La Mujer en el Islam

La situación de la mujer en el Islam no plantea problema alguno. La actitud del Corán y de los primeros musulmanes testimonia el hecho de que la mujer es, por lo menos, tan vital para la vida como el hombre …

Introducción

«La situación de la mujer en el Islam no plantea problema alguno. La actitud del Corán y de los primeros musulmanes testimonia el hecho de que la mujer es, por lo menos, tan vital para la vida como el hombre y que no es inferior a él, ni pertenece a una de las especies inferiores». Así es como muchos musulmanes (hombres, por supuesto) plantean la realidad que viven actualmente las mujeres en Arabia. Nosotros, acostumbrados a ver otro tipo de mujeres, «libres», madres solteras, trabajadoras, nos impresionamos de esta realidad.

Al ser parte de esta sociedad tan distinta, no podemos creer el trato que se les da a las mujeres, y menos aún si esto es basado en principios religiosos, ya que en occidente la religión es considerada un elemento de fe y liberación, no una institución implacable y opresiva hacia el 50% de la población.

Pero toda historia tiene dos caras. El trato que se les da a las mujeres musulmanas no se habría perpetuado por tantos siglos si no tuviera un gran apoyo, tanto de las autoridades políticas y religiosas como de la mayoría masculina. Aquí presentamos, a modo de conclusión de nuestra investigación, una visión de ambos lados, para así poder comprender un poco mejor esta situación en la que se encuentran millones de mujeres.

Presentación del Tema

«El Sagrado Corán deja muy claro que fueron tentados tanto Adán como Eva, ambos pecadores, a quienes Dios perdonó después de su arrepentimiento, y se dirigió a ellos conjuntamente. El Sagrado Corán da realmente la impresión de que Adán fue más culpable del pecado original, que dio lugar a prejuicios contra la mujer y a sospechas en cuanto a sus obras. Pero el Islam no justifica este prejuicio o sospecha, porque Adán y Eva, cometieron el mismo error y si hemos de culpar a Eva debemos culpar a Adán, en la misma medida, o aún más.» (Sagrado Corán 2:235-36; 7:19-27; 20:117)

Así es como parten muchos de los artículos que encontramos en Internet al buscar: «mujer+Islam.» Una clara evidencia de que los que pretender los musulmanes es pintar el panorama de otra forma muy distinta a como la pintan el paginas como en: «El feminismo y los movimientos feministas» mostrándonos, más que nada hecho concretos de mujeres que han emigrado de su patria y han cambiado su perspectiva del asunto, sin interferir en nada esta perspectiva con su fe. Los musulmanes tratan de probarnos por medio del Corán, la naturaleza de la mujer islámica, segándose completamente. Esto es completamente entendible, son personas creyentes que pertenecen a una cultura completamente diferente a la nuestra, pero a vez muy machista sin ni siquiera intentar ver los defectos que tiene su propia ley sagrada. (En Arabia leyes y religión van de la mano).

Ejemplos textuales del Corán

A continuación pondremos algunos ejemplos textuales del Corán donde se explica cómo se considera a la mujer musulmana, cuales son sus derechos y como ella debe comportarse.

1. El Islam reconoce a la mujer como compañera plena e igual del hombre en la procreación de la humanidad.
Él es el padre, ella la madre, y los dos son esenciales para la vida. Su papel no es menos vital que el de aquél. Por esta razón su participación es la misma en todos los aspectos; ella tiene derecho a los mismos derechos, asume las mismas responsabilidades y hay en ella tantas cualidades y humanidad como en las de su pareja.

2. Es igual al hombre en la búsqueda de educación y sabiduría.
Cuando el Islam ordena buscar la sabiduría a los musulmanes, no establece distinción entre hombre y mujer. Hace casi 14 siglos, Muhammad declaró que la búsqueda de sabiduría incumbe a cada musulmán, hombre y mujer. Esta declaración fue muy clara, y puesta en práctica por los musulmanes a través de la historia.

3.  El Islam la considera heredera reconociendo las cualidades humanas inherentes en la mujer. Tanto si es esposa o madre, hermana o hija, recibe una cierta parte de la propiedad del familiar difunto. Esta parte es suya y nadie puede tomarla, ni privarla de ella. Aunque el difunto desee desposeerla de ella, la ley islámica no se lo permitirá. En algunas ocasiones, el hombre recibe dos partes mientras que la mujer sólo recibe una por que:

A. El hombre es el único responsable del total mantenimiento de su esposa, su familia y parientes necesitados.
B. Por el contrario`, la mujer no tiene responsabilidad financiera alguna, excepto la correspondiente a sus gastos personales.
C. Cuando una mujer recibe menos que un hombre, no se la desposee de nada por lo que haya trabajado.

Aparte del reconocimiento de la mujer como ser humano independiente, aceptada esencial para la supervivencia de la humanidad, el Islam le ha dado una participación en la herencia.

4. Que la mujer esté situada detrás del hombre en la oración no indica en absoluto que sea inferior a él.
La mujer está exenta de asistir a las plegarias comunitarias que son obligatorias del hombre. Pero si participa, se mantiene en filas aparte formadas exclusivamente por mujeres. Es una norma de disciplina en la oración, y no una clasificación por importancia, que intenta ayudar a todos a concentrarse en la meditación. Los rezos implican acciones, movimientos, estar de pie, postrarse, etc. Si los hombres se mezclaran con las mujeres en las mismas filas sería posible que algo les molestara o distrajera su atención. La mente estaría ocupada por algo ajeno perturbando los propósitos de la plegaria y constituiría un pecado de adulterio cometido por los ojos de los hombres Además, no está permitido que ningún musulmán, hombre o mujer, tocar el cuerpo de otra persona del sexo opuesto durante la oración, cosa que sucedería si se encuentran juntos. Más aún, si una mujer está rezando delante de un hombre o al lado suyo, es muy posible que quede al descubierto alguna parte de su cuerpo vestido, después de un determinado movimiento de reverencia o postración. Por ello, para evitar la turbación y la distracción, ayudar a concentrarse en la meditación y en los pensamientos puros, mantener armonía y el orden entre los orantes, y cumplir los verdaderos propósitos de la oración, el Islam ha ordenado la organización en hileras con los hombres ocupando las primeras líneas, los niños detrás de ellos y las mujeres a continuación de los niños.

