El Teatro Contemporáneo

Este teatro ha utilizado las formas el verso y la prosa para dar pie a diálogos más amenos y de variados temas, que han abordado la contingencia de estos tiempos, con una visión ultra realista del mundo.

Podemos distinguir dos tipos de teatro en esta época: el Teatro Épico y el Teatro del Absurdo.

El Teatro Épico

Es aquel que plantea una crítica al sistema social imperante, ya que no está de acuerdo con el cómo se manejan los distintos niveles sociales.

El mayor exponente de este tipo de representaciones fue Bertolt Brecht, quien en Alemania comenzó su obra, las que estaban cargadas de espíritu marxista y surrealista. Postulaba que el teatro debe coincidir y reflejar exactamente lo que sucedía en ese determinado momento en la sociedad, en el tiempo histórico en que el hombre se encuentra.

Sus obras tienen un lenguaje sencillo y estructurado en torno a parábolas, que se entremezclaban con diálogos irónicos y con toques de humor. Sus obras más importantes fueron: Madre coraje, El pequeño organón y La ópera de tres centavos.

El Teatro del Absurdo

Este tipo de teatro es aquel que muestra y presenta una visión totalmente deformada de la realidad, llegando hasta a ser grotesca; con la finalidad de revelar los vicios de la humanidad y la inconsecuencia de las acciones de los hombres, abordando temas como el existencialismo, la falta de comunicación e interacción entre las personas, causando su soledad y aislándolo hasta hacerle un enajenado dentro de una sociedad tendiente a la deshumanización.

En este teatro no existe el momento de la tensión dramática, ya que los dramaturgos buscan mostrar la sociedad tal como es, con todos sus defectos y precariedades. Es por ello que la obra es circular, es decir, todo termina tal como comenzó. Eugene Ionesco, rumano, es el principal exponente del teatro del absurdo, dentro de sus obras destacaron: El rinoceronte, El rey se muere y La cantante calva, que es una de sus obras célebres y presentamos este fragmento:

Bombero: Mi cuñado tenía, por el lado paterno, un primo carnal uno de cuyos tíos maternos tenía un suegro cuyo abuelo paterno se había casado en segundas nupcias con un joven indígena cuyo hermano había conocido, en uno de sus viajes, a una muchacha de la que se enamoró y con la cual tuvo un hijo que se casó con una farmacéutica intrépida que no era otra que la sobrina de un contramaestre desconocido de la marina británica y cuyo padre adoptivo tenía una tía que hablaba de corrido el español y que era, quizás, una de las nietas de un ingeniero, muerto joven, nieto a su vez de un propietario de viñedos de los que obtenían un vino mediocre, pero que tenía un primo segundo, casero y ayudante, cuyo hijo se había casado con una joven muy guapa, divorciada, cuyo primer marido era hijo de un patriota sincero que había sabido educar en el deseo de hacer fortuna a una de sus hijas, que pudo casarse con un cazador que había conocido a Rothschild y cuyo hermano, después de haber cambiado muchas veces de oficio, se casó y tuvo una hija, cuyo bisabuelo, mezquino, llevaba unas gafas que le había regalado un primo suyo, cuñado de un portugués, hijo natural de un molinero, no demasiado pobre, cuyo hermano de leche tomó por esposa a la hija de un ex médico rural, hermano de leche del hijo de un lechero, hijo natural a su vez de otro médico rural casado tres veces seguidas, cuya tercera mujer…
Sr.Martin: Conocí a esa tercera mujer, si no me engaño. Comía pollo en un avispero.
Bombero: No era la misma.