monarquías habían perdido.

  • Se conformó la Confederación Germánica que incluyó 39 estados, incluyendo Austria y Prusia. En tanto que a Prusia se le anexionó Westfalia, Sajonia, Polonia y otras provincias del Rin, a Austria se le anexionó la región de los Balcanes.
  • Rusia obtuvo Finlandia, Besarabia y algunos territorios pertenecientes a Polonia.
  • Bélgica se integró y conformó el Reino de los Países Bajos
  • Inglaterra se quedó con la isla de Malta, la Colonia del Cabo y Ceilán, asegurándose el control de las rutas marítimas.
  • Suecia incorporó a Noruega en sus territorios.
  • El Imperio Otomano conservó el control sobre los pueblos de Europa Suroriental.

Por otra parte, España y Portugal no tuvieron compensaciones territoriales pero si consiguieron la restauración de las antiguas monarquías absolutistas.

Medidas políticas

El Congreso de Viena también contempló una serie de medidas políticas que apuntaron al éxito de los objetivos. Entre ellos destacan:

  • Un reglamento que regulaba las actividades diplomáticas en Europa.
  • La libertad de navegación en los ríos Rin y Mosa.
  • La abolición de la trata de esclavos.
  • La mejora de las condiciones de vida de los judíos.

Consecuencias

Las medidas tomadas en el Congreso de Viena transformaron el mapa político europeo. Esto derivó en fuertes tensiones con las organizaciones liberales que iban adquiriendo cada vez mayor fuerza en Europa. La separación de estados que compartían una cultura en común o la fusión entre otros que no lo hacían, provocó conflictos que exaltarían aun más el incipiente sentimiento nacionalista.

El gran éxito del Congreso fue lograr la paz y estabilidad en Europa por casi cien años, sin embargo, el precio por ello fue la pérdida de los derechos y libertades obtenidas con la Revolución Francesa.