5. La mujer musulmana está siempre asociada con una antigua tradición conocida como «el velo».
Es propio del Islam que la mujer debe embellecerse con el velo del honor, la dignidad, castidad, pureza e integridad. Debe abstenerse de todos los actos y gestos que puedan sacudir las pasiones de quienes no sean su legítimo esposo, o hacer sospechar de su moralidad. Se le recomienda que no muestre sus encantos, ni exponga sus atractivos físicos ante extraños. El velo que debe ponerse debe ser de tal manera que proteja su alma de la debilidad, su mente de la indulgencia, sus ojos de las miradas sensuales y su personalidad de la desmoralización.

6. «Todo hombre posee responsabilidades adicionales y de cierta compensación por sus obligaciones ilimitadas, que le otorgan un grado especial sobre la mujer.
No se trata de un grado superior en mandar, o en carácter. Ni tampoco el dominio de uno sobre el otro, o la supresión de uno por el otro. Es una distribución de la abundancia divina, de acuerdo con las necesidades de la naturaleza, de las que Dios es Hacedor. Y Él conoce muy bien lo que es bueno para la mujer y lo que es bueno para el hombre.»

7. La relación marido-mujer: La principal obligación de la esposa, como compañera, es contribuir al éxito y dicha del matrimonio, en la medida de lo posible. Prestar atención a la comodidad y al bienestar de su cónyuge. No debe ofenderlo, ni herir sus sentimientos. La mujer ha de ser fiel, honrada y digna de confianza.
La consumación del matrimonio engendra una nueva situación para las partes interesadas. Esta nueva situación lleva consigo un conjunto de derechos y obligaciones, equitativas y proporcionadas.

A. Derechos de la mujer: Obligaciones del marido.
B. Las obligaciones de la mujer: los derechos del marido.

Llegan a ser tan desconfiados que especifican los que la mujer NO debe hacer, cuando a los hombres no se les especificó de esta manera sus obligaciones conyugales, donde obviamente la fidelidad a una persona queda completamente descartada al hecho de que se permite la Poligamía.

Claros ejemplos son: La mujer:

! NO debe engañar a su compañero, evitando la concepción, ni privándole de legítima descendencia.
! N O permitirá a otra persona tener acceso a lo que constituye el derecho exclusivo del marido: intimidad sexual.
! NO recibirá ni agasajará a hombres extraños en su hogar, sin el conocimiento y consentimiento del marido. Ni aceptará sus regalos sin la aprobación de éste. Ello pretende evitar celos, sospechas, el chismorreo
! No prestará, ni dispondrá de ninguna de las pertenencias de su esposo, sin permiso de él.
! En cuanto a la intimidad, ha de hacerse deseable: ser atractiva, responsable y colaboradora. Una esposa no puede negarse a su marido, pues el Sagrado Corán habla de ellos como de consuelo uno para el otro. Naturalmente, hay que tener en cuenta la salud y la decencia. Además, no se permite a la mujer realizar nada que haga su compañía menos apetecible o gratificadora. Si hace algo semejante, o se descuida a sí misma, el marido tiene derecho a inmiscuirse en su libertad, para así asegurar la máxima realización de los propios deseos, por ambas partes.

Conclusión

No todo lo que nos dice el Corán sobre la mujer la degrada, al contrario, en muchas de las citas anteriores la alaba y la muestra como un ser maravilloso, de cuerpo y alma igual al hombre. Creemos que el problema radica en la incomprensión que tienen ambas culturas (tanto islámica como occidental en general) y en una formación de prejuicios sin antecedentes de hechos y pruebas concretas sobre los asuntos. De repente muchos se esgrimen como defensores y lo toman como una cruzada propia por los derechos de la mujer, siendo este un tema mucho más complejo de lo que parece y redundando en trivialidades sin entregarle la importancia que realmente se merece.

No debemos olvidar que en todas las sociedades la ley es interpretada, correctamente o no, para su aplicación. Y el Islam tiene sus mecanismos propios y al Corán como defensor de toda su jurisdicción. Es claramente notorio como la Biblia juega un papel igual de importante que el Corán en nuestras leyes y en nuestra vida, sólo que se encuentra implícito defendiendo valores cristianos en cada una de nuestras leyes. (El simple Respeto a la Vida, llevado a norma es: «No Mataras»; y luego se traduce a ley como: «el asesinato de alguien es castigado con cadena perpetua»).

Si nos ponemos a analizar tenemos muchos puntos en común con la cultura islámica, esta el simple hecho que compartimos en la antigüedad una misma escritura sagrada y además de que gozamos de principios similares, casi idénticos, aprendidos mediante nuestra fe como: la fidelidad, el respeto, el cariño y el amor. }

Partimos eligiendo este tema para criticar duramente al islamismo, y terminamos dándonos cuenta que realmente es otro estilo de vida completamente diferente al nuestro, aunque nos guíen principios similares, no podemos enjuiciar a una cultura a la cual no pertenecemos. Y no sólo el islamismo sino cualquier grupo o cultura diferente a la nuestra tiene sus motivos para actual de la manera que lo hace y nosotras no somos nadie para criticarlo.