El orden Europeo a fines del siglo XIX

Conoce que pasaba en las naciones y los pueblos Europeos en materias de gobiernos, sociedad y economía a finales del sigo XIX

En los últimos treinta años del siglo XIX se vivieron cambios sustanciales en Europa. La burguesía se impuso como el grupo dominante con la actividad industrial y comercial, por lo cual, la nobleza pasó a un segundo plano en la conducción económica. Este hecho provocó, que el crecimiento de la industria y la economía se tomaran como prioridad y por ende los diferentes Estados y países de Europa, iniciaran una carrera económica expansiva en otras zonas del planeta para alcanzar materias primas y aumentar la producción.

Europa (1870-1914)

Desde 1870 se dio inicio a un período que fue interrumpido por la Primera Guerra Mundial. Se pensaba que el progreso del capitalismo traería la paz y el bienestar necesario a la población en general.  Pero el desarrollo desmedido del capitalismo guiado por los intereses individuales, provocó el aumento de las tensiones sociales y políticas.

Los factores que fomentan las transformaciones fueron en primera instancia la energía con el uso de la electricidad y el petróleo. Se reemplaza lentamente el uso del motor de vapor, por el motor de explosión y el motor eléctrico.

La internacionalización de la economía trae consigo, mayor comunicación a nivel mundial, especialmente en el conocimiento de temas políticos y culturales. Esto otorgó un nuevo impulso a los transportes y comunicaciones.

Se establece una economía mundial, basada en la división internacional del trabajo como consecuencia de la intervención directa de los países industrializados en los no industrializados. De esta manera aparecieron los mercados que sólo se dedicaron a suministrar materias primas. Por lo cual, se provocó el ascenso de nuevas potencias industriales: Alemania, Estados Unidos y Japón, ante la supremacía de Gran Bretaña.

El nuevo orden de los estados

En el orden europeo, se unificaron los estados centrales de Alemania e Italia. En el resto de los países existió una aparente estabilidad como consecuencia del fin de las oleadas revolucionarias  (Portugal, España, Reino de Sicilia (1820, entre otros más), que instauraron el liberalismo moderado.

En cuanto a las ideologías se produjo la ruptura entre el liberalismo moderado en el poder, conservador y reaccionario y la clase obrera. El trabajador emerge como un programa político propio, revolucionario e internacionalista, que se dividió en socialismo, anarquismo y  comunismo.

La población en general, emigró del campo a la ciudad instalándose inicialmente en las viviendas existentes, hospedajes o pensiones. Por este fenómeno, se comenzó a edificar en terrenos que habían sido expropiados en las revoluciones burguesas. A la vez se ha calculado que aproximadamente 50 millones de europeos abandonaron el continente entre 1850 y 1914. Los países que aportaron con los emigrantes fueron Gran Bretaña y Alemania.

Las zonas de emigración fueron la costa atlántica de América y en menor medida la costa Oeste del Pacífico, que recibió más emigrantes asiáticos. Otros destinos de llegada de europeos fueron: extremos norte y sur de África y Australia.

En definitiva, la proyección de Europa sobre otros continentes llevó consigo la revolución industrial y la aparición del imperialismo, lo que se ha llamado su «época de oro». Las zonas donde llegaron las potencias europeas tuvieron un status especial, pero no las integraron del todo.

Las potencias coloniales fueron: Gran Bretaña, Francia y Rusia, las cuales, rivalizaron con Estados Unidos y Japón. En menor grado se encontraba Alemania e Italia, luego España y Portugal.

A los países que se les anexó como colonial, se les justificaba que el acto correspondía a un derecho indiscutible y el reparto se llevaba a cabo sin contar con las poblaciones que habitaban los nuevos espacios. En la mayor parte de los casos se les consideró como poblaciones “bárbaras” y “atrasadas”.