Primeras Sociedades Americanas

Revisaremos las formas de organización social y política que las primeras sociedades americanas adoptaron a medida que fueron elevando sus niveles de desarrollo cultural.

De todas las características que poseen las sociedades humanas, dos de las más importantes son su forma de organización y su capacidad de adaptarse a las diversas condiciones que dispone el medio geográfico. Las sociedades que no son capaces de adaptarse a los cambios que el medio impone, terminan por desaparecer o son absorbidas por sociedades más evolucionadas.

La implicancia de estas características que deben desarrollar las sociedades, son fundamentales a la hora de explicar porqué algunas sociedades alcanzaron altos niveles de desarrollo y dieron forma a civilizaciones, y para exponer las causas que provocaron la desaparición de numerosas sociedades a través de la Historia.

La primera forma de organización social fue la familia, y su principal función era asegurar la subsistencia de todos sus miembros; progresivamente, las familias fueron aumentando el tamaño de su composición y se transformaron en las llamadas familias extendidas. Las familias extendidas eran formadas por miembros de parentesco más lejano (tíos, primos, abuelos, etc.), de los núcleos familiares (padres, hermanos) y gradualmente, a medida que crecían las necesidades y aumentaban los miembros, las familias se unieron con otras familias, tomando la forma de organización conocida como banda.

Las bandas eran agrupaciones relativamente pequeñas, que se subsistían gracias a la caza de grandes herbívoros, como el mamut, y la recolección de frutos silvestres. Sin embargo, estas actividades económicas no eran suficientes para alimentar a una banda y era común que recurrieran al infanticidio, generalmente de carácter femenino. En las bandas no había mayores diferencias de status entre sus miembros, ni tampoco por la especialización; los únicos elementos diferenciadores eran el género y la edad.

El descubrimiento de la agricultura transformó a las bandas de cazadores en grupos más grandes y con mayores necesidades de organización y cohesión social, debido a la especialización y control político que requieren las actividades agrícolas. Ello derivó en la formación de tribus, que abandonando el nomadismo, se hicieron sedentarias y se instalaron las primeras aldeas. Las labores agrícolas requerían un alto grado de supervisión y control, necesidad que paulatinamente fue dando paso al surgimiento de jefes tribales y a los primeros aparatos de poder; ello trajo como consecuencia la diferenciación de status dentro de la estructura social.

Debido a que las actividades agrícolas necesitan gran cantidad de mano de obra únicamente para la siembra y la cosecha, quedaba una gran cantidad de tiempo libre que posibilitó a algunos miembros de la tribu dedicarse a labores como la alfarería y los tejidos.

En el proceso evolutivo que experimentaron las primeras sociedades americanas, el eslabón que sigue a las tribus son los señoríos o jefaturas. Estos son consecuencia de los requerimientos de las tribus en cuanto a organización y cohesión social para enfrentar los nuevos desafíos que el crecimiento demográfico experimentado por las sociedades agrícolas impone. En los señoríos, los jefes tribales se convirtieron en las autoridades políticas de una cantidad cada vez mayor de población y se hacen cargo, además, de los cultos religiosos, concentrando gran poder. Por otro lado, la especialización permite a los guerreros y a los familiares del jefe tribal adquirir mayor poder dentro de la organización señorial.

Al desarrollar un Estado con sus características definidas y al concentrar una población cada vez más especializada, los señoríos se convierten en civilizaciones.

En este análisis es preciso tener en cuenta que existe una enorme diversidad de culturas, y entre ellas hay muchas similitudes así como diferencias. Sin embargo, un elemento general que incide en los niveles de desarrollo que las distintas culturas puedan alcanzar, es la influencia que ejerce el medio sobre ellas. Debemos considerar que, por ejemplo, entre los grupos que vivían en climas desérticos y no contaban con grandes cantidades de agua, se desarrollaron cultos a los llamados dioses del agua; no obstante, en los pueblos que se establecieron en zonas con alta pluviosidad no había necesidad de ello. Asimismo, las sociedades que no contaban con agua, debieron implementar complejos sistemas de regadío para desarrollar la agricultura. En este ejemplo, las necesidades que el medio impone a cada sociedad son distintas y sus efectos sociales y políticos también: las sociedades asentadas en las zonas áridas requerían formas de organización mucho más complejas que las de las zonas pluviosas, y ello derivó en que las primeras tuvieran aparatos de estado mas fuertes y estamentos sociales más diferenciados y jerarquizados.