¿Cómo hacer una prosopografía?

La prosopografía, su estructura y 3 pasos para construir la tuya.

A continuación podrás comprender cómo funciona una prosopografía, además conocerás sus características principales. Finalmente, aprenderás a escribir en tan solo 3 pasos tu propia prosopografía.

¿Qué es una prosopografía?

Prosopografía es una palabra de origen griego que significa literalmente “describir a un personaje”. Tanto en un texto literario (un personaje ficticio) como en un texto no literario (persona real), la prosopografía se remite a describir los rasgos físicos. Corresponde, por lo tanto, al proceso de caracterización de una persona, personaje o cosa/animal personificado.   

¿Cómo es una prosopografía?

Como dijimos anteriormente, la prosopografía se centra en los caracteres físicos de una persona o un personaje, por lo tanto su intención principal es construir en el lector una imagen de quien se está caracterizando. Dentro del texto no literario, se presenta como una de las cinco formas básicas que permiten escribir un texto expositivo (definición, descripción, caracterización, narración y discurso del comentario), mientras que en el texto literario se encuentra imbuido dentro de una narración, un texto poético, un texto dramático, etc.

Dentro de un texto no literario, por el carácter de formalidad de un texto expositivo, los rasgos físicos se presentan de mayor a menor y con mucha objetividad. Esto quiere decir que se describen primero aspectos generales (altura, tamaño del cuerpo y forma), y así gradualmente hasta llegar a características específicas (color de ojos, lunares, corte de pelo, etc)

Dentro de un texto literario, no existe un orden pre-establecido para describir a una persona. Incluso es posible encontrar cierta subjetividad en la prosopografía, pudiendo el narrador o el hablante lírico aportar con sus propias valoraciones a la caracterización.

¿Donde puedo encontrar una prosopografía?

Es posible encontrar prosopografías en diversos tipos de textos, tanto literarios como no literarios. Por ejemplo, cuando en un texto escolar de historia y geografía se presentan los caracteres fenotípicos de un pueblo determinado, entonces se está utilizando la prosopografía; en las biografías, el uso de prosopografías es fundamental para caracterizar a la persona de la cual se está hablando; cualquier texto narrativo, donde se intenta caracterizar a un personaje, posee de forma inherente una prosopografía; los textos dramáticos, en la presentación de los personajes, posee una descripción prosopográfica para ayudar al actor con la caracterización; cualquier texto lírico que se remita al aspecto físico de una persona o personaje, implica una prosopografía, y así, entre muchos otros.

¿Cómo hacer una prosopografía en 3 pasos?

A continuación te presentamos una manera aconsejable de construir tu propia prosopografía en solo 3  pasos.  Te será de ayuda en cualquier caracterización que quieras hacer dentro de un texto.

1. Lo primero que debes hacer al escribir una prosopografía es preguntarte ¿a quién deseo caracterizar? Recuerda que la caracterización es una forma de descripción centrada única y exclusivamente en personas, personajes y animales o cosas personificados. En caso de que quieras escribir la prosopografía de una persona real, te sugerimos que busques una fotografía de esa persona. En caso de que sea un personaje inventado, entonces es importante que tengas muy claro qué aspecto tiene.

2. Segundo, lo siguiente es intentar representar por escrito el aspecto de esa persona o personaje ¿cómo es físicamente aquella persona o personaje que intento caracterizar? La prosopografía se refiere exclusivamente al aspecto físico de aquella persona o personaje que intentamos caracterizar. Debes partir de lo más general a lo más particular. Te recomendamos que comiences describiendo a una persona que conozcas. Luego puedes mostrarle a alguien más tu prosopografía y preguntarle de quién se trata. Si has escrito una buena prosopografía, entonces resultará fácilmente reconocible la persona que hayas caracterizado en tu texto.

3. Un último paso (opcional) es dejar entrar la subjetividad a tu texto, es decir, que tus valoraciones se hagan parte de la prosopografía. Los poemas y ciertas narraciones literarias poseen la valoración del narrador o el hablante lírico. Así, podrías terminar encontrándote frente a un texto que en vez de hablar de “los ojos azules”, podría aludir “esos abrumadores ojos azules”. O bien, en vez de hablar de una “nariz aguileña”, podrías decir “aquella horrible nariz aguileña”. Todo esto es parte de la subjetividad que despierta una característica física en el descriptor, dentro de la voz ficticia del relato o el poema.