Evolución Histórica de la Civilización Maya

Para la comunidad científica ha resultado muy dificultosa la reconstrucción de los orígenes de la Civilización Maya, puesto que no se cuenta con la suficiente evidencia arqueológica.

Solamente, gracias a estudios lingüísticos, los antropólogos han logrado establecer que grupos proto-mayas iniciaron la ocupación de las tierras altas hacia el año 2.500 a. de C.; se estima que estos primeros mayas estaban emparentados idiomáticamente con las tribus establecidas en el Golfo de México, lo que hace suponer que este lugar fue cuna de una importante inmigración que se dirigió hacia Centroamérica. Este movimiento, en primer lugar ocupó la zona de Chiapas, y posteriormente pasó a la costa del Pacífico hasta Guatemala para finalmente llegar a la península de Yucatán.

El estudio de la evolución histórica de la Civilización Maya se ha dividido en 4 periodos que derivan de las etapas del desarrollo cultural prehistórico del continente americano. Estos periodos son el Formativo (2.500 a 1.000 a. de C.), el Preclásico (1.000 a. de C. a 250 d. de C.), y el Clásico (250 al 1.000) y el Posclásico (1.000 a 1.461 aprox.).

Antes de revisar los periodos culturales del desarrollo maya, es necesario señalar que la principal característica de la organización política de los mayas fue la independencia y autonomía de las áreas de desarrollo local. A diferencia de los imperios Azteca o Inca, la Civilización Maya no poseía una autoridad central que aglutinara bajo su influencia todo el territorio que abarcaba la tradición maya, por lo que en cada periodo de desarrollo hubo un centro o polo desde el cual se ejerció influencia sobre las regiones aledañas. Por ejemplo, en el periodo Clásico un polo de desarrollo fue la ciudad de Teotihuacan, y sus autoridades controlaban las actividades económicas, comerciales y religiosas de las zonas adyacentes.

Otra característica que debemos mencionar sobre la organización política de los mayas, es que se ha logrado establecer que las distintas ciudades mayas estaban frecuentemente en guerra entre sí por el control de los recursos, lo que ha puesto en duda la preponderancia que en la sociedad maya tenían los sacerdotes.

Formativo (2.500 a 1.000 a. de C.)

En Chiapas y en la costa de Guatemala se han encontrado los primeros indicios arqueológicos que señalan que en estas zonas los mayas se convirtieron en un pueblo sedentario. Hacia el año 1.320 a. de C. se han fechado restos de aldeas de agricultores de maíz, pero en las que la dieta era complementada por la pesca.

El periodo Formativo de la Civilización Maya fue determinado por la influencia de diversas tradiciones culturales que al relacionarse entre sí dieron como resultado el florecimiento del periodo clásico de los mayas. La más importante es la tradición olmeca, la que se presume es fundadora de un desarrollo técnico, artístico y religioso que llegó a extenderse hasta la cultura Chavín en los Andes Centrales; los restos arqueológicos indican una profunda relación entre la cultura olmeca y las culturas formativas mayas, y su mayor evidencia son las cabezas de jaguares presentes en el arte maya encontrado en diversos asentamientos.

Preclásico (1.000 a. de C a 250 d. de C.)

Este periodo también es conocido cono el Periodo Agrícola y se caracteriza por la adopción definitiva de la agricultura como la principal actividad económica. Este fenómeno provocó un aumento sostenido de la población, gracias a las mayores posibilidades alimenticias que permitió la agricultura.

Durante este periodo los principales asentamientos maya estuvieron distribuidos entre la costa de Veracruz (antiguo asentamiento olmeca) y las llanuras de Chiapas y Guatemala, llegando incluso al territorio ocupado en la actualidad por la Ciudad de Guatemala.

Las actividades agrícolas estuvieron centradas en el cultivo del maíz, los frijoles, el cacao y las calabazas. Como consecuencia de la dependencia de la tierra que la agricultura implicaba para los mayas, se fueron desarrollando progresivamente creencias religiosas muy ligadas a los fenómenos naturales relativos al campo, como la lluvia o la sequía; en este periodo, además, los mayas comenzaron a practicar el culto a los muertos.

Clásico (250 a 1000)

Este periodo se extiende desde el año 250 hasta comienzos del primer milenio de la era cristiana, y también conocido como Periodo Teocrático porque en esta etapa una casta de sacerdotes-dirigentes controló férreamente todos los aspectos de la vida cotidiana de la Civilización Maya.

Los estudiosos de Mesoamérica reconocen en la aparición del calendario maya el hito que marca el paso a un nuevo estadio de desarrollo cultural, del Preclásico al Clásico, y ubican su comienzo en el año 250 de la era cristiana, fechas que son señaladas por las inscripciones encontradas en las estelas más antiguas que se han logrado descifrar.

El calendario maya está estrechamente relacionado con el sistema matemático maya, el que incluía el número 0, con el cual se pudieron expresar enormes cifras expresadas en unidades vigesimales; los mayas utilizaban puntos y barras para escribir una unidad o cinco, y de la combinación de estos símbolos podían representar cantidades del 1 al 19. El 0 era simbolizado con una concha.

La consolidación de la agricultura originó una marcada especialización laboral y provocó la estratificación de la sociedad maya.

Posclásico (1.000 a 1.461)

Este periodo se extiende desde el año 1.000, aproximadamente, hasta la caída de la ciudad de Mayapán en el año 1.461.

La principal característica de esta etapa es el progresivo declive de la Civilización Maya, para terminar con la lenta desaparición de ella, fenómeno que esta emparentado por la migración hacia territorio maya de pueblos provenientes desde el centro de México.

Se estima que a fines del siglo XI o a principios del XII, una oleada de pueblos toltecas ocupó la península de Yucatán estableciéndose en la ciudad de Chichén-Itzá, cuyas actividades productivas estaban en decadencia desde el siglo IX. Los toltecas reconstruyeron Chichén-Itzá a partir de la mezcla de ambas tradiciones culturales.

Los toltecas lograron establecer una relativa hegemonía en Yucatán hasta que aparecieron sorpresivamente los itzaes, de los cuales no se tiene información sobre su procedencia.

Los itzaes construyeron en las cercanías de Chichén-Itzá, la ciudad de Mayapán en el año 1.263.

Como señalamos anteriormente, se estima que las ciudades maya estaban en permanente estado de guerra entre ellas, lo que se refleja en el gran muro defensivo que rodeaba a Mayapán, una ciudad de 4 kilómetros cuadrados que alcanzó a albergar a cerca de 12.000 habitantes. Mayapán, durante la primera mitad del siglo XV, fue escenario de una revolución que tuvo como consecuencia el abandono de la ciudad.

Con la desaparición de Mayapán, en el año 1.461, culminó la precaria unidad política de la península de Yucatán y de la Civilización Maya. Luego de la caída de Mayapán, una veintena de pequeñas ciudades se enfrentaron por obtener el poder, proceso que duró hasta la llegada de los españoles.